Andrea del Boca: "Ser madre soltera fue una decisión difícil, pero la tomé rápido porque Anna crecía dentro mío"

Se incorporó a la prestigiosa obra "Brujas", en su regreso a la actuación luego de la polémica por "Mamá Corazón". También reapareció en los medios, por consejo de su abogado, Juan Pablo Floribello. Y en este encuentro con Teleshow, una Del Boca renovada ("Me reinventé", dice) acepta responder una entrevista íntima

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Andrea del Boca: la realidad del país y la política, en su encuentro con Teleshow (Fotos y videos: Juan Vicente Manrique)

A simple vista, el cambio de imagen y de actitud es notorio: Andrea del Boca está más serena. Y estilizada. Recibe a Teleshow en un hotel de Cancún, donde se tomó unos días de descanso junto a su hija, Anna Chiara, antes de abocarse al vértigo del teatro de Buenos Aires: se sumó la emblemática obra Brujas. Significa su regreso a la actuación luego de Mamá Corazón, aquella novela que jamás se estrenó y por la cual deberá afrontar un juicio oral por supuesta defraudación al Estado por uso de dinero público.

"El teatro es sanador. Y llegó en un momento mío muy particular", dice la actriz, quien además se encuentra en la víspera de su medio siglo de trayectoria artística.

—¿Cómo estás, a días de cumplir 50 años de carrera?

—¡¡¡Todavía no!!! Preparando los festejos: en agosto los cumplo. Y firmé el contrato para sumarme a Brujas (junto a Leonora Balcarce, Andrea Bonelli, Romina Richi y Viviana Saccone) durante la temporada de Buenos Aires en la Calle Corrientes.

—¿Cómo te llegó la propuesta de volver al teatro?

—Estaba en España como conductora, haciendo un programa que se llama Alumbran amores, recorriendo distintos lugares y conociendo las culturas. Y me llama el doctor (Juan Pablo) Floribello y me dice: "Llegó esta propuesta". La idea me encantó porque Brujas es una marca registrada, una obra mágica, con mucha historia detrás. Y por otro lado, es volver al teatro, y cumplir sobre el escenario 50 años de carrera. Dije "¡sí!". Evidentemente, que cosas mágicas suceden.

—¿En qué momento de tu vida se da este regreso?

—Hace unos meses que empecé a focalizarme otra vez en mí para volver a trabajar como actriz, eligiendo bien cuál era el proyecto que quería encarar para mi regreso. Tuve algunas propuestas de televisión que eran un poco más de lo mismo, y necesitaba algo distinto. El hecho de volver con una obra de teatro… El teatro es sanador, y llegó en un momento mío muy particular.

Leonora Balcarce, Andrea Bonelli, Andrea del Boca, Romina Richi y Viviana Saccone, las “Brujas” (Foto: Verónica Guerman / Teleshow)
Leonora Balcarce, Andrea Bonelli, Andrea del Boca, Romina Richi y Viviana Saccone, las “Brujas” (Foto: Verónica Guerman / Teleshow)

—¿A qué te referís?

—A esto de volver a trabajar y decir: "No quiero hacer algo que sea más de lo mismo". El teatro me da la opción de reinventarme.

—Se te ve distinta en cuanto a tu imagen. ¿A qué se debe este cambio?

—Fue un largo proceso. En estos últimos dos años pasaron muchas cosas, y la verdad es que estuve trabajando más interiormente, conmigo, que profesionalmente, exponiéndome en los medios… Aunque, obviamente, en los medios estuve por hechos de público conocimiento. Mucho tuvo que ver el doctor Floribello. Cuando lo conocí entendió que había que cambiar la estrategia y comunicar más las cosas que estaban pasando. Me dio la tranquilidad como para poder enfocarme más en mi trabajo como artista. Estoy en paz y con ganas de volver otra vez a lo mío, que es la actuación.

—Durante tu ausencia en los medios, ¿qué fue lo que más te molestó?

—No poder defenderme. Aunque lo que más me dolió fue la pérdida de mi padre, sin duda alguna. El resto es una cuestión de tiempo; muchas
cosas ya se pusieron en claro en los medios, con hechos concretos. Es cuestión de que se sepa la verdad.

—Vamos a filmar una película. ¿De qué se trata? ¿También participará tu abogado?

—Fue un ofrecimiento para hacer un thriller romántico. No tiene que ver con mi caso, concretamente, pero es una historia con un abogado penalista… En un momento dado, cuando estábamos hablando, surge la propuesta de parte del productor: "¿Por qué no el doctor Floribello?". "¿Por qué no? Pregúntenle a él si le parece bien", le dije. Y ahí lo estamos convenciendo…

Andrea del Boca: la vuelta al teatro, su etapa de introspección y su nueva estrategia mediática

—¿Cómo ves los medios hoy, en especial la televisión?

