¿Podrá seguir creciendo en el 2005 el país al fuerte ritmo que vemos en la actualidad?
Es probable que sí, en tanto y en cuanto la Argentina reestructure favorablemente su deuda pública en default. Sucede que el crecimiento actual responde a que el país se sacó de encima dos mochilas que generaban señales de desaliento en los últimos años de la convertibilidad: el tipo de cambio fijo y la existencia de dos déficit gemelos: el fiscal y el comercial.
Ahora que ambos problemas han desaparecido, la realidad es otra.
Desde el 2003 la economía ha comenzado a crecer de una manera distinta que en los ?90, trasformando esos déficit y estableciendo un nuevo paradigma: crecer con un importante excedente fiscal junto a un superávit comercial abundante. Todo con un dólar flotante.
* Superávit fiscal: la cantidad de recursos ingresados en el Estado (Tesoro nacional) como consecuencia de la excelente performance de la recaudación tributaria (impulsada por una también importante participación de impuestos distorsivos) sigue permitiendo a la administración pública nacional, no sólo sobrecumplir con total holgura (más de 50%) las metas fiscales acordadas con el Fondo Monetario Internacional para todo el año, sino también financiar un nivel creciente de gasto corriente.
Con estos resultados, el Gobierno tiene ampliamente sobrecumplida la meta anual de superávit primario (ingresos menos gastos excluidos los intereses de la deuda).
Ante los $10.000 millones comprometidos con el FMI para todo el año, las proyecciones actuales lo sitúan en alrededor de los $20.000 millones para este año.
En el 2003 el Gobierno mostró un superávit fiscal (ingresos-gastos-intereses de la deuda) de u$s600 M mientras que desde 1983 siempre hubo déficit fiscal. Sólo en ?93 se obtuvo un superávit fiscal de u$s2.200 millones.
Cabe aclarar que el país está en default, por lo tanto los intereses a pagar de la deuda se han reducido drásticamente desde fines del 2001.
* Comercio exterior: otro de los aspectos que juega en favor es el superávit de balanza comercial (exportaciones menos importaciones) que permitirá generar ingresos de divisas por unos u$s12.000 millones a lo largo de este año y que ha generado una importante oferta de dólares en el mercado desde el 2002 a la fecha. Esa oferta de dólares no se observaba durante la convertibilidad, ya que desde 1992 en adelante y con excepción del ?95 y el ?96 el país tuvo déficit comerciales abultados.
Esta mayor dispinibilidad de divisas juega en favor del BCRA, que mediante sus compras en el mercado puede manejar el tipo de cambio más allá de que los niveles de inflación junto con el cumplimiento del programa monetario sean los elementos fundamentales para determinarlo.
* Fin de la convertibilidad: el tipo de cambio variable, a diferencia del uno a uno fijo, funciona bajo la presión de varios factores como la evolución del precio de la soja y el petróleo.
De todas maneras, hoy, claramente la oferta de dólares que generan las exportaciones es muy superior a la demanda para pagar importaciones y deuda y que la dolarización de ahorros. Pero en la medida en que haya ingresos de capitales netos el problema del Gobierno será más impedir que baje de los 2,90 que evitar que suba por encima de los 3 pesos.
Así, los recientes números de crecimiento muestran que la economía argentina comienza a recuperar los niveles de aumento del PBI observados en el primer trimestre, algo que era prácticamente impensable en abril y mayo, cuando la crisis energética era la gran amenaza para la reactivación.
Y si ahora Roberto Lavagna subió sus estimaciones de crecimiento para este año de 6,5 a 7% anual, es probable que ese número sea bajo y la economía crezca más de 8%. Es también muy probable que en el 2005 la tasa de crecimiento llegue a 5 por ciento.
Por Carlos Arbía
Especial para Infobae