"Un minuto de silencio… para River que está muerto…", comenzó a gritar la parcialidad de Boca Juniors en el estadio Malvinas Argentinas de la provincia de Mendoza y, de esa manera, dio inicio al momento más tenebroso de la noche, donde el folclore del fútbol y la rivalidad entre hinchadas parecieron exceder todos los límites.
Los de Boca se mofaron de su rival con una bandera negra con la inscripción "Q.E.P.D RIBER 26-06-2011", fecha del descenso a la B Nacional, con miles de velas que se fueron encendiendo en toda la grada, un féretro con los colores de River Plate y una corona con el nombre de Daniel Passarella, actual presidente de la institución riverplatense.
Al mismo tiempo, en la otra tribuna, ante el asombro general por semejante provocación, la barra del millonario reaccionó quemando una bandera xeneize y profiriendo cánticos amenazantes.
Finalizado el partido, ambas hinchadas se retiraron sin realizar disturbios y el jefe del operativo de seguridad calificó como éxitoso el trabajo policial. Entonces, ¿quién autorizó el ingreso de velas, coronas, un ataúd y una bandera negra? La violencia y el poder "barrabrava" en el fútbol argentino no tiene límites.