FFB: cómo funciona y qué busca el primer partido político negro de Brasil

En un país donde el 54% de la población se declara negra o parda, menos del diez por ciento de los legisladores son afrodescendientes. El Frente Fravela Brasil le echa la culpa a la izquierda y a la derecha

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Anderson Quack, líder del Frente Favela Brasil
Anderson Quack, líder del Frente Favela Brasil

Anderson Quack es un carioca auténtico. Nació y vivió sus 40 años en Ciudad de Dios, la violenta favela de Río de Janeiro que se volvió mundialmente conocida por la película homónima. Desde pequeño, Quack aprendió a sortear las adversidades que a él, un niño pobre y negro, se le pusieron por delante. Antes de llegar a ser reconocido como cineasta, vendió helados en palito, fregó pisos, limpió baños, fabricó collares, infló centenas de neumáticos en una estación de servicio y hasta fue ayudante de sacerdote en una casa donde se practicaba macumba.

Empapado de los problemas de los negros y "afavelados" en Brasil, Quack se volcó al cine como canal de denuncia. Pero el año pasado, junto a otro grupo de dirigentes, entendió que la política es la vía para transformar la realidad de los barrios postergados y mejorar la calidad de vida de la población negra. Así se comenzó a construir el Frente Favela Brasil (FFB), el primer partido político que se propone representar a los negros y a los vecinos de favelas.

Ni de izquierda ni de derecha. Los dirigentes del FFB rehuyen de las etiquetas. El partido se propone renovar la desgastada política brasileña dándole protagonismo a los negros para atacar la subrepresentación que tienen en los espacios de poder. "Ningún partido en la historia de Brasil nos dio el protagonismo que merecemos, no fueron sensibles a nuestras causas. No podemos quedar más a merced de la limosna que nos dan. Somos la mayoría de la población, no tenemos que negociar nada, tenemos que empezar a ejercer nuestro derecho", reclama Quack, precandidato a diputado federal por el estado de Río de Janeiro.

Somos la mayoría de la población, no tenemos que negociar nada, tenemos que empezar a ejercer nuestro derecho

En un país donde el 54%, según el Instituto de Geografía y Estadística de Brasil (IGBE), se declara negro o pardo, mandan los blancos. Salvando algunas excepciones, los negros no llegan a los lugares de poder más importantes. "Los negros estamos entregados a nuestra propia suerte. En el país hubo 300 años de esclavitud y todavía no hubo una política de reparación. Necesitamos tener más legisladores negros para que se atienda a esa población y se legisle por sus derechos", explica Quack.

La coyuntura más inmediata golpea al candidato del FFB. La referencia es inevitable. Apenas unas horas antes del encuentro con Infobae, el asesinato de Marielle Franco, concejal negra y militante por los derechos humanos, enlutece al país. "Ella está ahí para decirnos eso. Todavía hay una especie de dictadura contra nosotros, los negros. O salimos a pelar el protagonismo o no vamos a avanzar y conseguir una reparación nunca", explica el cineasta.

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Para Osmar Teixeira Gaspar, doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Sao Paulo (USP) y autor de una tesis sobre la participación de los negros en el poder legislativo, la poca representación actual se monta sobre un legado histórico de "racismo estructural". "Incluso después de abolida la esclavitud, en la Constitución de 1924 aparecía la prohibición de que los negros pudieran tener acceso formal a la educación. La estructura racista en Brasil fue moldeada con el propósito de permitir que el blanco accediera y permanezca en las estructuras de poder y privilegio", asegura Teixeira Gaspar.

El Congreso de Brasil es un caso paradigmático respecto a la subrepresentación. Sólo 43 diputados federales de los 513 se reconocen negros o pardos, es decir, menos de un 10%. En el caso del Senado, la disparidad es aun mayor: hay solo dos negros entre los 81 senadores.

Sólo 43 diputados federales de los 513 se reconocen negros o pardos, es decir, menos de un 10%. Y hay sólo dos negros entre los 81 senadores.

Para Teixeira Gaspar la "ausencia extrema negra es una contradicción de la propia democracia brasileña" porque "en un sistema de participación no están proporcionalmente representados en espacios de toma de decisiones".

Pese a reivindicarse negro, el partido FFB tiene las puertas abiertas para los blancos. Aseguran que no se busca un aire de revancha. "El partido surge para promover la igualdad de oportunidades para todos, no un gobierno que mire para las favelas, para los negros y menos para otras clases sociales o etnias. No sirve más gobernar para enriquecer a los bancos, a los empresarios, a una élite blanca y dejar a la base de la pirámide abandonada", asegura Quack.

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En el FFB, la mitad de los dirigentes del partido son mujeres. Son 27 directorios por estado que cuentan con un presidente formal, pero que en rigor es una conducción colegiada por un hombre y una mujer. La otra apuesta para dar aire fresco a la política brasileña es por la juventud. La mitad de sus dirigentes tienen entre 18 y 35 años.

"Es algo novedoso la aparición del FFB. Los partidos políticos, a izquierda y derecha, históricamente dejaron de lado la cuestión racial y privilegiaron el debate sobre cuestiones meramente económicas. A partir de los '80, con el retorno de la democracia, aparecieron algunos espacios dentro de los partidos conducidos exclusivamente por negros, pero significó una aparición más simbólica en vez de una participación real en los núcleos de poder", consideró Mauricio Santoro, politólogo y profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

A poco de cumplir un año desde que se registró, el FFB reunió cerca de 270 mil firmas filiatorias, a medio camino de las 560 mil que exige el Tribunal Superior Electoral. Por eso este año los candidatos apuestan a integrar las listas en alianza con partidos pequeños. Las negociaciones están abiertas. Ya hubo reuniones con la líder ecologista Marina Silva (Rede), Guillerme Boulos (PSOL), y Manuela D´Avila (PCdoB). En los próximos días, las autoridades del FFB se reunirán con el ex ministro de Lula Ciro Gomes, precandidato por el Partido Demócrata Trabalhista (PDT).

Quack es pesimista de que quienes ya gobernaron Brasil puedan atender los problemas de los negros y los vecinos de favelas, unos 11 millones dispersos por todo el territorio. "Hay una canción famosa que dice 'la izquierda no contempló y la derecha ignoró'. Nadie tocó la estructura para que el negro y el afavelado pudieran desarrollarse. Ellos ya tuvieron la oportunidad y no lo hicieron. Llegamos para quedarnos, vamos a intentar dejarle algo mejor a nuestros hijos", concluye el cineasta.

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