Para armar el arbolito, se suele poner gran empeño en su decoración mediante los clásicos adornos navideños. Estrellas, bolas y campanas son algunos de los infaltables. Sin embargo, mucha gente desconoce su significado. ¿Qué historia tiene cada adorno que se pone en el árbol?
Se trata de uno de los adornos más comunes que se cuelgan del arbolito. De distintos colores, tamaños y texturas, según los gustos de cada familia, las esferas guardan un sentido especial. La tradición indica que imitan a las antiguas manzanas que colgaban de los árboles que representan la abundancia y la fecundidad de la tierra.
Colgadas en puertas, ventanas y también en el propio arbolito, las campanas simbolizan la alegría del nacimiento del niño Jesús así como la llegada de la Navidad. Antiguamente, se consideraba que eran utilizadas para ahuyentar a los malos espíritus, pero en la actualidad su signo es positivo: su repicar navideño es solo motivo de alegría.
Según la tradición cristiana, una estrella fue la que les anunció la llegada del niño Jesús a los Magos de Oriente (luego conocidos como "Reyes Magos") y los condujo hacia su pesebre en Belén. Por eso mismo, se la conoce como Estrella de Belén y es mencionada en el Nuevo Testamento. Las estrellas navideñas representan así la luz y la esperanza y se ubican en la punta del árbol para simbolizar su función de guiar por el buen camino.
De procedencia alemana, las coronas navideñas suelen estar hechas en base a ramas y están adornadas con piñas, velas, frutas o lazos. Lo más común es colocarlas en la puerta de entrada principal de una casa o departamento, pero también como centro de mesa. Su forma circular da cuenta de la vida eterna, el color verde es signo de luz y vida, en tanto el rojo de los lazos, de protección.
Desde sus orígenes, los ángeles fueron considerados mensajeros de Dios. Según la Biblia, el Arcángel Gabriel fue quien anunció a María como la madre del Hijo de Dios. Para recordar ese suceso, se coloca a los angelitos en el árbol, pero también pueden colocarse en distintos rincones de la casa. A lo largo de los años, esas figuras han simbolizado la bondad, el amor y la esperanza.
La tradición de encender velas en Navidad hace referencia al momento en que la Virgen María trajo al mundo al Niño a la luz de una vela en el pesebre de Belén. Desde entonces simbolizan, justamente eso, la luz. En las casas se encienden velas de distintos colores que, a su vez, tienen distintos significados: la amarilla alude al dinero y el trabajo; la roja, al amor; la azul, a la tranquilidad; la verde, a la esperanza; en tanto la blanca, a la paz y la tranquilidad.