
El Gobierno de Hungría ha asegurado que la ausencia de investigaciones oficiales en Ucrania tras la supuesta muerte a golpes de un ciudadano húngaro que iba a ser reclutado evidencia que este tipo de maltrato forma parte de una política de Estado y ha lamentado que la Comisión Europea permanezca en "silencio".
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, denunció en julio el asesinato de un hombre que presuntamente se negaba a alistarse en el Ejército, unas acusaciones que las autoridades ucranianas negaron ya en un primer momento, atribuyendo el fallecimiento de este recluta a causas naturales.
El ministro de Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, ha recuperado este miércoles las críticas señalando que, al no examinar al detalle los hechos, Ucrania "básicamente ha reconocido que los secuestros, las palizas y hasta los caso de personas que son golpeadas hasta morir son aprobados y ejecutados por el Estado".
"En cualquier país civilizado, estos delitos llevarían a arrestos y procesamientos. En Ucrania, los responsables siguen libres y la violencia continúa", ha lamentado el jefe de la diplomacia húngara, que en redes sociales ha advertido de que este tipo de atrocidades" no tienen cabida en la UE.
Budapest se opone frontalmente al acceso de Kiev en el bloque comunitario y Szijjártó ha aprovechado el caso para recriminar a Bruselas que no tome ningún tipo de medidas, pese a que se trata de "un ciudadano de la UE". En este sentido, ha afirmado que el Gobierno húngaro no ha recibido ninguna respuesta a la propuesta de sancionar a los responsables.
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