Ni cada dos días ni una vez a la semana: el truco infalible para regar la flor de Pascua según la temperatura de tu casa

Guardar

Con la llegada de diciembre, miles de hogares incorporan la flor de Pascua como parte de su decoración navideña. Su colorido la convierte en una de las plantas más populares durante estas fechas. Sin embargo, son muchas las dudas que surgen sobre el cuidado de esta especie y, especialmente, sobre cada cuánto debe regarse.

Para resolver esta duda, el agricultor y divulgador del cuidado de plantas Ángel Illescas (@angelillescasnombela) lo ha explicado en un vídeo compartido en TikTok, donde detalla cada cuánto debe regarse la flor de Pascua para que se mantenga sana y dure el máximo tiempo posible.

CADA CUÁNTO HAY QUE REGAR LA FLOR DE PASCUA

La frecuencia de riego de la flor de Pascua no es un dato fijo, ya que depende directamente de la temperatura del hogar. Por este motivo, no existe una recomendación universal que sirva para todos.

Según explica el especialista, en casas donde la temperatura oscila entre los 20 y 30 grados --algo habitual con la calefacción encendida--, la planta pierde humedad con mayor rapidez y suele necesitar al menos dos riegos a la semana. En zonas cálidas o costeras, esta necesidad puede aumentar incluso a tres.

Sin embargo, en viviendas sin calefacción, el panorama es distinto. Con temperaturas más bajas y estables, la flor de Pascua consume menos agua y un único riego semanal suele ser suficiente. El propio especialista pone como ejemplo una de sus plantas en Toledo, situada en un ambiente frío, y afirma que "con una vez a la semana tiene más que de sobra".

CÓMO REGARLA CORRECTAMENTE PARA NO DAÑARLA

Además de la frecuencia de riego, Illescas hace hincapié en la forma correcta de hacerlo. Recomienda colocar la maceta sobre un plato, verter un vaso de agua alrededor del borde y retirar de inmediato el exceso. La flor de Pascua no tolera los encharcamientos, por lo que dejar agua acumulada en el plato puede ser perjudicial para la planta.

Siguiendo este método, la planta puede mantenerse saludable durante los días necesarios hasta el próximo riego. Sin embargo, tampoco conviene dejarla pasar sed: si las hojas se arrugan y la planta se 'lacia', el daño puede ser casi irreversible y dificultar su recuperación.

El jardinero lo resume de forma contundente: regarlas de más es tan malo como quedarte corto. El exceso provoca defoliación; y la falta de agua, deshidratación. Por eso, encontrar el punto exacto es clave, observando cómo responde la planta según la temperatura del hogar.