Antifragilidad: 5 estrategias para desarrollar la nueva resiliencia en las organizaciones ante un mundo incierto

Es un concepto tanto para la vida profesional como personal, creado por el ensayista Nassim Taleb, destinado que abordar las crisis y los cambios para crecer y mejorar. Por qué es una enseñanza para ser más adaptable y exitoso

Compartir
Compartir articulo
Ser antifrágil significa dejar de lado la ilusión de control y abrirse a la incertidumbre, y se necesita desarrollar estrategias que permitan responder con agilidad a situaciones inesperadas (Imagen ilustrativa Infobae)
Ser antifrágil significa dejar de lado la ilusión de control y abrirse a la incertidumbre, y se necesita desarrollar estrategias que permitan responder con agilidad a situaciones inesperadas (Imagen ilustrativa Infobae)

En un mundo azotado por la incertidumbre y el cambio constante, la antifragilidad emerge como una filosofía liberadora. Este innovador concepto, introducido por Nassim Taleb en su obra “Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden”, trasciende nuestras nociones convencionales de resiliencia y estabilidad. ¿Cómo podemos aplicar la antifragilidad en nuestra vida diaria y en el entorno laboral? ¿Por qué se la define como “la nueva resiliencia”?

Nassim Taleb es un ensayista y pensador nacido en el Líbano, que trabajó varios años en el mundo de las finanzas, en áreas como el trading de opciones y la gestión de riesgos. Ha sido profesor en la Universidad de Nueva York. Entre sus obras más conocidas, su serie “Incerto”, que incluye, entre otros, el libros “Antifrágil”.

Es el creador del concepto de “El cisne negro” en referencia a eventos altamente improbables pero de gran impacto global, y la “antifragilidad”, dedicado a describir sistemas que se benefician del caos y la incertidumbre.

¿Qué es la Antifragilidad?

La antifragilidad es más que una simple resistencia o recuperación frente al estrés o la adversidad. Se trata de una cualidad que permite a un sistema o individuo no solo resistir a los golpes y fracasos, sino prosperar a partir de ellos. En un giro creativo, Taleb menciona el ejemplo de la Hidra de la mitología griega para ilustrar este principio: corta una cabeza a la serpiente y crecerán dos más, más fuertes que antes.

Elimina los procesos, productos o relaciones comerciales que no aportan valor o que son perjudiciales (Freepik)
Elimina los procesos, productos o relaciones comerciales que no aportan valor o que son perjudiciales (Freepik)

Para introducirnos en su tema, propone una tríada conceptual que incluye la fragilidad, la robustez y la antifragilidad:

- Fragilidad: Representa sistemas o entidades que son vulnerables a desafíos, cambios y estrés. Cuando se enfrentan a perturbaciones, tienden a quebrarse o fallar.

- Robustez: Los sistemas robustos pueden resistir shocks y estresores sin cambiar fundamentalmente. Mantienen su integridad bajo condiciones adversas.

- Antifragilidad: A diferencia de los dos anteriores, un sistema antifrágil mejora y se fortalece cuando está expuesto a ciertas clases de desorden y estrés. Esto no significa ser invencible, invulnerable o indestructible: todo lo contrario. Significa que contar con las herramientas de previsión apropiadas en tu desarrollo interno para afrontar lo que se presente con mayor entereza y confianza.

La antifragilidad implica, por lo tanto, poseer una robustez adaptativa, contar con un plus de resiliencia para activar cuando se necesite y ser inquebrantables (no indestructibles).

También implica ser adaptables al caos y encontrar beneficios aún en medio de la situación; ser estables en situaciones de alta presión, y resultar fortalecidos por una dosis razonable de estrés como impulsor y sostén. No se trata, aquí, del estrés sostenido en el tiempo, que puede transformarse en burnout, el síndrome del quemado, sino de algo que de todas formas aparecerá en la vida de cualquier persona y la estresará: es entonces cuando lo transformas a tu favor.

Ante una crisis económica, las personas y empresas pueden diversificar sus inversiones o ahorros de contingencia lo mejor posible, o, sin caer en el pensamiento catastrófico, planificar los escenarios extremos (Freepik)
Ante una crisis económica, las personas y empresas pueden diversificar sus inversiones o ahorros de contingencia lo mejor posible, o, sin caer en el pensamiento catastrófico, planificar los escenarios extremos (Freepik)

Modelar la antifragilidad desde lo cotidiano

Comprender la antifragilidad implica primero reconocer el valor formativo de los fracasos y los desafíos. Mientras que sistemas o individuos frágiles —que no se debe confundir con débiles— temen y evitan cualquier tipo de estrés, son quebradizos y asustadizos frente a las situaciones, quienes desarrollan los componentes de robustez y adaptabilidad se nutren de estas experiencias, adaptándose y fortaleciéndose en el proceso.

