El nuevo lema revolucionario: abajo los EEUU, arriba el dólar

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Cristina Kirchner con Diaz Canel (Estudios Revolución)
Cristina Kirchner con Diaz Canel (Estudios Revolución)

Uno de las herencias del traumático año 2020 es la consolidación en el ámbito del debate académico y aun en las charlas cotidianas de las franjas más informadas de la población mundial, es la convicción acerca del definitivo colapso de la unipolaridad americana y la existencia de una nueva bipolaridad entre EEUU y China.

Otros, en especial los que miran más atentamente el poder militar y nuclear, tienden a hablar de un mundo con rasgos multipolares sumando a Rusia por su inmenso arsenal. Ni que decir de las críticas, bien y mal intencionadas, que desde diversas partes del mundo se hicieron al manejo de la pandemia de Covid 19 por parte de la Casa Blanca. Todo lo cual sería luego coronado con la judicialización del resultado electoral del 3 de Noviembre y más recientemente la irrupción de manifestantes dentro del Capitolio el 6 de enero pasado.

En ese contexto, en algunos casos con alegría y sorna y en otros con preocupación, surgen voces a lo largo del globo sobre la decadencia irreversible del poder americano. Desde ya, estridentes referencias en este sentido se dan desde los gobiernos denominados bolivarianos o marxistas 2.0 (donde para humillación de la memorias de Marx, se combina dictadura política con capitalismo de amigos y cleptocracia) en América Latina.

Nicolás Maduro admite la dolarización d eparte de la eocnomía venezolana
Nicolás Maduro admite la dolarización d eparte de la eocnomía venezolana

A ello se le suma la percepción de que la administración Biden estará marcada por su elevada edad y por lo tanto sin reelección y la existencia de un Partido Democrata que tendrá que hacer equilibrio entre sus sectores centristas moderados y los más radicales. Estos últimos sirvieron para desgastar a Trump en las calles y en las redes sociales, pero ahora habrá que lidiar con ellos y sus demandas con tufillo a Mayo del 68 color sepia.

Paradójicamente, abajo de toda ésta hojarasca de profecías, análisis, voluntarismo y deseos, dos países que simbolizan las posturas más antagónicas a los EEUU en nuestra región, tales son los casos de Cuba y Venezuela, avanzan a paso firme hacia la dolarización de sus economías. Al mismo tiempo, el régimen cubano ha acelerado una conjunto de reformas económicas que el kirchnerismo, si se aplicarán en nuestras tierras, no dudaría en llamarlas neoliberales y ajustadoras.

En otras palabras, sectores importantes de la actual variopinta colación gobernante en argentina, parecen admirar y querer imitar una Cuba que ya no existe más. En las largas charlas en la Habana, el mensaje caribeño a nuestros políticos se debe parece bastante a haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. En otras palabras, es llamativo que los abanderados del anti imperialismo regional se liguen más y más al billete americano y adopten ajustes que más de un técnico del FMI dudaria mucho en sugerir al Instituto Patria y o a la Casa Rosada.

En otras palabras, en el año que comienza sería bueno que nuestros decisores (tanto los que tienen el poder formal y más aún los que tienen el poder real) piensen más fríamente acerca del relato lineal sobre el inicio de una nueva era el donde los EEUU tendrán un rol más y más marginal. En el caso que tengan alguna duda, basta que hablen con algún amigo sincero e inteligente en La Habana. Si con eso no alcanza, prendan un noticiero y vean la velocidad y la inmensa magnitud del proceso de vacunación contra el Covid 19 en territorio estadounidense. Con una vacuna desarrollada en ese país y aprobada a escala mundial. Tan masiva y tan segura, que más de un turista argentino en Miami ya se la ha dado.