Emotivo homenaje a Juan Pablo II

Miles de fieles se congregaron ayer en la Plaza de San Pedro del Vaticano para rezar y recordar a Karol Wojtyla, tras cumplirse el primer aniversario de su muerte. El Papa polaco fue una de las figuras más influyente en los conflictos internacionales de fines de siglo y un innovador en la utilización de los medios de comunicación para la difusión de su credo

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Eran las 21:37 cuando el vaticano anunció la muerte de Juan Pablo II. La plaza San Pedro se cubrió de una luz tenue y miles de fieles inclinaron sus cabezas para unir sus plegarias al alma de una de las últimas figuras trascendentes del Siglo XX. El Papa peregrino había dejado el mundo terrenal tras recorrer más de un millón de kilómetros predicando la palabra de la Iglesia Católica.

Karol Józef Wojtyla Kaczorowska, el Papa polaco o ?el Grande?, dejó marcada la historia con hitos entre los que se encuentra el atentado contra su vida. Pero quizá lo más trascendente de sus 27 años de pontificado fue la flexibilización y apertura que hizo del catolicismo al resto del mundo.

Además de encabezar el tercer mandato más largo de la historia de la Iglesia, Juan Pablo II fue el único pontífice capaz de incorporar 89 sedes diplomáticas del vaticano en distintos lugares del mundo, merced a los logros obtenidos durante las 104 visitas internacionales que realizó como embajador de la fe católica.

No son meros números. Las crisis sociales ?incluyendo guerras como la de las Islas Malvinas- que estallaron durante el último cuarto de siglo, lo tuvieron como uno de los actores principales. En su rol de pacificador, mediador y heredero de la palabra de Dios, Juan Pablo II evitó conflictos en muchos países del planeta.

Hace un año, cuando luego de una larga y penosa enfermedad Wojtyla murió a los 85 años en la sede del vaticano, los fieles católicos acuñaron una frase que marcó el nuevo camino de Juan Pablo a la santidad: ?Santo Súbito? (Santo Ya?), fue la exclamación que cada vez está más cerca de ser realidad.

El 28 de junio del año pasado el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, abrió oficialmente el proceso de beatificación del papa Juan Pablo II. Desde ese día, el vaticano recibió un promedio de 100 cartas diarias acreditando los milagros que Juan Pablo II necesita para ser canonizado (Ver nota vinculada).

Sin embargo, para ser beatificado es preciso que hayan pasado cinco años desde la muerte. Eso obligaría a esperar al menos hasta 2010 para empezar la eventual causa de beatificación de Juan Pablo II, pero el Derecho Canónico permite que el Pontífice emita una orden especial para anticipar ese plazo.

Una vida de alegría y fe

Antes de ser elegido Papa, Wojtila, tuvo una intensa actividad en el mundo de las letras. Poeta, filósofo y dramaturgo, escribió la obra teatral "El taller del orfebre", que más tarde fue convertida en ópera rock y presentada en España a comienzos de los `80.

Irónicamente, fue en esos meses que el Pontífice sufrió un atentado contra su vida. El 13 de mayo de 1981 recibió dos disparos que le perforaron el estómago y una mano de parte de un fundamentalista islámico. Esas heridas fueron el inicio de una serie de complicaciones en su salud, que permanecieron hasta el día de su muerte.

El atentado fue el día de la Virgen de Fátima y él siempre mantuvo que "una mano (la de Agca) disparó y otra (la de la Virgen) desvió la bala". De hecho, fue en tres ocasiones a Fátima, en Portugal, y durante el último viaje, en 2000, se develó el famoso "Tercer secreto de Fátima", que se refería precisamente -según informó el Vaticano- al atentado que había sufrido.

Ninguna de las enfermedades que aquejaron al Papa impidieron que el peregrino siguiera su camino.

Hábil embajador del mundo

Recién asumido su pontificado, Juan Pablo II enfrentó su primer reto como mediador: el conflicto en Argentina y Chile por el Canal de Beagle.

