¿Ha surgido una grieta en la luna de miel con Zelensky?

La Cumbre de la OTAN mostró cuan distintas eran las expectativas de Ucrania con respecto a su afiliación al grupo mientras que el resto de los miembros respondió que no habría ningún cambio ni trato especial

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El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky. REUTERS/Clodagh Kilcoyne/Piscina
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky. REUTERS/Clodagh Kilcoyne/Piscina

Es posible que sea solo un distanciamiento o los inevitables problemas que trae consigo una relación estrecha, importante para ambos, y que repentinamente es visible para el que quiere verlos. Pero, si la impresión es certera, es muy notable que haya durado más de 500 días sin fisuras, con el desgaste que trae consigo estar siempre bajo los reflectores o como si se estuviera en una pecera, exposición que transformó a Zelensky en una potente figura mundial.

En todo caso, todo lo que rodeó antes y después la última cumbre de la OTAN fue de tal modo una novedad, que no se puede ignorar lo ocurrido. Es posible que en privado antes haya pasado, pero tantas señales desde distintos lugares y por distintas personas, simplemente no parece ser una coincidencia.

La Cumbre mostró cuan distintas eran las expectativas, ya que mientras Ucrania expresaba a través de su presidente el disgusto que le causaba seguir esperando, a pesar de disponer hoy de una experiencia militar que pocos allí poseen, a través de Joe Biden, el resto respondió que no habría ningún cambio ni trato especial.

Son demasiados elementos que se juntaron públicamente en pocos días, y uno detrás de otro. Subrayo lo de públicamente y seleccionamos solo algunos, por razones de espacio. Lo primero es porque Zelensky presionó una y otra vez que quería ver un compromiso con fecha, es decir, un cronograma, sabiendo que la respuesta con alguna probabilidad iba a ser que el artículo 5 lo hace imposible, al impedir el ingreso de un país que esté en guerra. ¿Fue poco razonable al pedir tanto? Además, todo postulante debe contar con la unanimidad, y al respecto basta ver como Erdogan consiguió para Turquía todo lo que quería, para darle el visto bueno a Finlandia primero y a Suecia después. De hecho, Zelensky dijo al término de la Cumbre que había una “mayoría significativa” para el ingreso de su país, pasando por alto que no basta, al necesitarse unanimidad.

En los muy activos foros de debate ucraniano se decía que en Kiev existía temor que se abra una negociación con Moscú que no considere la opinión previa ucraniana y se les imponga un cese de fuego. Y hoy un cese de fuego significa pérdida territorial. ¿Habrá algo de verdad en la especulación que tiene lugar en USA que así lo postulan algunos sectores minoritarios de la comunidad de inteligencia y del Pentágono? ¿Fue por esta información que Zelensky actuó así?

Por cierto, Ucrania no ignora que ello ocurrió en Vietnam, Irak y Afganistán, donde el apoyo militar a los gobiernos fue retirado, y en los tres, por razones fundamentalmente de política interna. No hay duda de que EEUU está hoy en campaña presidencial, y en periodo electoral, Washington es poco confiable.

Lo cierto es que el propio presidente Biden señaló que no creía que “Ucrania esté preparada para entrar a la OTAN”, además de mencionar una salida negociada, aunque antes se ha dicho que se requiere la aprobación de Kiev. También volvió la presión de Washington para que el resto de los miembros cumpliera con el aporte del 2% a la alianza, que, aunque existe desde antes, fue un favorito de Trump.

El ex presidente de Estados Unidos y candidato presidencial republicano Donald Trump. REUTERS/Brian Snyder
El ex presidente de Estados Unidos y candidato presidencial republicano Donald Trump. REUTERS/Brian Snyder

Aún más llamativo fue el consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan, que poco antes de la Cumbre, en un acto público hizo algo muy inesperado al responderle a una activista que se identificó como una madre angustiada, que Ucrania no estaba recibiendo toda la ayuda que necesitaba. En su respuesta, Sullivan le habló de los agradecimientos que merecía el pueblo estadounidense, lo que es cierto, pero porque decírselo a una simple ciudadana de a pie, que comparơa sus temores. La verdad es que solo se enƟende si se uƟlizaba el momento para enviar un mensaje.

