Juca Ferreira, ex ministro de Cultura de Lula da Silva: "Sin los errores que cometimos, no habría ascendido Bolsonaro"

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(Fabian Ramella)
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Juca Ferreira, ex ministro de Cultura bajo los gobiernos de Lula Da Silva y Dilma Roussef, está en la Argentina presentando su libro Las políticas culturales brasileñas en el siglo XXI (RGC Libros), que se empezó a pensar y a editar hace un año y medio. Sin embargo, las elecciones pasaron y el terremoto Bolsonaro atravesó a todo el Brasil y a la sociedad latinoamericana. Lo que podría haber sido una entrevista acerca de políticas culturales se convirtió, entonces, en un diálogo con Infobae Cultura acerca de la situación hoy luego de las últimas elecciones presidenciales. Ferreira conversó sobre las perspectivas del proceso del país vecino, los errores del PT y la resistencia a las políticas que propicia el presidente electo.

(Fabian Ramella)
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–El libro quedó un tanto en el pasado porque se empezó a editar hace un año y medio, antes del proceso que culminó en el triunfo de Bolsonaro.

–Pero ya estábamos en el medio del proceso. Hace dos maños se había realizado el impeachment a la presidenta Dilma, que en realidad era un golpe de Estado. Entonces este libro es un intento de recuperar la experiencia socio cultural muy importante en Brasil que fue la experiencia del ministerio de Cultlura que ejercimos primero Gilberto Gil y después yo. Claro que hay una sorpresa con la elección de Bolsonaro, pero de alguna manera ya estábamos dentro de ese proceso.de tentativa de golpe a la democracia en Brasil.

–¿Qué diferencia hay entre la irrupción de Temer y la de Bolsonaro?

–Un salto cualitativo negativo. El proyecto neoliberal en Brasil perdió cuatro elecciones y todas las previsiones indicaban que Lula iba a ser elegido con gran ventaja. Entonces las elecciones. Entonces se creó una situación artificial de manipulación de la opinión pública con la utilización de todas las técnicas para tal fin y crear una situación en la que el proceso neoliberal en Brasil se legitimace.

–Usted califica a la situación de "neoliberal", otros de "ultraderecha", otros de "fascista". ¿Cuál sería la caracterización más adecuada?

–Ellos son una suma entre el neoliberalismo, que representa la hegemonía del capital financiero en el mundo y particularmente en Brasil, hegemonía junto a las otras economías que hay en Brasil como la economía industrial, el agronegocio, los medios de comunicación, que constituyen un protofascismo con una base popular, que es necesario reconocer, y que representan también el intento de retorno de los militares en la política, y de un ultraconservadurismo de los evangélicos neopentecostales. Esa suma da sentido al golpe y a la elección de Bolsonaro.

(Fabian Ramella)
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–Los sectores que usted menciona también integraron el gobierno de Lula y Dilma: los neopentecostales integraron el gobierno; Joaquim Levy del Citibank, del capital financiero, fue ministro, y un militar brasileño comandó a las tropas de intervención internacional en Haití, entre otros.  ¿No hay una continuidad, en algún aspecto, con los gobiernos anteriores?

–No tengo mucha información sobre la intervención de las tropas brasileñas en Haití, pero habría que separar este punto porque fue un pedido de las Naciones Unidas y, si bien fue en medio de una situación de sacar a un presidente legítimamente electo, había un estado de hambre, y las Naciones Unidas promovieron una intervención, pero no tengo mucha más información. Pero los otros aspectos que definiste… Uno de los problemas de nuestros gobiernos fue que no hizo la reforma política en Brasil. No es posible gobernar apenas con los partidos que apoyaron durante el proceso electoral. Hay un conjunto de fuerzas políticas que apoyan a quien esté en el poder y sacan provecho de ello. Si hubiéramos hecho la reforma política con el gobierno de Lula, cuando teníamos la fuerza necesaria para hacerlo, podríamos haber mejorado los mecanismos de la democracia brasileña y habríamos podido prescindir de la presencia de esas fuerzas políticas que no tenían nada que ver con el programa de gobierno de Lula.

–Pero estuvieron en ese gobierno…

–Sí, claro. Los evangélicos, ese grupo de partidos que se llama "centrao", que no tienen ideología.

–Temer mismo era vicepresidente.

–Temer, que era del PMDB.

–Que es de derecha, ¿no?

–Sí.

–En ese contexto se da la cuestión del Lavajato. ¿Hay una responsabilidad del PT y los gobiernos anteriores en el ascenso de Bolsonaro?

