Chechu Bonelli, modelo y periodista, sorprendió con una declaración espontánea sobre el matrimonio durante su participación en el programa “A Punto”, con Gasti Pisano y El Colo. En un tono distendido y entre risas, Bonelli improvisó una canción: “No te casés, no te casés. El matrimonio es una estupidez”. La reacción de los presentes fue inmediata, generando un ambiente de complicidad y reflexión. Sin embargo, lejos de quedarse en la ironía, Bonelli matizó su postura con una afirmación que reveló su visión sobre las relaciones: “No hay nada más lindo que apostar al amor, gente”.
Al profundizar en su perspectiva, Bonelli compartió su creencia sobre el valor del amor y el desafío de sostenerlo. “El estado de amor es uno de los estados más lindos que puede tener el ser humano, claro. No me estaría pasando ahora, claramente”, confesó, dejando entrever el momento personal que atraviesa tras su reciente separación de Darío Cvitanich. Consultada sobre la duración del enamoramiento, recurrió a una metáfora: “El amor es como una plantita. Hay que regarla todos los días para que no se muera. Donde la descuidaste, cagaste, básicamente”.
Desde que se conoció su ruptura con el exfutbolista, con quien compartió catorce años de relación y tres hijas, Bonelli abordó el proceso emocional que siguió: “Por suerte ya este año está llegando al final, al último tramo, así que esperando que se vaya rápido. Igual todo lo vivido formó parte de lo aprendido”, expresó, describiendo el cierre de un ciclo marcado por el aprendizaje y la introspección. “Esta separación me vino a enseñar un montón de cosas”, reconoció, y explicó que eligió el silencio como una forma de procesar el duelo: “Yo siempre dije que el silencio también era una manera de responder. Y cuando me sentí capacitada para salir a hablar y que ya tenía más superado toda la situación, se dio de manera natural”.
La repercusión mediática de la separación sorprendió a Bonelli, quien relató en el stream de Telefe cómo vivió la exposición pública: “Nunca pensé que nuestra separación iba a tomar tanta trascendencia”. Con franqueza, compartió el impacto personal de la ruptura: “No es lo mismo dejar que ser dejado o dejada. Yo fui dejada… Durísimo. Y hoy lo digo y no me cuesta para nada decirlo”. Recordó que, en los primeros momentos, le resultaba imposible hablar del tema sin quebrarse: “Antes empezaba a hablar y ya me largaba a llorar”.
El paso del tiempo permitió a Bonelli aceptar la nueva etapa y la relación de Cvitanich con Ivana Figueiras, quien se hizo pública poco después de la separación. La modelo relató cómo fue asimilando los cambios y el modo en que la familia se reconfiguró. Sin embargo, uno de los aspectos más dolorosos para ella fue el vínculo con su exsuegra. “Mi exsuegra había pasado a ser mi madre”, reveló, y añadió: “La amo con toda mi alma”. La interrupción de esa relación, según relató, no fue una decisión propia: “Me invitaron a retirarme de ahí, pero hasta hace poco seguía viajando. Amo la sensación esa de hogar, de recibirme en Baradero con un ‘¿Qué querés comer? Yo te preparo, acostate, dormí’. Y yo decía ‘¡qué lindo! Quiero esto’”.
Bonelli describió el dolor que le provocó perder ese lazo familiar: “Se me rompió esa sensación de familia. Me siento... me voy a largar a llorar”. Entre lágrimas, compartió que ese corte fue lo que más le costó de la separación: “Siento que el tener que cortar con eso fue lo que más sufrí de la separación porque la amo con toda mi alma. Ella tiene todos hijos varones, entonces yo era una hija también para ella. Y todo lo que aprendí de la maternidad lo aprendí con ella”.
Al recordar una promesa hecha en tiempos felices, Bonelli evocó la profundidad de ese vínculo: en su momento, se comprometió a cuidar a su exsuegra en la vejez. Tras la ruptura, la pregunta sobre quién cumpliría esa promesa la conmovió profundamente, marcando un cierre emotivo a una etapa de su vida.