A ello se agrega la declaración conjunta de algunos senadores, tanto republicanos como demócratas, que actuarían para prohibir que un presidente abandonara la OTAN sin el visto bueno del Senado. ¿Por qué ahora? La verdad es que también coincide con la declaración conjunta del G7 y Ucrania sobre compromisos de seguridad para Kiev. Hay otras declaraciones anteriores, pero se trata de un organismo fundamentalmente económico. Y si de compromisos de seguridad se trata, se puede recordar que fueron entregados a Ucrania en 1992 por Estados Unidos y el Reino Unido, e incluían su integridad territorial a cambio de haberse deshecho de sus armas atómicas, nada menos.

También es llamativa la oportunidad elegida por la Sra. Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y jefa de la burocracia que gobierna Europa, al afirmar que para ingresar a la Unión Europea, Ucrania debería mejorar el tema de los déficits democráticos que se tenían antes de la invasión. Ello es cierto y es un requisito para todos los países, pero ¿por qué y para qué recordarlo ahora?

Durante mucho tiempo, fue prácticamente una obligación para todo dirigente político visitar Kiev, tomarse una foto con Zelensky y ofrecer todo tipo de apoyo. Sin embargo, en su reciente visita, el presidente de Corea del Sur solo entregó ayuda humanitaria. ¿Era necesario el viaje solo para eso? Trascienden también expresiones de dirigentes que se molestan cuando creen estar ayudando y son encarados públicamente por Zelensky. El último fue en Bulgaria. El punto es que es ahora cuando están divulgándose y quizás Zelensky no se ayuda al así proceder

Un elemento para el que existe creciente aceptación es que Rusia no está totalmente aislada, ya que el apoyo real a Ucrania proviene de lo que se ha dado en llamar el occidente, es decir, Estados Unidos, Europa, Japón, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, ya que, en realidad en buena parte de Asia, África y América Latina existe más bien indiferencia y neutralidad, como ha quedado demostrado en varias reuniones internacionales. Somos testigos de la reaparición de la idea del no alineamiento, ha resurgido el BRIC como alianza crítica de EEUU, y vamos a ver si Rusia los conserva igual después del colapso de la exportación de granos.

Pero lo más destacable a nivel internacional es el protagonismo que ha adquirido un estrecho aliado de Moscú, no desde ahora, sino desde su independencia en plena guerra fría, lo que se ha prolongado hasta nuestros días. India es uno de los grandes apoyos que ha tenido, sobre todo en el tema energético y para beneficio de ambos, cuyo primer ministro Narendra Modi tuvo una visita de Estado con todos los honores de la Casa Blanca, cuando antes del 2016 se le prohibió el ingreso por ser considerado un extremista.

Aún más esplendida fue su visita como invitado especial de Francia, donde soldados indios participaron en el desfile formal del 14 de julio en Paris.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. REUTERS/Johanna Geron
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. REUTERS/Johanna Geron

Estas semanas fueron aprovechadas por EEUU para hacer el reconocimiento formal de una situación que era conocida por muchos analistas, la debilidad actual de la industria de defensa, que, al llegar la invasión de Ucrania, no estaba preparada para producir la cantidad de armamento necesario y con la rapidez requerida, porque en el mundo posterior a la caída de la Unión Soviética desapareció la hipótesis de que sería necesario confrontar una guerra de estas características en Europa, y aún menos, que se prolongara en el tiempo. Donde se ha hecho más visible este error es en el tema de las municiones.

Es decir, hoy USA no está en condiciones de ser lo que la llenó de orgullo en la Segunda Guerra, donde abasteció tanto a Gran Bretaña como a la URSS. Lo que ha revelado esta situación, es cuán diİcil le sería competir con el inmenso poder industrial de China, ya que, de ser necesario, probablemente no sería llamada el “Arsenal de la Democracia” como ocurriera el siglo pasado.