–Esa es la pregunta más difícil de responder. Para sintetizar, yo diría que sin los errores que cometimos no se habría llevado a cabo el golpe contra la presidenta Dilma ni se habría visto a Bolsonaro como una salida de la crisis por derecha. La falta de la reforma política no creó mecanismos de politización de la sociedad. Los derechos se institucionalizaban sin que hubiera una discusión con la sociedad para que se comprendiera el significado de esos derechos. Los derechos de las mujeres, los negros, la apertura de la universidad para los negros. Hubo errores como la financiación de la política con dineros de uso ilegal. Es cierto que hubo algunos de los nuestros que hicieron eso y mancharon la experiencia política de los gobiernos. El Lavajato no es una acción para combatir la corrupción, sino para enflaquecer y sacar al PT de la política nacional. Como si el PT hubiera inventado la corrupción o fuera el partido más corrupto. Por la narrativa el PT es el demonio, pero el lado práctico indica que es el séptimo partido con personas envueltas en la corrupción y tiene cuatro condenados, cuando los otros partidos tienen más detenidos y procesados por el Lavajato. Trataron de crear una brecha con la población y el PT.

(Fabian Ramella)
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–En un recital de Roger Waters en San Pablo, cuando el músico defendió al PT la multitud empezó a cantar: "Fora PT".

–Eso pasó en San Pablo, pero en el norte Bolsonaro perdió. La sociedad brasileña está dividida. En Salvador no ganó ni una urna.

–Pero San Pablo tiene el ABC, cuna de Lula, donde Bolsanaro ganó con el 70 por ciento de los votos. Es la clase trabajadora que sería el sujeto del PT.

–Hubo una manipulación de la opinión pública. Otro error fue no realizar la democratización de los medios. Los medios dicen que el PT es el gran demonio de la política no por los errores, sino por lo que hicimos bien.

–Durante los gobiernos anteriores hubo capas sociales que ascendieron en términos económicos y sociales. Quizás esos sectores que viven la delincuencia el discurso progresista no los conmueva, sino que ahora

–Ahora soy clase medio y debo cuidar mi casa, mi auto, mis bienes. Sí, faltó un proceso de concientización de los derechos y su significado. Querían mimetizarse con la clase media tradicional. El gobierno y el PT fracasaron en la concientización del proceso que vivimos. Fracasó en parte, porque Bolsonaro tuvo el 30 y pico, Hadad tuvo el 20 y pico por ciento de los votos y muchos no votaron o votaron en blanco. Hay una crisis de representación en Brasil.

–Río está militarizada, también por el gobierno del PT.

–Fue militarizada en el gobierno de Temer. Pero lo que hace es usar el ejército para tener funciones de policía. Baja las funciones del ejército, los militares no querían hacerlo, fueron obligados. Ahora con Bolsonaro empieza un proceso de militarización de la vida política y el Estado.

–Frente al ascenso de Bolsonaro no hubo marchas masivas salvo el #EleNao de las mujeres.

–Nunca pienses a Brasil en relación a la Argentina, son muy distintos. La Argentina tiene una estructura sindical muy fuerte que se mantiene. En Brasil hubo una gran manifestación popular contra Bolsonaro. Hasta hubo manifestaciones de payasos. Indígenas, payasos, labradores, los artistas están movilizados. Pero Brasil no es Argentina.

–Sin embargo el año pasado hubo una huelga del transporte que paralizó el país. Es decir, se puede, pero no se hizo.

–Es un sector muy corporativo y conectado con la derecha. Son sindicatos conservadores políticamente.

–Caetano Veloso dice que fue impedido de cantar.

–Desde la democratizacíon. Es muy peligroso. Quieren prohibir la libertad de expresión, que fue un derecho ganado en el retorno de la democracia. Están sacando a los periodistas críticos de los grandes medios.

–¿Se está organizando el campo cultural?

–Se está movilizando y a la vez están siendo presionados. Los evangélicos van a la puerta de las exposiciones para denunciar la pornografía. El proeycto de Bolsonaro es retroceder cincuenta años moralmente, éticamente, culturalmente. Creo que habrá mucha resistencia a todo esto.

–¿Cómo ve este proceso, es una amenaza reaccionaria? ¿Hay que esperar a las próximas elecciones?

–Hay que resistir, resistir, resistir. Construir un gran frente popular democrático, que no sea sólo de partidos sino de la sociedad y prepararnos para las elecciones municipales de acá a dos años. Estamos en medio de un proceso que no sabemos dónde va a ir. Vamos a poner toda la disposición. Bolsonaro es el capital financiero internacional, las elites brasileñas, los grandes medios. Pero tienen contradicciones, es un proyecto que no cabe en Brasil, por eso vendrá su derrumbe.

–¿Es optimista?

–Sí.

(Fabian Ramella)
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