Esto se observa con total claridad en la naturaleza, a través del proceso evolutivo. Las especies están en una constante batalla por la supervivencia, adaptándose y refinándose en respuesta y afrontamiento a desafíos ambientales. Aquellos que no se adaptan, simplemente desaparecen.

La engañosa estabilidad del mundo moderno

Taleb señala que nuestra búsqueda moderna de estabilidad y control nos ha hecho intrínsecamente más frágiles. Instituciones y políticas centradas en la eliminación de riesgos y la predicción de resultados han creado sistemas que son altamente susceptibles a perturbaciones imprevistas.

El asunto de la predicción o futurología de riesgos que se alienta socialmente bajo el pretexto de dar calma o estabilidad por anticipado, es algo para prestar atención y evitar caer en un realismo mágico, porque nadie puede predecir lo que va a pasar mañana, en un mundo absolutamente cambiante.

Según el autor de este ensayo, en lugar de buscar certezas ilusorias, es posible cultivar una mentalidad flexible que nos permita adaptarnos a cualquier eventualidad.

Fragilidad: Representa sistemas o entidades que son vulnerables a desafíos, cambios y estrés. Cuando se enfrentan a perturbaciones, tienden a quebrarse o fallar (Imagen ilustrativa Infobae)
Fragilidad: Representa sistemas o entidades que son vulnerables a desafíos, cambios y estrés. Cuando se enfrentan a perturbaciones, tienden a quebrarse o fallar (Imagen ilustrativa Infobae)

Porque ser antifrágil significa dejar de lado la ilusión de control y abrirse a la incertidumbre, y se necesita desarrollar estrategias que permitan responder con agilidad a situaciones inesperadas.

Por ejemplo: ante una crisis económica, las personas y empresas pueden diversificar sus inversiones o ahorros de contingencia lo mejor posible, o, sin caer en el pensamiento catastrófico, planificar los escenarios extremos.

Descubriendo nuestra antifragilidad

El desarrollo de la antifragilidad se puede trabajar previamente para llegar mejor preparados, y no necesita esperar que ocurra algo desastroso para activarla. Esta es una enorme diferencia con la resiliencia, componente humano que se despierta en situaciones altamente desafiantes; por ejemplo, como todos vivimos en la pandemia del COVID-19 que impactó globalmente y cambió el mundo para siempre.

Para el coach, entrenador y educador Fernando Sáenz Ford, que se ha dedicado a estudiar y divulgar la antifragilidad en individuos y organizaciones, “el proceso de iniciarse en esta práctica no significa que seas una persona acorazada e invulnerable. En esencia, se trata de aumentar tu poder personal en situaciones de adversidad, descubriendo tus áreas de impacto auténticas dentro de lo que se presenta y parece un enorme desafío.”

“La antifragilidad es un terreno fértil que se puede cultivar para prepararte mejor ante las situaciones. Cuando cuentas con ella, tu ‘10′ interior se desata y la originalidad de tu ser y alma se libera, multiplicando el impacto positivo en las distintas dimensiones de las personas; por ejemplo, la calidad de la vida emocional, tu prestigio, el sostenimiento de metas y objetivos, e incluso tomar oportunidades profesionales o financieras en medio de la crisis”, explicó Sáenz Ford.

Afronta los desafíos personales con una actitud distinta, que se puede cultivar en tu mentalidad, para vivirlos como oportunidades para el autodescubrimiento y el crecimiento (Freepik)
Afronta los desafíos personales con una actitud distinta, que se puede cultivar en tu mentalidad, para vivirlos como oportunidades para el autodescubrimiento y el crecimiento (Freepik)

5 pasos para ser antifrágiles en la vida y los negocios

Según Nassim Taleb, hay muchas formas de desarrollar la actualidad de la antifragilidad en la vida, antes de que ocurran las situaciones. Es necesario entrenarse para cultivarlas y tenerlas listas para cuando llegue el momento.

Aquí van cinco alternativas, mostrando cómo aplicarlas en los negocios y en la vida personal, según su enfoque

1. Adoptar una mentalidad de “opciones abiertas”

Crea, diseña y mantén diversas opciones a tu disposición para ser flexible y adaptable. No te cases con una única estrategia o plan. La mayoría de las personas funciona con escenarios únicos, cuando la realidad indica que existen múltiples posibilidades.

