El punto final que esta semana se le puso a la macabra historia de la muerte de la nieta del fundador de la Universidad de los Andes

Helena Laserna, incapaz de defenderse, fue robada, escondida por dos años, al parecer murió de inanición y su cuerpo fue entregado a su madre en unas lonas. En el entretanto, a su mamá le sacaron millonarias sumas de dinero

Compartir
Compartir articulo
En la imagen, Liliana Laserna, y su hija Helena Laserna. Foto: archivo particular
En la imagen, Liliana Laserna, y su hija Helena Laserna. Foto: archivo particular

Pocos, o tal vez muchos, aún recuerden una noticia que estremeció a Colombia hace ocho años: la nieta del fundador de la universidad más prestigiosa del país, Helena Laserna una jovencita que padecía Trastorno de Espectro Autista (TEA), terminó muriendo a manos del compañero sentimental de su madre, Camilo Fidel Pinzón Gómez, un técnico de televisores que llegó a las vidas de la familia Laserna para arreglar unos electrodomésticos.

Con la confirmación de su captura el viernes 9 de junio de 2023 en la localidad de Usaquén y puesto en manos de las autoridades colombianas, quienes se encargarán de que cumpla su sentencia de 46 años de prisión (proferida en octubre del 2022), con este último hecho se le puso un punto final a una macabra historia que estremeció al país.

El hombre fue condenado a 46 años de prisión. Seccional de Cundinamarca.
El hombre fue condenado a 46 años de prisión. Seccional de Cundinamarca.

Y no era para menos: alrededor de la muerte de Helena, una persona en condición de vulnerabilidad hubo de todo: extorsión, plata –mucha plata–, un apellido famoso y millonario, desaparición, secuestro, seducción para cambiar un testamento y finalmente asesinato por negligencia, por inanición, de una persona que no se podía defender.

Todo comenzó en el 2014 cuando, en un acto inconmensurable de crueldad, Helena fue separada de su mamá, quien padece de algunos problemas psiquiátricos, con el pretexto de que iría a otro país en donde le practicarían un tratamiento para combatir su enfermedad, pero todo era falso.

En un mundo paralelo en el que Helena estaría en una clínica con los mejores médicos e investigadores, quienes la atenderían y buscarían proporcionarle una mejor calidad de vida, la nieta de Mario Laserna Painzón nunca viajó. Lejos de eso, la tuvieron escondida durante un periodo de dos años en una finca ubicada en Mosquera (Cundinamarca), en donde “al cuidado” de la hermana del victimario, finalmente murió.

Sería equivocado decir que fue asesinada, pues de acuerdo con Carlos Manuel Silva, director de Fiscalías de Cundinamarca e investigador del caso “no mostró signos de asesinato”, y así lo expresó a los micrófonos de Blu Radio el viernes 9 de junio de 2023, pero sí detalló cómo murió y es peor que con un tiro de gracia:

“Aunque la menor no muestra signos de asesinato, si muestra signos de que la dejaron morir, probablemente por falta de comida. Parece que fue víctima de malos tratos”, aseveró al medio ya referido el director Silva, quien añadió que lo que arrojó la investigación fue bastante complejo, “pues su cuerpo nunca apareció, pero evidencias que encontramos nos permitieron concluir que la dejaron morir por inanición”.

En la imagen, Helena Laserna, la nieta del fundador de la Universidad de los Andes. Foto: archivo particular
En la imagen, Helena Laserna, la nieta del fundador de la Universidad de los Andes. Foto: archivo particular

En ese lapso, Camilo Pinzón le pidió, con el argumento de mantener a Helena en el país extranjero con todas las comodidades, grandes sumas de dinero y al parecer así fue la dinámica hasta que falleció la menor. En este punto de la historia ella es trasladada a la finca de la familia Laserna en donde fue incinerada.

En un último intento por quedarse con su plata, Pinzón trató de convencer a Liliana de que le transfiera todos los bienes mediante la redacción de un nuevo testamento, pero al analizar los hechos, su familia logró que fuera revocado dicho documento.

La historia de su madre, el punto de partida

Liliana Laserna era madre soltera y de su padre se conoce su nacionalidad: alemán. Tras tener a Helena, que nació con Trastornos de Espectro Autista (TEA), vivió sola junto a su hija hasta que en su camino se atravesó Camilo, quien le prestó sus servicios para que le arreglara unos electrodomésticos y con quien formalizó su relación en el 2009. Él, en alguna ocasión, admitió que ella le había comprado varios carros de gama alta.

Con media década de aparente tranquilidad, en el 2014 todo cambió, cuando Camilo sugirió llevarse a Helena a Chile, país en el que la comunidad científica estaba adelantando un programa para atender la enfermedad que la hija de Liliana padecía. Camilo se la lleva y Liliana no la vuelve a ver con vida jamás.

De acuerdo con el abogado de Liliana, Camilo Sepulveda, ella la volvió a ver hasta noviembre de 2016, cuando Camilo le entregó su cuerpo en unas lonas. ¿Qué excusa le dio? El procedimiento había fracasado.

“Cuando llega con el cadáver de Helana a la finca, llama al mayordomo y le dijo que llevaba un material radiactivo y que nadie se podía acercar al mismo, pero el mayordomo tuvo que ayudarlo a sacar el cadáver y se percató que había un ser humano en esas lonas. El mayordomo abrió la camioneta blindada a los tres días con un tutorial de YouTube y se dieron cuenta, junto a su esposa, que ahí reposaba el cadáver de la niña”, detalló Camilo, el abogado de Liliana, a Caracol Radio el 5 de octubre de 2022 cuando se conoció la sentencia en contra del asesino.

Vale referir que ella estuvo en la lista de sospechosos y también fue capturada, pero después la Fiscalía la absolvió y reconoció que Liliana también había sido víctima del que por años fue su compañero sentimental.

Su huida y su captura

De acuerdo con la Unidad Investigativa de El Tiempo, desde hace 8 meses las autoridades colombianas, ecuatorianas y brasileras estaban siguiendo las pistas del señor Pinzón, quien durante su huida visitó los lugares más emblemáticos de Europa como la Puerta de Brandemburgo, en Berlín; el Museo del Louvre, en París, y la Grand Place, en Bruselas.

La Casa Editorial lo entrevistó apenas se conoció su sentencia, momento en el que él aseguro que estaba viviendo en Brasil e insistió en su inocencia. Luego llegó a la escena latinoamericana en donde se movió por Ecuador (cuya frontera utilizó para ingresar al país), hasta que finalmente alquiló una habitación en la calle 168 en la localidad de Usaquén en Bogotá.

Finalmente, fue capturado en pleno culto cristiano en la iglesia La Casa sobre la Roca.