El aumento de los repuestos y el costo de mano de obra han cambiado el sistema asegurador de automóviles argentino drásticamente en el último año. La primera señal que se puede apreciar es la del incremento en las cuotas de seguro de los vehículos. Hoy, un vehículo de los más accesibles del mercado de los cero kilómetro paga una cuota mensual de aproximadamente $50.000 por un seguro contra terceros completo. Sin embargo, hay otro reflejo del cambio en el mercado.
“En el último año, el incremento de los accidentes de tránsito en los que se declara la destrucción total de los automóviles involucrados subió un 30%”, le confirmó Gabriel Bussola, presidente de Libra Seguros a Infobae este viernes, ante la consulta respecto a las reparaciones de siniestros viales y el incremento de los costos.
“Antes teníamos una destrucción total cada tanto, pero ahora hay cada vez más porque entre el valor de los repuestos y la mano de obra de los talleres de chapa y pintura, hacen que la relación ya no se cumpla. Cuesta más caro reparar el auto que pagarlo como nuevo”, agregó el empresario.
La Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) establece en su reglamentación que se considera como destrucción total cuando el costo de reparación de un automóvil supera el 80% de su valor. Ese valor está normado por una tabla que publica la Dirección Nacional del Registro Automotor (DNRPA) y que ha tenido en el pasado 1 de septiembre su última actualización. La anterior había sido en el mes de junio.
También hay otra situación que se da en algunas partes, de las que no hay stock o hay un tiempo de demora muy extenso que obliga a las aseguradoras y a los talleres a recotizar los presupuestos, con lo cual hay un momento en que es más negocio para ambas partes, dar de baja el auto y pagar su valor al damnificado o el asegurado.
“Cuando se declara la destrucción total, los autos van a desarmaderos registrados. La entidad que controla y homologa esos desarmaderos para hacer el desguace de los vehículos es Cesvi . Ese proceso de desarme de un auto siniestrado no tiene un costo. En realidad, esos desarmaderos participan en un porcentaje muy chico que cubre la operatoria de las compañías de seguro, pero el usuario no tiene costo alguno”, explicó Bussola.
El proceso de destrucción de un auto está organizado de tal modo que se puedan evitar desarmaderos ilegales. El presidente de Libra lo explica en detalle. “Lo que se hace es generar el formulario 4D, que lo genera el registro del automotor. Con ese formulario, ese auto queda fuera del sistema de vehículos en circulación en la vía pública. A partir de esa baja, ese auto debe ir a un desarmadero registrado para proceder a la destrucción, y recién cuando recibimos el certificado de compactación, las compañías de seguro procedemos a hacer efectiva la indemnización del asegurado. Con esto, queda asegurado que la operatoria se hizo en un lugar habilitado”, comentó.
De todos modos, aunque la una solución sea la del desguace, hay un perjuicio para el asegurado o el damnificado por un accidente que debe cubrir la compañía, ya que el proceso de desarme y destrucción de cada unidad tienen tiempos de trabajo y tiempos de trámites que no se pueden reducir.
“Cuando hay un auto para reparar, que quizás requiere trabajo de unos días, el tiempo sin vehículo es mucho menor que si el auto se pasa por destrucción total, y tiene que entrar en esa cadena de trámites que son necesarios y están bien, porque son los que aseguran que el proceso se hizo legalmente, en las instalaciones homologadas y con las certificaciones adecuadas. El tiempo es mucho mayor y perjudica a los usuarios porque hay autos que van a desguace pero deberían ser reparados. Hay mucha gente que ante los daños pide que se lo reparen y no que lo den por destruido, pero los costos no dan y no queda más remedio que el desguace”, finalizó.
“No tiene lógica pagar un arreglo cercano al valor del auto, porque hay probabilidades de encontrar más daños ocultos durante la reparación, que incrementen el valor cotizado. Siempre fue el peor negocio para las aseguradoras pagar el auto y no repararlo, pero ahora es al revés”, dijo un bróker de seguros independiente.
“Los chapistas y los usuarios serán los más perjudicados. Los talleres porque les baja mucho el trabajo grande, el que más cobran por mano de obra, que es el de reparar los autos más dañados. Eso lamentablemente va a empujar los precios de las reparaciones menores hacia arriba, porque son trabajos más cortos en los que pueden hacer un poco de diferencia en cada uno para compensar”, finalizó.
Para Cesvi hay una explicación adicional a esta situación. “Lo que está pasando es que el parque automotor está cada vez más viejo porque se renuevan menos autos 0 km. En cambio, los repuestos aumentan como partes nuevas y eso abre una brecha cada vez mayor. Los autos viejos se deprecian y los repuestos aumentan. Eso genera que, efectivamente, un automóvil que sufre un accidente de determinada magnitud, cueste más caro arreglarlo que pagar su valor de mercado. Es algo que seguirá pasando mientras el mercado de autos nuevos no crezca al menos un 50% más de lo que está ahora”, aseguraron.