- Ejemplo en los negocios: En vez de invertir todo en un solo proyecto, diversifica. Mantén una cartera de proyectos y oportunidades.

- Ejemplo en la vida personal y profesional: Evita poner todos los huevos en una sola canasta. Si una relación social o un trabajo falla, ten otros intereses y relaciones para mantener el equilibrio. Diversifica todo lo posible.

Vida personal y profesional: Haz un inventario de tus hábitos y relaciones y descarta lo que te arrastra hacia abajo. Anota (en lo posible a mano) las herramientas con las que cuentas, y las que te gustaría adquirir para tener más equilibrio y destreza en los desafíos (Imagen ilustrativa Infobae)
Vida personal y profesional: Haz un inventario de tus hábitos y relaciones y descarta lo que te arrastra hacia abajo. Anota (en lo posible a mano) las herramientas con las que cuentas, y las que te gustaría adquirir para tener más equilibrio y destreza en los desafíos (Imagen ilustrativa Infobae)

2. Aceptar y aprovechar el caos

En lugar de resistirte al cambio y a la incertidumbre, utilízalos como oportunidades para aprender y crecer. Esto implica responsabilidad personal ante las situaciones, entrenar tu preparación previamente, y practicar lo que vas aprendiendo para corroborar lo que te funciona, y lo que no.

- Negocios: Aprovecha las fluctuaciones del mercado para identificar nuevas oportunidades o nichos.

- Vida personal y profesión: Afronta los desafíos personales con una actitud distinta, que se puede cultivar en tu mentalidad, para vivirlos como oportunidades para el autodescubrimiento y el crecimiento.

3. Priorizar la robustez

También puedes diseñar tu vida y tu negocio para que sean robustos ante las adversidades y resistentes, adaptables y flexibles frente al estrés.

- Negocios: Crea sistemas y procesos que puedan soportar shocks sin desmoronarse. Enfócate en modelos de “Océanos azules”, donde no compites con los “Rojos” (un océano lleno de tiburones peleando por la misma porción); distínguete y despégate tanto del mercado y en tu rol en tu empresa o trabajo, que prácticamente nadie pueda superarte en tu excelencia.

- Vida personal y profesión: Aprende habilidades de afrontamiento y mantén un equilibrio entre tu vida laboral y personal para tener más fortaleza frente al estrés.

4. Practicar la “Vía Negativa”

A veces, eliminar lo que es dañino es más efectivo que intentar añadir algo nuevo. Primero, elimina todo lo que no sirve, actualiza, limpia, recicla y empieza con una nueva mentalidad.

En un mundo azotado por la incertidumbre y el cambio constante, la antifragilidad emerge como una filosofía liberadora (Imagen ilustrativa Infobae)
En un mundo azotado por la incertidumbre y el cambio constante, la antifragilidad emerge como una filosofía liberadora (Imagen ilustrativa Infobae)

- Negocios: Elimina los procesos, productos o relaciones comerciales que no aportan valor o que son perjudiciales.

- Vida personal y profesional: Haz un inventario de tus hábitos y relaciones y descarta lo que te arrastra hacia abajo. Anota (en lo posible a mano) las herramientas con las que cuentas, y las que te gustaría adquirir para tener más equilibrio y destreza en los desafíos.

5. Adoptar la “Redundancia Beneficiosa”

Tener algo de redundancia puede ser útil para enfrentar situaciones imprevistas. La redundancia puede ser dividir un proceso en tantas partes como sea necesario, y mejorarlas para que produzcan un resultado superador; y también explorar patrones de éxito en lo que hagas en medio de las crisis, e iterarlo (dividirlo, conectarlos, repetirlos) lo suficiente, sin quedarte en el estancamiento de una única opción.

- Negocios: Mantén un “colchón” financiero o recursos extras para tiempos difíciles. Explorar lo que sí funciona aún en el caos, y potenciarlo; soltar el apego a lo que ya no funciona y cuesta tiempo, dinero y energía.

- Vida personal y profesional: Cultiva diversas habilidades y mantén una red social variada para tener una “red de seguridad” o de contención en la vida. Busca personas que acompañen tu desarrollo; limita tus vínculos por obligación con personas que consideres negativas, y corta el consumo de noticias que te contaminen en la nueva mentalidad y actitud que estás cultivando: de todas formas te vas a enterar de lo que necesites saber.

Daniel Colombo: Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado, Miembro y Mentor en Maxwell Leadership, el equipo de John Maxwell.