Gaza continúa en guerra. Algunos ya imaginan su reconstrucción

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Las agencias internacionales de desarrollo se han reunido con empresarios y urbanistas de Medio Oriente para trazar un futuro económico para el territorio.

En una mañana de diciembre en el centro de Londres, más de dos decenas de personas procedentes de instituciones influyentes de Medio Oriente, Europa y Estados Unidos se reunieron en una sala de conferencias para discutir una aspiración que, en ese momento, rozaba lo absurdo. Estaban allí para planificar la reconstrucción y el desarrollo económico a largo plazo de Gaza.

Gaza estaba siendo bombardeada sin tregua por las fuerzas militares israelíes en respuesta a los atentados terroristas lanzados por Hamás en octubre. Comunidades de todo el territorio estaban siendo reducidas a escombros y decenas de miles de personas habían muerto. Las familias se enfrentaban a la inmediatez del hambre, el miedo y el dolor.

Sin embargo, en la reunión de Londres, miembros de la clase dirigente internacional debatieron cómo transformar Gaza de un lugar definido por el aislamiento y la pobreza en un centro comercial mediterráneo centrado en el comercio, el turismo y la innovación, que genere una clase media.

El grupo estaba formado por altos funcionarios de agencias de desarrollo económico estadounidenses y europeas, ejecutivos de empresas financieras y constructoras de Medio Oriente y dos socios de la consultora internacional McKinsey & Company. Oficialmente, asistían solo a título individual, no como representantes de sus instituciones.

El plan que elaboraron está muy alejado de la terrible realidad a la que se enfrenta Gaza hoy en día. Hacerlo realidad exigirá el fin de una guerra que ha dejado el territorio devastado, por no hablar de las inversiones de decenas de miles de millones de dólares. También exigirá resolver la monumental y totalmente incierta cuestión política de quién controlará finalmente Gaza, y luego la cooperación de esa autoridad. Todo eso hace que esto esté muy lejos de ser siquiera un plan de acción.

Sin embargo, los participantes sostienen que el solo ejercicio de trazar un futuro más próspero tiene valor porque puede preparar el camino para proyectos una vez que las condiciones sean adecuadas, una noción que ha impulsado este tipo de planificación en zonas de conflicto como Kuwait tras ser invadida por Irak, y Ucrania.

"Nos proponemos conectar Gaza con el mundo a largo plazo", declaró Chris Choa, fundador y director de Outcomist, una empresa londinense que diseña proyectos urbanísticos a gran escala, y uno de los convocantes iniciales del grupo, conocido como Palestine Emerging (Palestina Emergente).

Entre los participantes figuran Hashim Shawa, presidente del banco comercial Bank of Palestine; Samer Khoury, director ejecutivo de Consolidated Contractors International, empresa constructora dedicada a grandes proyectos en todo Medio Oriente; y Mohammed Abukhaizaran, miembro del consejo de administración de Arab Hospitals Group, proveedor de servicios médicos en Cisjordania. Todos ellos podrían participar en la potencial futura reconstrucción.

"En cuanto empezó la guerra, mi equipo y yo empezamos a desarrollar un plan para construir un centro en Gaza en cuanto termine la guerra", dijo Abukhaizaran en una entrevista.

El grupo tiene claro que la labor más apremiante es el suministro de alimentos, agua, atención sanitaria y refugios de emergencia a los habitantes de Gaza, quienes actualmente se enfrentan a la catástrofe. Pero el objetivo principal de su plan es la reconstrucción que se desarrollaría en las décadas siguientes.

"La guerra en Gaza tiene que terminar inmediatamente, y habrá un esfuerzo humanitario increíble e inmediato", dijo Abukhaizaran. "Pero también tenemos que pensar a largo plazo en la construcción de un futuro mejor para los palestinos de Gaza y Cisjordania".

La iniciativa, una de las varias que se están debatiendo, se ha ganado el interés y el asesoramiento de las principales organizaciones internacionales de financiación, incluido el Banco Mundial, dijo un alto funcionario del organismo que habló bajo condición de anonimato por no estar autorizado a hablar públicamente. El banco considera el plan una contribución útil a una estrategia que podría generar empleo en Gaza integrando el territorio en la economía mundial.

Representantes de organismos gubernamentales de Estados Unidos han asistido a los talleres de Palestine Emerging y han ofrecido asesoramiento sobre los detalles del plan, dijo un alto funcionario estadounidense, que también habló a condición de no ser citado. El compromiso estadounidense con la iniciativa se ha visto impulsado por el supuesto de que son necesarias mayores oportunidades económicas en Gaza para socavar el apoyo popular a Hamás, añadió el funcionario.

El plan se centra en una serie de grandes proyectos, como un puerto de aguas profundas, una planta desalinizadora para suministrar agua potable, un servicio de atención sanitaria en línea y un corredor de transporte que conecte Gaza con Cisjordania. Un fondo para la reconstrucción y el desarrollo supervisaría las empresas futuras.

Los elementos con más visión de futuro, como la reducción de las barreras aduaneras al comercio y la introducción de una nueva moneda en lugar del séquel israelí, suponen el futuro establecimiento de la autonomía palestina, un paso al que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido resistirse. También ha descartado la posibilidad de que la futura gobernanza de Gaza incluya un papel para la Autoridad Palestina, el socio potencial más obvio para la iniciativa de reconstrucción.

El enorme precio de la reconstrucción es otro impedimento. Según una estimación reciente del Banco Mundial y las Naciones Unidas, los daños sufridos por las infraestructuras esenciales de Gaza ascienden a 18.500 millones de dólares. La mitad de la población está al borde de la hambruna y más de un millón de personas carecen de hogar.

