Entomología forense: moscas, escarabajos y larvas que ayudan a resolver crímenes

El estudio científico de los insectos permite a los investigadores determinar el tiempo que la víctima lleva muerta, así como otros aspectos esclarecedores en un deceso. Resultó clave para la Policía en el asesinato de las turistas francesas y el caso Pomar

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La entomología es el estudio científico del grupo de animales más diverso de la Tierra con más de un millón de especies descriptas: los insectos. La entomología forense es una rama de esta disciplina que se asocia estrechamente con la medicina legal. Se especializa en el estudio de los insectos (adultos y larvas) que colonizan los cadáveres constituyendo una valiosa herramienta para determinar la fecha de la muerte de un individuo así como diversos y esclarecedores aspectos relacionados con las circunstancias del deceso.


Esta disciplina permite a los expertos determinar el intervalo post-mortem (IPM) de una persona, es decir, el tiempo que lleva muerta. Eso se logra identificando el tipo de organismos que lo habitan y el estadio de su ciclo de vida en el que están (huevos, larvas, pupas o adultos). También posibilita saber, a través de estudios químicos de la fauna cadavérica, si se usaron venenos o tóxicos para facilitar la muerte del individuo. Como la fauna cadavérica varía en los distintos ambientes los entomólogos forenses pueden precisar, por ejemplo, si un cadáver estuvo enterrado, encerrado o sometido a circunstancias y lugares diferentes a aquellas en que se lo encontró.


En general la fauna cadavérica que se estudia está compuesta por moscas y sus larvas (gusanos sin patas) y por escarabajos y sus larvas (gusanos con patas). Cuando una persona muere las bacterias y hongos comienzan a degradar el tubo digestivo y algunos grupos de moscas (Sarcophagidae, Calliphoridae y Muscidae) comienzan a detectar el olor de la materia orgánica en descomposición. Su olfato está sumamente desarrollado y pueden detectar a grandes distancias la presencia de un organismo recién muerto. Incluso atraviesan hendijas y cerraduras en caso de que el cuerpo esté en un ambiente cerrado.


Una vez que llegan al cadáver depositan sus huevos en sus aberturas naturales, en heridas traumáticas y debajo del cuerpo. Esto lo realizan para que las larvas que salen de esos huevos puedan alimentarse de los tejidos en descomposición. El cuerpo comienza a hincharse mientras las larvas se alimentan por dentro. En ese momento comienzan a llegar escarabajos (Staphylinidae) que se alimentan de esas larvas y huevos de mosca. Al seguir avanzando la descomposición activa, el cuerpo libera gases y ya posee larvas mucho más grandes porque comienzan a acumular grasas para formar la pupa o crisálida que es un estadio inmóvil del ciclo de vida donde ocurre la transformación a mosca adulta. Las larvas por lo general se retiran del cuerpo que ya está en descomposición avanzada para empupar. En ese momento llegan otros grupos de escarabajos (Dermestidae) que consumen piel, cuero y pelos. También pueden verse larvas de polillas consumiendo la ropa del cadáver en caso de que la tenga.


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¿Cuáles han sido los casos más resonantes que la entomología forense argentina ayudó a resolver? En el año 2011 las turistas francesas Houria Moumni y Cassandre Bouvier fueron violadas y asesinadas en la quebrada de San Lorenzo, en las afueras de la ciudad de Salta. Un peritaje realizado sobre las larvas extraídas de los cadáveres de las dos mujeres indicó que ambas habían sido asesinadas horas después de su ingreso a la quebrada San Lorenzo. De esta manera, quedó confirmada en el expediente la fecha exacta de la muerte de las francesas descartándose la hipótesis de que las víctimas hubieran permanecido previamente secuestradas varios días.


En 2009, toda la familia Pomar apareció muerta al costado de la ruta 31, en un monte con espesa vegetación y se confirmó que tuvieron un accidente automovilístico. Un equipo de entomólogos forenses estudiaron las pupas y larvas cadavéricas y a partir de ello pudieron precisar con más exactitud el día y la hora del deceso de los integrantes de la familia.


Pero el caso más emblemático fue el del asesinato de Omar Carrasco -en Zapala, Neuquén- que fue resuelto gracias a la intervención de la Dra Adriana Oliva, prestigiosa entomóloga e Investigadora del Conicet. La Dra Oliva participó en la segunda autopsia. Sus aportes en base al estudio de la fauna cadavérica permitieron establecer que el cuerpo del joven, que fue hallado en medio del campo, en realidad había estado escondido en el cuartel más de 20 días y luego fue trasladado, justo antes de reportar su aparición. Esta información fue fundamental en el esclarecimiento del hecho


Es necesario destacar en este punto la importancia de la ciencia básica: aquella que se lleva a cabo sin fines prácticos inmediatos y cuyo objetivo es incrementar el conocimiento de los principios fundamentales de la naturaleza. Hubiera sido imposible avanzar en la resolución de crímenes a través del estudio de la fauna cadavérica sin antes conocer muy profundamente los detalles de la biología de cada insecto, sus comportamientos, sus tiempos de desarrollo y la caracterización de las diferentes especies que pueden habitar un cuerpo en descomposición según el ambiente en el que ocurra el deceso. No hay aplicaciones de la ciencia que no tengan detrás un conjunto sistemático de conocimientos básicos. Para que existan esas aplicaciones de la ciencia -que ayudan a resolver los problemas de la sociedad- tiene que existir previamente mucha ciencia básica de excelente calidad.