Vicky Xipolitakis contó que sufrió anorexia en la adolescencia: "Era un cadáver caminando"

"Fue la única etapa que se me borró la sonrisa de la cara", confesó la vedette, quien está a un mes y medio de ser mamá por primera vez

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Su presente no puede ser mejor, ya que apenas le resta un mes y medio para dar a luz al bebé que espera junto a su pareja, el empresario Javier Naselli.

Sin embargo, hubo una etapa de la vida en la que Vicky Xipolitakis no la pasó nada bien, y ella misma lo confesó durante su visita a Incorrectas, el ciclo que conduce Moria Casán por la pantalla de América.

"A vos que pasaste por la anorexia, ¿cómo fue tu etapa anoréxica? que tomabas solamente agua, contanos eso", le preguntó la conductora.

"Sí, fue la única etapa que se me borró la sonrisa de la cara", confesó la vedette, quien reconoció que comenzó con este trastorno alimenticio en la adolescencia.

"Contame una cosa, ¿cómo fue lo que te agarró que decís hoy no como? ¿Qué fue, una imagen deformada que te devolvía el espejo?, ¿qué te pasó ahí?", preguntó La One.

"Me veía que estaba normal, y hoy veo una foto y era un cadáver caminando. Se te mete como un mal adentro del cuerpo, como un monstruo", se sinceró Vicky.

"¿Y cuál pensás que fue el disparador?", consultó Moria.

"Me quería empezar a cuidar, si todas hacían dieta yo quería hacer más, quería llamar la atención de algún punto, casi me muero, pierdo la vida", afirmó Xipolitakis, quien dijo que sólo fueron unos meses y que logró salir "por el amor de mi familia, lo más grande que tengo"

"¿Cómo fueron tus primeros síntomas, qué te agarró?", indagó la conductora.

"¿Qué me agarró? Que quería empezar a ponerme linda y terminé horrible, porque es todo de la cabeza. Linda es si comés bien, saludable", contestó.

"Tomaba seis litros de agua por día, iba al colegio en vez de con la mochila iba con dos bolsas de agua mineral, y dos pavas a la noche también tomaba. Nada, me servían la comida y cuando alguien se iba agarraba una bolsa y la escondía en el freezer, para que piensen que era la comida de los perritos que le regalaban después a la chica que limpiaba, y no comía nada. Y así pasé unos meses y nadie me quería atender porque no tenía grasa en el cuerpo", se sinceró.

"En ALUBA no me quisieron atender porque no tenía grasa corporal, me midieron, no se quisieron hacer cargo, no sé, fui con mis papás. Nunca me lo voy a olvidar, llegué a pesar 35 kilos. Era un hueso caminando, me acuerdo de estar tirada en la cama, que no podía agarrar la ropa del placard, me tiraba y no la podía agarrar porque no tenía fuerza", agregó.

"A mi mamá la escuché llorando y me dije ¿yo voy a estar haciendo sufrir a mi familia?, y empecé a comer despacito y dije no pasa nada, estoy divina, y empecé a recuperar la felicidad, la vida", reconoció.

"Al final me daban push porque la menstruación se me había cortado unos tres meses. Fue una época fea, no fue nada linda, y gracias a Dios fue muy rápido por mi familia, que estuvo encima y no pude permitir que mi familia, lo que más amo, hacerla sufrir. No era nada, era un cadáver caminando, no tenía vida, fue el único proceso de tristeza en mi vida", concluyó.

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