La última noche de Miranda! en el estadio de Estadio Ferro Carril Oeste tuvo un clima distinto desde el primer acorde. No fue solo otro recital multitudinario ni una fecha más dentro de una agenda repleta de hits, luces y celebración pop. Esta vez, el aire estuvo atravesado por la conciencia de cierre, por la sensación compartida de que algo se estaba terminando, al menos por un tiempo, y de que esa despedida merecía ser vivida con intensidad.
El dúo integrado por Ale Sergi y Juliana Gattas ofreció su tercer show del año en Ferro tras agotar entradas en cada presentación. Sin embargo, desde que se apagaron las luces y sonaron los primeros acordes, quedó claro que esta función tenía un peso simbólico distinto. Entre un público completamente entregado, disfraces, coreografías y una puesta en escena que replicó el universo de Nuevo Hotel Miranda!, flotaba una mezcla de euforia y nostalgia difícil de disimular.
El concierto avanzó como un recorrido por más de dos décadas de historia musical. Cada canción fue recibida como un himno, cantado a los gritos por miles de fans que crecieron con Miranda! como banda sonora de amores, rupturas, fiestas y momentos clave de sus vidas. Pero el punto de quiebre emocional llegó cuando Ale Sergi tomó el micrófono y decidió poner en palabras lo que muchos intuían. “Es una noche especial. Vamos a descansar de los escenarios por un añito nada más porque queremos grabar un disco en el estudio todos los días”, expresó el cantante. A su lado, Juliana Gattas comenzó a quebrarse. Las lágrimas aparecieron casi de inmediato, desbordadas por el peso del momento, por el recorrido compartido y por la magnitud de ese anuncio frente a un estadio colmado.
Lejos de alimentar versiones de ruptura o despedida definitiva, el mensaje fue claro y contundente. “Vamos a hacer eso. Los vamos a extrañar de corazón, muchísimo. Pero nos vamos con alegría de saber que gracias a ustedes hemos permanecido acá arriba durante muchísimo tiempo. Muchas gracias”, agregó Ale, mientras el público respondía con una ovación interminable.
Minutos después, Ale volvió a tomar la palabra para mirar hacia atrás y recordar los inicios del dúo. “Empezamos tocando con un grupo de amigos. Nos conocimos con Juliana una tarde, dijimos ‘hagamos un grupo’ y mirá dónde terminamos”, dijo, conmovido. Y sumó una frase que tocó fibras profundas: “Era una fantasía para nosotros ver los estadios llenos de otros artistas y nunca pensamos que nos iba a tocar a nosotros. Muchísimas gracias por regalarnos esto”.
El show también tuvo espacio para la celebración plena y el presente artístico. Uno de los picos de la noche fue la aparición de Tini Stoessel, quien se sumó al escenario para interpretar “Me Gusta”. La ovación fue inmediata y ensordecedora. El cierre con el clásico “Don”, más conocida por su frase: “Es la guitarra de Lolo”, terminó de sellar una postal inolvidable. Todo el estadio cantó al unísono, mezclando la alegría de lo vivido con la melancolía de saber que, durante un año, Miranda! no volverá a subirse a un escenario en la Argentina. Según explicaron desde su entorno, 2026 será un año sin shows, dedicado exclusivamente a la composición.
El último álbum, Nuevo Hotel Miranda!, lanzado en mayo de 2025, había marcado un punto altísimo en esta etapa, con nuevas canciones y colaboraciones que reafirmaron la vigencia del dúo. Ahora, Ale y Juliana eligen cambiar el ruido del estadio por el silencio del estudio, con la promesa implícita de regresar renovados.
En ese marco de pausa consciente, todo parece indicar que Miranda! hará una única excepción en 2026 con su participación en el Benidorm Fest, el certamen musical organizado por RTVE que define al artista y la canción que representarían a Eurovisión por España. La edición 2026 se celebrará los días 10, 12 y 14 de febrero, con dos semifinales y una gran final que marcará el quinto aniversario del festival. “Despierto Amándote” fue el sencillo que el dúo lanzó junto a Bailamamá y se espera que esa sea su primera presentación en vivo.
Además, el contexto suma cautela: España anunció que no participará en Eurovisión 2026 por motivos éticos vinculados a la presencia de Israel, lo que deja el escenario europeo en transición y refuerza la idea de que esta aparición funciona como un gesto aislado, sin compromisos posteriores ni regreso anticipado a los escenarios.