Una de las variables más importantes es determinar quién podría aportar esa financiación. Un plan de desarrollo anterior para los territorios palestinos presentado por el gobierno de Trump en 2019 preveía una inversión sustancial de países del Golfo Pérsico como Emiratos Árabes Unidos y Baréin. La nueva iniciativa aún no se ha puesto en contacto con los países del Golfo, dijo Choa.

La necesidad imperiosa de desarrollo en Gaza es anterior a la guerra actual. La tasa de desempleo en el territorio superaba el 45 por ciento en 2022, según el Banco Mundial. Más de la mitad de la población vivía en la pobreza, según el Fondo Monetario Internacional.

Aunque las visiones de modernos sistemas de transporte puedan parecer ahora tangenciales a las necesidades esenciales de Gaza, el plan se rige por el supuesto de que incluso las estructuras temporales, como las viviendas de emergencia y los centros de atención sanitaria, deben colocarse cuidadosamente para evitar desaprovechar las posibilidades futuras.

"Lo temporal tiende a convertirse en permanente muy rápidamente", dijo Choa. "Alguien dice: 'Vamos a poner este gran campo de refugiados justo aquí', pero ese podría ser exactamente el lugar donde quieres poner una planta de tratamiento de aguas residuales o una línea de tránsito en el futuro. Entonces se crea un obstáculo".

Choa, de 64 años, ha pasado gran parte de su carrera internacional de arquitecto luchando con ese tipo de detalles. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, Choa participó en una comisión encargada de esbozar el futuro del bajo Manhattan. Más tarde vivió y trabajó en China, donde supervisó planes maestros en importantes zonas urbanas. Tras trasladarse a Londres en 2006, prosiguió su labor en Europa, Asia Central y Medio Oriente.

En 2015 elaboró por primera vez un plan detallado para Gaza por encargo de intereses empresariales palestinos. Dirigió varias misiones a Gaza, reuniéndose con la Autoridad Palestina y el brazo de las Fuerzas de Defensa israelíes que administraba el territorio. Pero la pandemia y las preocupaciones israelíes por la seguridad detuvieron el esfuerzo.

Tras los atentados de Hamás contra Israel en octubre, Choa trató de reactivar el proyecto, uniendo fuerzas con Baron Frankal, director ejecutivo de Portland Trust, una organización con sede en Londres que busca oportunidades económicas para los palestinos.

Tras la reunión de diciembre en Londres, un grupo ampliado de 58 personas se reunió en Washington a principios de marzo. Recientemente, se celebró una reunión en Ramala, ciudad de Cisjordania. Está prevista otra reunión en Tel Aviv a principios de junio.

El grupo ha informado a la Autoridad Palestina, que administra partes de Cisjordania ocupada por Israel, según Frankal. Uno de los miembros de la iniciativa, Wael Zakout, antiguo funcionario del Banco Mundial, se ha incorporado recientemente al gabinete del nuevo gobierno palestino.

El grupo no se ha puesto en contacto con Hamás, que supervisaba Gaza desde 2007 y está ampliamente condenada como organización terrorista.

"Si Hamás sigue siendo protagonista, la gente no va a invertir decenas de miles de millones de dólares", afirmó Stephen Byers, exsecretario del gabinete británico en el gobierno presidido por Tony Blair, quien asistió a la reunión de Londres.

Las ideas surgidas de los talleres se extienden al próximo cuarto de siglo. Entre ellas figuran la construcción de un estadio de fútbol de vanguardia y la elevación del actual equipo de fútbol a un nivel más competitivo internacionalmente, así como la creación de una estrategia para fomentar una industria cinematográfica palestina.

El puerto de aguas profundas se establecería en una isla artificial construida a partir de los casi 30 millones de toneladas de restos y escombros que se espera que cubran el territorio cuando termine el conflicto, cuya remoción se prevé que lleve hasta una década.

El plan propone la creación de una Universidad Técnica de Reconstrucción en el norte de Gaza, con titulación universitaria, que atraería a estudiantes de todo el mundo. Estudiarían estrategias para salir del desastre e impulsar el desarrollo, utilizando la Gaza de posguerra como laboratorio viviente.

La destrucción es tan grande que los medios habituales para administrar la ayuda y supervisar la reconstrucción serán inadecuados, dijo el funcionario del Banco Mundial.

Las agencias gubernamentales estadounidenses se enfrentan a restricciones legales para trabajar directamente con la Autoridad Palestina. Otras instituciones son reacias a realizar transacciones con la Autoridad Palestina, dada su reputación de corrupta. Todo ello convierte a las empresas privadas en elementos críticos del plan, aunque también ellas tendrán que lidiar con los riesgos de invertir en un clima de gran incertidumbre.

Mientras que los proyectos de mayor envergadura requieren claridad sobre la futura administración política en Gaza, otras iniciativas, como las destinadas a fomentar las pequeñas empresas, podrían comenzar apenas cesen las actividades militares.

"Quiero centrarme en cómo abrimos la panadería, cómo ponemos en marcha las fábricas", declaró Jim Pickup, director ejecutivo de Middle East Investment Initiative, una organización sin fines de lucro que financia proyectos de desarrollo. "Cada camión que va a retirar escombros es un pequeño negocio en sí mismo, que mantiene a una familia".

Peter S. Goodman es un periodista que cubre la economía mundial. Escribe sobre la intersección de la economía y la geopolítica, con especial énfasis en las consecuencias para las personas y sus vidas y medios de subsistencia. Más de Peter S. Goodman