Hay personas que parecen haber nacido con el "chip" de la negatividad. Y otras a las que el pensamiento positivo les surge de manera casi innata ante cada hecho de su vida.
Pero por más que parezca que positivo o negativo se nace, los especialistas aseguran que se trata de habilidades que se pueden desarrollar a lo largo de la vida. O no.
Mila Cahue es psicóloga y autora de El cerebro feliz y explicó que "la felicidad es una combinación perfecta entre emoción y razón. La parte emocional está relacionada con la ira, la tristeza, el miedo, la alegría y el amor; y la parte racional hace referencia a la atención, la percepción, la memoria y la intuición".
Según la psicóloga, "esta combinación se consigue con una fundamentación sencilla: aprender a pensar bien es como aprender a conducir; si controlas aquello en lo que fijas tu atención, podrás controlar tu visión de la realidad".
La razón se ve condicionada por la gestión de las emociones y, por lo tanto, hay que aprender a redirigir las emociones para actuar de forma adecuada. De eso se trata.
Pero, ¿cuánto hay de físico y cuánto de emocional en la sensación de felicidad? Para Cahue, "la sensación de felicidad es absolutamente subjetiva. Primero,
. Somos emocionales. La razón es tan sólo el copiloto de la emoción", aseguró.
"Desde muy niños nos enseñan y aprendemos, no solamente a caminar, a comer o a ducharnos, sino también a interpretar a las personas, a los acontecimientos y al mundo -apuntó-. Digamos que son estilos de pensamiento y, a pensar, sin duda se aprende, igual que a ser feliz".