Josh Brolin ha construido una prolífica e interesante carrera en Hollywood. Con su participación en películas tan disímiles como Fuerza Antigangster o la versión americana de Oldboy, ha demostrado su versatilidad y talento para encarar cada papel que le ha tocado en suerte.
Ahora, en Everest, la película que retrata una tragedia ocurrida en la vida real durante una excursión al pico de la montaña en 1996, Brolin se pone en la piel de Beck Weathers, un texano que solo encontraba la paz interior escalando montañas, pero que no estaba preparado para llegar a la cima del monte más alto del mundo.
Brolin se encontró personalmente con Weathers antes de la filmación para que este le contara en primera persona como había logrado sobrevivir a tan extrema experiencia. Con todo ese bagaje de información, el actor se sometió al igual que el resto del elenco, a un rodaje extremo en Nepal e Italia. Luego, en los Pinewood Studios en Londres, se recrearon las secuencias de la llegada a la cima del Everest y otras escenas dramáticas, para las que se simuló la ventisca de nieve con sal que era arrojada contra los actores a cerca de 200 kilómetros por hora.
"Espero que haya quedado bien en el filme porque rodarla fue un suplicio", afirmó Brolin, quien nos recibió a solas en Los Ángeles para contarnos sobre su encuentro con Weathers y la complicada filmación de Everest.