—No veo tanta televisión. Creo que la Argentina como país es un reflejo de lo que nos pasa como sociedad, entonces es cíclico: hay momentos en que la ficción está en crisis y no se hace tanto como se hacía en otros momentos. Obviamente que no es un tema aislado de lo que vive la realidad argentina, y
que como profesional, lo sufro y lo lamento. Tenemos grandes profesionales, actores, técnicos, autores y directores, pero es un ciclo, no es permanente. Claro que abundan otros tipos de programas: por una cuestión económica, es mucho más fácil comprar una lata o hacer un programa periodístico en vivo que hacer una ficción.

—¿Cómo está tu hija, Anna Chiara, luego de todo lo que pasó con su papá, Ricardo Biasotti?

—Aprendí, en los 18 años que tiene Anna, a ser mamá, ocupar ese rol y acompañarla. Anna es una mujer que ya toma sus propias decisiones, y celebro que así sea porque es la ley de la vida. Así que no me metí en sus decisiones, o en su momento, en salir a hablar, y en el ámbito que ella eligió. Solamente me dediqué a acompañarla en todo ese proceso, que sabía, como persona de los medios, que iba a tener un rebote. Son las reglas de este juego, pero no fue con otro objetivo más que presentarse en sociedad y salir a hablar y a contar ciertas cosas que a ella la lastimaron, la dañaron mucho. Y yo creo que cuando uno habla, es sanador. Celebro que Anna haya podido expresarse y no guardarse algo que durante mucho tiempo la lastimó.

La decisión más difícil de tomar en mi vida fue la de ser madre soltera. No me llevó mucho tiempo porque Anna crecía dentro mío. Sí fue algo que yo no busqué, y que llegó

—¿Qué te enseña tu hija?

—Todo. Me enseña a ver la vida desde otro lugar.

—¿Por ejemplo?

—Yo digo que Anna es un alma vieja, es alguien que viene reencarnada de otra vida, y que ella ha sido mi madre, que se cambiaron los roles. Tenemos una relación de hablar mucho siempre, de contarnos las cosas que nos pasan: lo que deseamos, los sueños, las ilusiones y los dolores. Anna me muestra la vida con ojos inocentes, porque es una mujer muy joven, pero también con otra sabiduría, (capaz) de decir: "Mamá, calma. Si esto sucede es por algo, no te apresures". Es como que me pone paños fríos.

—Hablemos de hombres. ¿Anna tiene novio?

—No hablo de la vida personal de ella.

—Entonces hablemos de los hombres en general. ¿Cómo los percibís hoy?

—Los hombres están complicados. ¿Y nosotras? Puntos suspensivos… ¿No somos un poquito complicadas? Creo que es un momento de cambio, y que a muchos hombres les sorprende el cambio general de la mujer. Entonces, ahora ya no te dicen "¡Qué linda!" porque tienen miedo de que les hagas una denuncia por acoso. Es un momento en el que hay que encontrar ese equilibrio en el cual es lindo que las mujeres nos sintamos halagadas por la caballerosidad del hombre y de que no sintamos que todo es una agresión, y poder poner en su lugar lo que sí no queremos que suceda.

—¿Por ejemplo?

—Que nos pasen por encima, que no tengamos los mismos derechos, las mismas posibilidades de trabajar a la par e igual que ellos. En esta revolución hay como una vuelta de tuerca, y muchos hombres están como asustados.

Andrea del Boca también habló de su hija, Anna Chiara, quien la acompañó en estas vacaciones

—¿Cómo convivís con la tecnología y la relaciones personales?

—La tecnología es cosa de los adolescentes, ellos nacieron con ella y saben cómo comunicarse. Hoy no es lo mismo que un hombre intente conquistarte por WhatsApp; entonces, es muy literal. Tenemos que volver a permitirles a los hombres que nos conquisten, que vuelvan a invitarnos a tomar un café y que nos pasen a buscar. No está mal eso. Tenemos que darnos la posibilidad de volver a enamorarnos.

—Estás más delgada. ¿Cómo hiciste?

—Ahora que pasó todo y que las aguas volvieron a tranquilizarse, me dediqué un poco más a mí.

—Te reís. ¿De qué?

—Me río porque el doctor Floribello, un día estábamos hablando…

—¿Por qué le decís "doctor Floribello"?

—Porque él es abogado. Pero un día estábamos hablando…

—¿Es tu novio el doctor Floribello?

—No, somos amigos, somos amigos, somos muy buenos amigos… La verdad es que lo conocí en un momento muy difícil, y me ha ayudado mucho, y ha cambiado muchas cosas en mi vida. Por eso celebro haberlo conocido, pero, bueno, las cosas como son. Un día estábamos hablando…, y como él conoce mucho, porque hace unos años se dedicaba a entrenar, le dije: "Bueno, ¿por qué no me hacés una dieta?".