Con un agregado: si las sanciones contra Rusia han fracasado en el objetivo de paralizar su industria militar, aún menos se lograría hoy con China.

La promesa del ingreso a la OTAN no es nueva, ya que existe desde la Cumbre de Bucarest el 2008 (el camino “menos burocrático” de Bush), reiterada después de la rebelión de la Plaza Maiden y el consiguiente derrocamiento de Yanukovich el 2014, la pregunta es ¿por qué apareció ahora este cambio de lenguaje y actitud, tanto por parte de Zelensky como de varios de sus colegas hacia él? Creo que la respuesta tiene que ver con lo militar y el campo de batalla.

¿Que cambió? O al menos, si antes se había manejado en las conversaciones privadas entre aliados, ¿por qué ahora todo tuvo lugar en público?

Creo que es el espejo invertido de lo que le ocurrió a Putin con el desafío del grupo Wagner a su poder absoluto, que solo se explica porque la invasión no ha dado el resultado esperado, y en el caso de la OTAN y Zelensky, se debe a que hasta el momento la contraofensiva no ha logrado avanzar. Al ser un conflicto estancado, es tan simple y a la vez, tan complejo como eso.

En el campo de batalla desde hace algún tiempo nadie puede ganar y nadie gana. No es solo una efecƟva defensa rusa construida durante seis meses, por lo que el avance es lento, reconociéndose la recuperación de alrededor de 200 kilómetros cuadrados y para tener una idea, la superficie de Ucrania supera los seiscientos tres mil, de los cuales Rusia ocupa hoy alrededor del 20%.

Las dificultades han llevado a que EEUU se decida a entregar las criticadas bombas de racimo, a pesar de que muchos integrantes europeos de la OTAN han firmado el tratado que las ilegaliza, pero lo hizo como forma de penetrar en las defensas, aunque todavía se confronta el problema de no tener superioridad aérea, insuficiente número de tanques y la dificultad de no disponer de pistas suficientes para que los aviones aterricen y despeguen con la frecuencia debida.

Es verdad que Ucrania todavía no ha comprometido la mayoría de sus tropas y probablemente no lo ha hecho porque no ha podido encontrar el lugar para penetrar. Es posible que el uso de todas las tropas entrenadas fuera de Ucrania modifique esta situación, pero por el momento no habría que contar con ello, ya que el peligro de cambios políticos en países democráticos europeos y sobre todo, en Estados Unidos es real, considerando que todo indica que el candidato republicano es Donald Trump, que la disputa electoral con Joe Biden va a ser muy estrecha, y que al igual que en las últimas dos elecciones del 2016 y el 2020 se va a decidir por escasos miles de votos en no más de cuatro o cinco estados de resultado incierto, aquellos en los cuales se va a concentrar la disputa, considerando que el sistema electoral puede variar de estado a estado y obedece no a un sistema mayoritario nacional, sino a un colegio electoral.

Por ahora, es una guerra estancada y en otras condiciones habría conducido a una negociación, pero ni Rusia ni Ucrania parecen hoy quererla y mantienen ambas su voluntad de lucha, y en el caso de Ucrania, hasta la poco probable recuperación de todo territorio ocupado, incluyendo Crimea.

Se mantiene una terrible guerra de desgaste con una inmensa destrucción y un pesado futuro de reconstrucción para Ucrania. Si nadie parece ganar, Rusia utiliza su masiva capacidad misilera y su amenaza incluye hoy el terreno nuclear a través del uso táctico de ese armamento. Esa sería hoy su disuasión, dado el desempeño tan insuficiente de su ejército convencional. Pero, la raya para la suma es que parece estar funcionando con la OTAN, lo que le da sentido a la queja ucraniana que no pueden hacer más si la ayuda externa la limita solo a la defensa.

Por ahora, fracasó la ofensiva rusa de invierno y la contraofensiva tampoco funciona de acuerdo con lo esperado. ¿Oportunidad para la negociación? Tampoco parece, pero pueden flaquear voluntades de apoyo, algunas de ellas de gran importancia para Ucrania, y por ello, el estancamiento actual ayuda más a Putin que a Kiev.

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