La columna de Alfredo Leuco siempre suele estar dedicada a la coyuntura política del país.
Sin embargo, tratándose del último programa de Los Leuco el reconocido periodista prefirió dedicarle sus palabras a su hijo, Diego.
"Se titula 'Gracias a la vida'", arrancó el conductor. "No empieza mejor etapa que cuando uno empieza a cuidar a su hijo porque es muy chico", recordó sobre sus inicios como padre del "changuito", como suele llamarlo él afectuosamente.
"Al principio, me dejaba ganar al ping-pong, hasta que un día me di cuenta que él se dejaba ganar", expresó en un pasaje de la editorial, para luego referirse a las anécdotas compartidas como hinchas de Boca. "Compañeros de cancha, en La Bombonera, con tantas alegrías y tristezas", lanzó.
Claro que también hubo espacio para hablar de los consejos que le dio para la profesión. "Le aconsejé que sea curioso, honesto y respetara el anonimato de la fuente", dijo al respecto.
"Llega un momento donde nuestro hijo deja de consultarnos todo y nosotros le consultamos a ellos. Cómo se usa el celular, por ejemplo. ¿Cuándo pasó esto? ¿Cuándo los fiscales y jueces me empezaron a mandar saludos a través de ellos?", reflexionó Leuco padre, quien también recordó los años del kirchnerismo, cuando era duramente criticado.
"Gracias a la vida porque él vivió de cerca cómo me persiguieron. Pero no se acobardó, sino todo lo contrario: me dijo que estudió periodismo para decirle a estos ladrones que ahora había dos Leucos, no uno solo", afirmó al respecto.
"Vimos hasta padres que nos decían que veían el programa con sus hijos o hasta trabajan con ellos cuando antes no podían. No pensábamos que íbamos a llegar a esto", se emocionó Alfredo, quien luego le dio paso a las palabras de su hijo.
"Fue un desafío muy grande estar a la altura. Te agradezco por tu pasión eterna, por la libertad que me das ahora, que yo pueda tener mi programa es un poco una idea tuya, y eso habla de tu generosidad y grandeza. El orgullo que vos decís que sentís por mí está a la altura de lo que yo siento por vos", concluyó Diego con la misma emoción de su padre.
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