Después de semanas marcadas por tensiones judiciales, audiencias suspendidas y un delicado clima familiar seguido de cerca por los medios, Wanda Nara y Mauro Icardi habrían logrado finalmente un principio de acuerdo acerca de cómo organizarán las fiestas de fin de año junto a sus hijas.
Aunque nada está cerrado y las negociaciones continúan, la confirmación parcial llegó desde una fuente más que autorizada y abrió un nuevo capítulo en una relación que desde hace meses oscila entre el conflicto y la búsqueda de ciertos consensos.
Todo se encendió al aire de DDM (América TV), cuando Guido Záffora les preguntó a los presentes si era cierto que la celebración del 24 y 25 quedaría en manos de Wanda, mientras que el 31 correspondería a Icardi. La abogada del futbolista, Elba Marcovecchio, evitó dar precisiones, pero su respuesta, breve y elocuente, alcanzó para dar por sentado que el esquema propuesto no estaba lejos de lo que se está definiendo. “Como bastantes veces, estás muy bien informado”, deslizó con una sonrisa que dijo más que cualquier confirmación explícita.
Sin embargo, el acuerdo no depende solo de cuestiones familiares. La letrada advirtió que aún faltan resolver aspectos clave: para que cualquier movimiento sea posible, primero es necesario obtener la autorización del Galatasaray, club turco donde Icardi juega actualmente. Esto implica que el deportista deberá recibir un permiso formal para viajar, o bien que las menores se trasladen a un país neutral en caso de que la situación deportiva del jugador no permita modificaciones en su calendario. Ese punto abre otro frente sensible, ya que Wanda no estaría dispuesta a que las niñas vuelen a Estambul y expresó reservas respecto a destinos europeos, por miedo a eventuales dificultades para su regreso. En las últimas horas comenzó a circular la posibilidad de Italia como territorio intermedio, aunque tampoco sería un escenario plenamente aceptado por la conductora.
Detrás de este intento de conciliación hay una historia reciente plagada de roces judiciales y reclamos cruzados. En las últimas semanas, Icardi presentó una nueva denuncia para evitar que sus hijas aparezcan en redes sociales y en eventos públicos, un gesto que tensó aún más la relación después de que se viralizaran imágenes de las niñas en un show donde parte del público lanzó gritos hostiles hacia él. Ese episodio habría sido, según su entorno, el detonante para que el futbolista endureciera su postura y pidiera límites estrictos en la exposición mediática de las menores.
La memoria de lo sucedido el año pasado también pesa. En aquella oportunidad, un fallo judicial había determinado que las menores pasarían Navidad con su padre y serían entregadas a Wanda el día 25. Sin embargo, la empresaria viajó antes de lo previsto y la situación terminó en un escándalo que incluyó acusaciones públicas, reclamos legales y un intercambio de versiones que todavía resuena. Ese antecedente explica por qué, esta vez, ambas partes desean evitar cualquier escenario que derive en un conflicto similar.
Según trascendió, la reunión más reciente entre los representantes legales de ambos fue “cordial”, aunque con momentos tensos. Aun así, el clima general habría sido más constructivo que en ocasiones anteriores, lo que sugiere un intento concreto de priorizar la estabilidad de las menores por sobre las diferencias sentimentales o mediáticas. Por ahora, lo único que parece encaminado es que las niñas pasen la Navidad junto a su madre y el Año Nuevo con su padre, siempre que las condiciones logísticas, legales y deportivas lo permitan.
Por ahora, el único punto en el que hay acuerdo tácito es que las fiestas no volverán a convertirse en el caos mediático del año pasado. Y aunque aún quedan detalles por resolver, todo indica que Wanda Nara y Mauro Icardi están más cerca que nunca de consensuar una organización que permita a sus hijas transitar estas fechas sin sobresaltos y con ambos padres presentes, aun cuando la distancia y los compromisos profesionales obliguen a repartir los días de celebración.