Andrea del Boca y Juan Pablo Floribello (Foto: Verónica Guerman)
Andrea del Boca y Juan Pablo Floribello (Foto: Verónica Guerman)

—¿Y te la hizo?

—Sí, pero no me gustan esas dietas en las que uno se mata de hambre y después te comés todo, porque es el efecto yo-yo. Surgió de estar charlando, tomando un té, y decir: "Bueno, mirá, ponete así, y hace esto acá…", y la verdad es que funcionó. Creo que también tiene que ver con estar predispuesta a darme ese lugar y ese tiempo, porque antes tenía otras prioridades, pensando en otras cosas y no pensando en mí, o en mi físico.

—Es muy cruel el tema de la imagen. ¿Cómo te sentías cuando estabas por encima de tu peso?

—Hace mucho tiempo, cuando tenía 20 años, lo vivía como una agresión muy fuerte. Pero en un momento me lo replanteé y (me) dije: "Yo no soy un envase, tengo sentimientos, tengo valores, y quiero que me reconozcan por eso". Trabajé mucho en mí misma. Nunca fui anoréxica, pero entiendo que es muy cruel: no sé si en toda la Argentina pero sí por lo menos en Buenos Aires hay un acento muy cruel hacia la mujer y hacia lo estético. En estos últimos dos años yo tenía otras prioridades, y mi cabeza estaba puesta en otro lugar, no en lo estético, porque como no estaba haciendo algo artístico no estaba pendiente de eso. Estaba pendiente de cicatrizar ciertas heridas, de procesar la pérdida de mi padre, de ver cómo reorganizaba todo el tema judicial. Una vez que todo eso se acomodó, dije: "Llegó el momento de empezar a pensar en mí y en mi imagen, en qué ven los otros de mí". Pero todo con tranquilidad y con paz desde la salud.

—¿Qué te saca de las casillas?

—Las injusticias. Digamos que, en general, podríamos titularlas como las injusticias. A partir de ahí tenemos diferentes menúes, que van desde el abuso de los cinco minutos de poder de alguien que te dice "Vos podés pasar, vos no podés", a la injusticia de hablar sin saber de un tema.

—¿Cuál fue la decisión más difícil que te tocó tomar?

—No porque me haya llevado mucho tiempo, sino porque tenía una carga particular, la decisión más difícil de tomar en mi vida fue la de ser madre soltera. Obviamente, no me llevó mucho tiempo porque había alguien, Anna, que crecía dentro mío. Sí fue algo que yo no busqué, y que llegó.

—¿Estabas asustada? ¿Estabas pendiente de la opinión de la gente?

—No pensaba tanto en lo que iba a decir la gente porque, en definitiva, uno tiene una vida. Tampoco estaba haciéndole daño a nadie. Pero sí me preguntaba si iba a ser capaz de ser una mamá soltera. Quizá porque conocía a muchos hijos de otras actrices que sufrían mucho y vivían mal la carrera de sus madres, el hecho de compartir a su mamá si iban a un shopping o a un cine y le pedían un autógrafo o una foto. Había hijos que lo sufrían y lo padecían, y yo no quería eso.

Andrea del Boca, en México (Fotos y video: Juan Vicente Manrique)
Andrea del Boca, en México (Fotos y video: Juan Vicente Manrique)

—¿Y cuando nació Anna?

—Cuando nació Ana la vida pasó, se cambió todo. Para mí, hasta ese momento mi carrera era lo más importante; el resto estaba muy por debajo. A partir de ahí es Anna; bastante más bajo, mi carrera, y después el resto.

—¿Cómo ves el país hoy, y a los argentinos en general?

—Somos un país joven, y, como tal, tenemos nuestras inseguridades, nuestras equivocaciones y nuestros aciertos. Estoy enamorada de mi país, siempre digo que decidí ser mamá soltera y tener a mi hija en Argentina porque es mi país, ahí están mis raíces, ahí están mis muertos. De hecho, a lo largo de mi carrera he trabajado en otros países, en Italia, en España, en Estados Unidos, y me pude quedar, pero siempre elegí (volver a la) Argentina porque es mi lugar. Me duelen las cosas que nos pasan como país, pero soy de las que trata de ver el vaso medio lleno e intentar ayudar a que las cosas mejoren, porque los países no quiebran.

—¿Cómo vivís las próximas elecciones?

—Nadie sabe nada, pero he tomado una decisión: no hablar
de política. En este momento de mi vida tengo puestas las energías en volver otra vez a trabajar, en mi carrera, y no en hablar de política.

Agradecimientos: Hotel Riu Palace, México

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