El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, está "profundamente decepcionado" por la declaración de Irán en rechazo de un comunicado adoptado por las potencias internacionales para una transición en Siria con el objetivo de poner fin a la guerra civil en ese país, dijo el vocero Martin Nesirky. Naciones Unidas no dudó y retiró la invitación a los persas.
La posible presencia de un representante de Hassan Rohani en la Conferencia de Ginebra desató la ira de Occidente y de los grupos opositores del brutal régimen. Los rebeldes fueron los primeros en salir al cruce. La Coalición Nacional Siria afirmó que no asistiría a las conversaciones en Ginebra, que deben iniciarse el miércoles, si no se retiraba antes de este lunes por la noche la invitación a Teherán. La marcha atrás de la ONU llegó y la oposición ya confirmó si presencia.
Irán también mantiene fuertes lazos con Siria, que es clave en Medio Oriente. Se trata, en su mayoría, de un país sunita (75%), pero los Assad, en el gobierno desde principios de los 60, pertenecen a la secta alawita, una rama de los chiítas. Esto forjó una relación con Teherán tras la revolución islámica de 1979.
De esa relación de aliados incondicionales surge el papel activo del grupo terrorista Hezbollah en apoyo de Damasco. Esta formación de extracción chiíta lleva adelante operaciones militares en Siria para auxiliar al Ejército de Bashar Al Assad en los ataques contra los rebeldes al régimen.
Desde el comienzo de la revuelta pacífica contra Bashar al Assad, en marzo de 2011, que terminó en la presente guerra civil, la violencia dejó más de 130.000 muertos y 2,4 millones de refugiados.
En las últimas horas, la provocación no sólo se centró en las declaraciones iraníes, sino que el propio dictador sirio le echó más pólvora al conflictivo escenario. En una entrevista concedida a la agencia de noticias AFP, el mandatario afirmó que existen "muchas posibilidades" de que busque la reelección en junio. "Considero que nada me impide presentar mi candidatura [...] y si la opinión pública lo pide, no dudaré un segundo en hacerlo. En resumen, podemos decir que hay muchas posibilidades de que presente mi candidatura", desafió. El cuestionado jefe de Estado negó cualquier posibilidad de admitir en su gobierno a representantes de la oposición, a la que acusó de ser una creación de los servicios de inteligencia extranjeros.
Bashar Al Assad es el presidente de Siria desde 2000. Reemplazó a su padre después de haber sido designado candidato por el Partido Árabe Socialista Baaz, que es partido único en el país. Su padre, Hafez Al Assad, había tomado el poder por medio de un golpe de Estado en 1971, después de participar en gobiernos militares desde 1963.