Los músicos que desafían la sharia

La cineasta Johanna Schwartz dirigió un crudo documental que narra el desafío de un grupo de músicos de Mali que huyen del extremismo islámico

Compartir
Compartir articulo
  163
163

En 2012, Mali estaba bajo un intenso caos social. Separatistas marginados por el gobierno habían unido fuerzas con los extremistas islámicos vinculados a Al Qaeda y tomaron el control de las ciudades del norte, lo que obligó a decenas de miles de malienses a huir de sus lugares de origen en las antiguas ciudades de Gao y Tombuctú.

La música, una de las formas más antiguas de la narración en Mali, fue prohibida; y los que se quedaron fueron objeto de una dura versión de la ley sharia. Las estaciones de radio fueron incendiadas, los instrumentos fueron destruidos, y los músicos se vieron obligados a huir o enfrentarse a la persecución e incluso la muerte.

Los músicos se vieron obligados a huir o enfrentarse a la persecución e incluso la muerte

Pero en Bamako, la capital, los que escaparon de la violencia en el norte vieron en la música la forma de luchar contra los yihadistas. Songhoy Blues, un grupo de cuatro jóvenes que comenzó a tocar música juntos una vez en el exilio en la capital, vieron a sus guitarras como herramientas para la paz.

Un artículo publicado en el sitio Foreignpolicy da cuenta de un documental que refleja la vida de estos músicos que huyeron del conflicto: "Para nosotros nuestras guitarras son nuestras Kalashnikov (las armas usadas por los terroristas)".

LEA MÁS:

La cineasta Johanna Schwartz, quien dirigió el documental, vivía en Londres cuando comenzó el conflicto pero había escuchado y admirado el poder de la música tradicional durante más de una década. Así que cuando oyó que distintos músicos se veían obligados a huir, ella compró un billete de avión a Bamako.

"Para nosotros nuestras guitarras son nuestras Kalashnikov"

"No podía no hacerlo. No podía perderme la historia", dijo en una entrevista telefónica desde Londres. "Yo tenía la idea, y yo tenía que hacerlo".

El documental, que se estrenó en Austin este año y llegará a los cines estadounidenses en la próxima primavera, es una inmersión profunda en una guerra que no era sólo la política, sino también sobre la cultura. Se disecciona el impacto del conflicto y del extremismo en la narración y el arte.

Se disecciona el impacto del conflicto y del extremismo en la narración y el arte

"Todos están en el exilio y pasan toda la película tratando de volver a casa", dijo la cineasta. "Ese es un mensaje muy fuerte. Su casa es un concepto muy poderoso para cada persona en el planeta. Todos tenemos sentimientos acerca de nuestra casa, y ¿por qué los músicos de Mali sentirían de forma diferente? "

La película de casi dos horas también se las arregla para seguir la complicada red de relaciones que se atan estos músicos entre sí y con el propio conflicto.