Una de las protestas más numerosas se produjo en la capital del país, Brasilia, donde unas cinco mil personas, de acuerdo con fuentes policiales, se congregaron frente al Congreso.
Un gran muñeco hinchable que caricaturizaba a Dilma Rousseff presidía la protesta llevada a cabo por brasileños, en su mayoría vestidos de amarillo, que demandaban la destitución de la mandataria al grito de "Fuera Dilma".
En Río de Janeiro, donde la protesta tuvo lugar en la emblemática playa de Copacabana, camiones equipados con altavoces trasladaban a los asistentes mensajes y consignas demandando el fin del mandato de Rousseff, quien fue reelegida en 2014.
En total las protestas, que fueron convocadas por grupos sociales como "Vem pra Rua" o "Movimento Brasil Livre", que se dicen ajenos a partidos políticos, se llevaron a cabo en más de cien ciudades del gigante suramericano.
La presidente afronta en estos momentos un juicio político con miras a su destitución que comenzó el pasado martes en la Cámara baja, pero que en estos momentos se encuentra suspendido a la espera de que el próximo miércoles, día 16, la Corte Suprema se pronuncie sobre los procedimientos necesarios para llevarlo a cabo.
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Estas maniobras podrían llegar a ser considerados "delitos de responsabilidad", una de las causas que la Constitución brasileña contempla como motivo para la destitución de un mandatario.
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