Tras la explosiva interna del vestuario de Boca que estalló la pasada semana terminando en una cruda pelea con golpes de puño entre Agustín Orión y Pablo Ledesma (luego de que este último acusara al arquero de ser quien filtraba información de lo que sucedía puertas adentro), Juan Román Riquelme fue quien alzó la voz y brindó una conferencia –secundado por un silencioso Carlos Bianchi- en la que avisó que el plantel no hablaría más a partir del lunes 10 del corriente mes si los periodistas no presentaban pruebas en la concentración de que un futbolista les mandaba mensajes.
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