Ciudad siberiana de Tomsk espera un despertar político tras envenenamiento de Navalni

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Elena Bassova al principio no estaba convencida de que el opositor ruso Alexéi Navalni hubiera sido envenenado, pero tras haber visto su investigación sobre la corrupción de las élites locales de Tomsk, en Siberia, "todo quedó claro".

"Le han envenenado porque lucha por la verdad", sostiene ahora esta vendedora de 33 años en un encuentro en una calle de esta ciudad, situada a 3.000 kilómetros al este de Moscú y famosa por sus casas de madera tradicionales.

El 13 de septiembre, día en el que se celebran decenas de comicios locales y regionales en Rusia, Elena Bassova votará por el movimiento de Alexéi Navalni en las elecciones del consejo municipal.

Alemania, donde Navalni se encuentra hospitalizado, afirma que el dirigente opositor fue envenenado con un agente neurotóxico a finales de agosto en Tomsk.

Rusia rechaza esa hipótesis y acusa a Alemania de no colaborar en la investigación.

El fundador del Fondo de la Lucha contra la Corrupción, especializado en las investigaciones sobre las élites y figuras cercanas a Vladimir Putin, acababa de terminar en Sibera el rodaje de dos investigaciones.

En la de Tomsk, asegura que representantes de Rusia Unida, el partido del Kremlin, otorgan contratos públicos a las empresas que controlan en secreto. Acusaciones que las autoridades desmienten.

Ksenia Fadeeva, de 28 años, es una de las últimas personas que vio al opositor antes de que se sintiera mal a bordo del avión que le llevaba de vuelta a Moscú.

"Tras el envenenamiento, estuve conmocionada durante dos días", cuenta la mujer que, junto a un aliado, se presenta a las elecciones en Tomsk, una novedad para la organización de Alexéi Navalni en esta ciudad de 570.000 habitantes, entre ellos numerosos estudiantes.

Y espera obtener buenos resultados, pues el envenenamiento y la investigación de Navalni en Tomsk suscitó una ola de apoyo, estima la activista.

Según ella, las autoridades locales comienzan incluso a "preocuparse de verdad" y a tomar en serio su candidatura.

- "Sin poder" -

Excluido del tablero político nacional, el equipo de Navalni cuenta con los comicios locales para desestabilizar a Rusia Unida, en caída en los sondeos.

Dependiendo de la situación, se trata de presentar a sus candidatos o de apoyar a aquellos que tienen más posibilidades de ganar frente al partido del gobierno. Una estrategia que tuvo cierto éxito en Moscú en septiembre de 2019.

Según Ksenia Fadeeva, el Kremlin intenta desde entonces garantizar una "baja tasa de participación". "No hay ninguna campaña de comunicación oficial que llame al voto", observa.

Por lo que la candidata busca movilizar, yendo al encuentro de los habitantes en la calle, ante la imposibilidad de organizar mítines debido a las restricciones relacionadas con el coronavirus.

En esta tarde, los transeúntes la felicitan y le desean buena suerte. Pero otro la increpa: "¡No cambiará nada!", lanza el hombre.

Pues el gran obstáculo que hay que superar es el de la desilusión. Alexandre Lunev, un emprendedor de 37 años, subraya que "hay pocas discusiones sobre el tema, en especial en las redes sociales. Muchos no entiende para qué sirven estas elecciones".

"Se le ha inculcado a la gente la idea de que no tiene poder", lamenta Mitia Nemtsov, de 30 años, un voluntario que sigue una formación de observador electoral proporcionada por la organización de Navalni. "Hay esta idea de que la política es algo sucio", añade.

- Rebelión en las regiones -

"Pero es falso", continúa Lunev. "Los representantes locales también pueden solucionar cosas, como en Jabárovsk", afirma.

Desde hace dos meses, un movimiento de protesta trastocó esta ciudad del Lejano Oriente, donde grandes multitudes, que a veces alcanzan varias decenas de miles de personas, se manifiestan contra la detención de un popular gobernador de la oposición.

Algo con lo que inspirar a los detractores de élites locales en otras regiones alejadas donde existe un resentimiento hacia la capital, acusada de acapararse de los recursos y dejar de lado a las provincias.

"En Tomsk, hay muchos descendientes de personas deportadas o fusiladas [de la época soviética]. Esto también influye en nuestra relación con Moscú", explica Viktor Muchnik, redactor jefe de TV2, un medio local de oposición.

"Pero no diría que la oposición tiene grandes oportunidades. Solo veo la posibilidad de un voto de protesta", añade.

rco/alf/bc/zm