Fue en momentos en que ambas naciones tenían sus tropas desplegadas a lo largo de la frontera y estaban a horas de iniciar las operaciones militares. Juan Pablo II, aprovechando los vínculos de los militares con la Iglesia, influyó decisivamente en impedir el inicio de las hostilidades enviando al Cardenal Antonio Samoré como su representante.

Obtuvo la separación de las fuerzas y el inicio de un proceso de mediación que culminaría en 1984 con la firma del Tratado de Paz y Amistad entre ambos países.

Más de una década después, y pese a su implacable deterioro físico, en marzo de 2003 Juan Pablo II se opuso con todas sus fuerzas y autoridad a la invasión norteamericana de Irak.

Entre los principales episodios de su pontificado está la primera visita de un Papa a una iglesia luterana (Roma, 1983), la primera a una sinagoga (Roma, 1986), la Jornada Mundial de Oración por la Paz (Asís, 1986) y la excomunión del obispo Marcel Lefebvre (1988).

Ese año se produjo un hecho histórico: Juan Pablo II visitó un país ortodoxo, Grecia, y entró en una mezquita, la de Damasco (Siria), siendo la primera vez que un Pontífice católico pisaba una mezquita y oraba en su interior.

Asimismo, figuran el primer encuentro de un Papa con una comunidad musulmana (Casablanca, 1985), el Año Santo de 1983, a partir del cual creó las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas varias veces en Roma, Buenos Aires, Santiago de Compostela (España), Denver (Estados Unidos), Manila, Czestochowa (Polonia), París y Toronto (Canadá).

También destaca el encuentro con el último presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, en diciembre de 1989 y la normalización de la Iglesia Católica en los países europeos hasta entonces comunistas, y la visita realizada en enero de 1998 a Cuba, donde fue recibido con todos los honores por Fidel Castro.
El Pontífice fue un actor de suma importancia en el proceso de caída del comunismo en oriente.

Obras de la Iglesia

Además de sus catorce encíclicas, con Juan Pablo II se publicaron los nuevos Códigos de Derecho Canónico Latino (1983) y Oriental, así como el Catecismo Universal de la Iglesia Católica (1992), fruto del sínodo especial de obispos de 1985, dedicado al Concilio Vaticano II.

Su gran deseo, que materializó, fue llegar al año 2000, abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro e introducir la Iglesia en el tercer milenio.

En la primavera de 2000 pudo por fin pisar Tierra Santa. Visitó el Monte Nebo, donde (según el Antiguo Testamento) el profeta Moisés vio la Tierra Prometida antes de morir; Belén, Jerusalén, Nazaret y varias localidades de Galilea.

El cyber Papa

Wojtyla fue un extraordinario políglota. Además de su lengua natal dominaba el griego clásico, el latín, italiano, francés, español, portugués, inglés y alemán.

También fue un excelente deportista en su juventud y llegó a adelantar su ceremonia de entronización como Papa para no interferir con un partido de fútbol que tenían previsto emitir por la televisión (Ver nota vinculada).

Uno de los logros más significativos que demuestran su espíritu vanguardista fue el uso intensivo que hizo de los medios de comunicación y de Internet para hacer llegar sus mensajes.

Pero más allá de sus actos y hechos en todos lo planos de su pontificado, el gran logro de Juan Pablo II -quizá el más importante para la fe e su credo- fue el del contacto directo que tuvo con los fieles.

Wojtyla fue el Papa de la gente. Con su estilo, se puso al nivel de su gente, desechando el verticalismo a ultranza utilizado por sus antecesores. Juan Pablo II fue el Pontífice de las multitudes, el Papa amigo de los niños y el hombre de una sonrisa transparente.

Hoy, en todo el mundo, la figura del Papa peregrino es recordada y conmemorada por fieles y autoridades internacionales, en películas y libros, como nunca se hizo con otro Papa de la Iglesia Católica.

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