Inusualmente, en Río Gallegos se vivieron días primaverales en pleno otoño. Casi una metáfora literal de la "calma antes del huracán". Lo concreto es que la tormenta entre dos familias icónicas del kirchnerismo ya se desató.
Antes de hablar con Infobae en exclusiva, Lázaro Báez envió una advertencia clara luego de escuchar las declaraciones de Alicia Kirchner, en las que afirmó que su familia no tenía relación con él.
"Que les quede claro, ahora somos peligrosamente enemigos", fue el mensaje que le envió el empresario a Máximo Kirchner, vía un tercero, según confirmó Infobae con esa persona. El mensaje parece que no llegó.
Ayer y hoy, en el Gobierno provincial de la cuñada de Cristina Kirchner hay total hermetismo y un silencio total. Los misiles de Lázaro llegaron y rompieron una estrategia que creían que iba a resultar. En el macrismo miran con atención cómo Báez rompió filas. En el mismo campo de batalla, el Presidente, Mauricio Macri, sabe que Alicia sugirió "entregar a Lázaro" con tal de que la ayuden con fondos nacionales para su gestión. Se lo dijo a un ministro de primera línea con eufemismos: "No me castiguen a mí por Lázaro, nosotros no tenemos nada que ver", sugiriendo que los negocios eran con su hermano, el ex presidente, Néstor Kirchner.
En el medio de la disputa, se confirmó que fue el gobierno de Mauricio Macri quien suspendió los 24 contratos que el Grupo Austral tenía vigente. Fue Guillermo Dietrich, ministro de Transporte, y Javier Iguacel, director de Vialidad Nacional, quienes en persona firmaron la cancelación de los contratos y decidieron la intervención de Vialidad Nacional ante las "groseras irregularidades" que detectaron en apenas 70 días.
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