El estadio más caro de Brasil 2014 tiene goteras

El Nacional de Brasilia costó más de 500 millones de dólares, pero después de finalizadas las obras, hay fallas en su construcción. Otros tres escenarios no se entregarán en la fecha prevista por la FIFA

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 AP 163
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De los doce estadios que han sido construidos o remodelados de cara al Mundial de Fútbol Brasil 2014, que se celebrará en el país durante el mes de junio, el Nacional Mane Garrincha de Brasilia es el que más dinero ha costado: más de 500 millones de dólares.

Sin embargo, eso no lo ha salvado de algunas fallas en su construcción, como las que se evidenciaron el pasado fin de semana durante el partido de fútbol femenino entre Chile y Brasil, cuando los techos comenzaron a dejar pasar el agua.

El Nacional de Brasilia costó más de 500 millones de dólares, pero después de finalizadas las obras, hay fallas en su construcción. Otros tres escenarios no se entregarán en la fecha prevista por la FIFA

De acuerdo con la prensa oficial, casi toda la parte baja de las tribunas estaba inundada. Sin embargo, Secopa, la agencia gubernamental que opera el estadio, minimizó el problema y aseguró que las filtraciones no eran serias y que no se afectará el normal desarrollo de la Copa del Mundo. Así lo informó el diario español El País.

"Debido a que es un estadio nuevo, grandioso y complejo, algunos puntos están siendo corregidos y controlados, pero no hay nada que comprometa el funcionamiento del estadio o la posibilidad de que alberguen eventos", explicó Secopa en un comunicado.

Según El País, el estadio tiene una capacidad para 73.000 espectadores y albergará 6 partidos durante el mundial; entre ellos, uno de los encuentros de cuartos de final y la definición del tercer puesto.

No se trata del primer problema relacionado con los escenarios brasileños. Al menos tres de los seis estadios que deben ser finalizados para el Mundial serán entregados fuera del plazo estipulado por la FIFA. Además, un total de cinco personas han muerto mientras trabajaban en las 12 sedes.

El estadio

Joao Havelange en Río de Janeiro

tuvo que ser cerrado meses atrás, seis años después de que fuera construido para los Juegos Panamericanos. Según los ingenieros que lo visitaron, había

peligro de que el techo se viniera abajo si se producían vientos fuertes.