Las fotos de Jimena Barón y su viaje perfecto a Brasil: familia, surf y un mensaje de gratitud eterna

Entre olas, abrazos y palabras profundas, la artista regaló a sus seguidores un álbum cargado de emociones

Jimena Barón disfrutó en familia de unos días de descanso en Brasil y compartió sus sentimientos (Instagram)

El sol cae sobre las costas de Brasil, y en el aire flota la certeza de que Jimena Barón está viviendo unas vacaciones que marcarán su memoria y la de quienes la rodean. Las aguas turquesas abrazan a su familia: su hijo Momo, su pareja Matías Palleiro —el “Q” de sus fotos y su vida—, el pequeño Arturo y ese círculo íntimo que eligen entre olas y abrazos.

Las postales llegan una tras otra, como si fueran ráfagas de felicidad detenidas en un instante. Momo aparece surfeando, erguido, con la mirada puesta en el horizonte, seguro, casi ajeno al peligro que esconde el mar. Y la mamá siente que tiene algo para decirle y quiere que la lean todos: “Momo: Yo te admiro un montón. A mí por momentos (ni hablar en los revolcones) me da miedo estar ahí flotando, enfrentando el inmenso mar y sus cambios constantes e impredecibles”, admite con cierta prudencia. Y enseguida se rectifica.

“Yo no quiero transmitirte miedo, así que solo te miro, veo que sos feliz, que sos un crack y me sonríe algo adentro del pecho (el corazón?) y me quedo tranquila. Nunca más tranquila que en ese momento. Esto debe estar muy bien, pienso”, destaca Jimena, desbordada de orgullo.

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Jimena Barón en Brasil

Detrás de esa fuerza infantil que desafía las olas, hay una madre que se sostiene a sí misma para ser el ancla y la admiradora de ese pequeño valiente. ¿Quién puede mirar a su hijo en el mar y no sentir el vértigo de los años que se van, del miedo a lo desconocido? Pero Jimena suelta el temor y deja que sea la alegría la que ocupe el pecho: “Te quieren todos. Esto debe estar muy muy bien. El pecho de nuevo me sonríe”.

En la terraza, en medio del verde tropical de Brasil, Jimena sostiene a Arturo. Lo besa. El niño se abandona en sus brazos: una isla de calma, el amor absoluto que se palpa casi en la piel. “Arturo de mi alma, mi mochilita viajera, que dormís donde sea, comés al paso, al trote y al galope, y te reís y reís y reís. ¡Qué bendición gordito precioso, qué moñazo le viniste a poner a nuestra vida. Te amo tanto, gordo feliz!”. A su lado, la esencia de la familia se multiplica.

Jimena Barón y un mensaje cargado de gratitud tras unos días en Brasil

Al borde de la pileta, hay una complicidad que atraviesa la lente. Ella y su pareja, Matías Palleiro, comparten ropa de playa, se miran y se entienden sin hablar. “A mi Tarzán, compañero de todas, que está más fuerte que el peor revolcón, sos el partner de mis sueños. Qué hermoso y parecido estamos criando. No quisiera para nada vivir la vida sin vos Q. ¡Qué familión! Yo sabía que me merecía mucho esto, pero igual gracias cookie”. Hay gratitud en sus palabras, hay tierra firme en ese amor.

¿Se puede pedir más cuando la alegría se reparte entre todos? La respuesta llega en otras líneas, dedicadas a Mari, antes apenas niñera, hoy madrina de Momo, siempre sostén y referencia: “La suerte de tenerte es algo que agradezco a diario. Siempre voy a tratar de hacerte feliz como tanto te merecés. Tu laburo y tu presencia son un lujo. No seríamos la familia que somos sin vos, que sos también nuestra familia. Madrina oficial, te quiero infinito”.

Jimena Barón entre risas, relax y la compañía de sus afectos más cercanos en Brasil

Fotos, texto, recuerdos gestándose a cada instante. Una crónica de mar, surf y cariño, vivida a flor de piel por Jimena Barón y los suyos, en pleno corazón de Brasil. El mensaje final mira hacia arriba: “Y a Dios siempre, que sabe cuándo y por qué. Siempre. Gracias.” ¿Qué queda cuando el amor se desborda y la gratitud lo envuelve todo? Quedan estas postales: instantes eternos y la promesa de que la felicidad es, a veces, tan simple como saltar una ola en familia.

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