Windows XP marcó una generación y fue durante años el sistema operativo más utilizado del mundo. Sin embargo, desde que Microsoft dejó de brindarle soporte oficial en 2014, su uso quedó completamente desaconsejado, especialmente si se mantiene conectado a Internet. Hoy, representa un riesgo altísimo en ciberseguridad.
Para demostrarlo, el creador de contenido Eric Parker realizó un experimento revelador: encendió una máquina con Windows XP sin ningún tipo de protección y la conectó a Internet. El resultado fue inmediato y alarmante. En apenas diez minutos, el equipo fue invadido por malware.
Más allá de la demostración, el caso expone una verdad poco debatida: miles de computadoras en el mundo aún utilizan sistemas operativos obsoletos que pueden comprometer datos personales, permitir el acceso remoto y abrir la puerta a todo tipo de ataques informáticos.
Qué ocurrió cuando se conectó Windows XP sin protección a Internet
El experimento se llevó a cabo en una máquina virtual que corría Windows XP Service Pack 3, la última versión del sistema operativo lanzada en 2008. El equipo no solo carecía de actualizaciones de seguridad, sino que además tenía desactivado el firewall y no contaba con una red protegida por NAT (Traducción de Direcciones de Red), lo que lo dejó totalmente expuesto a Internet.
A los pocos minutos, comenzaron a aparecer los primeros signos de infección: procesos extraños en el sistema, como “conhoz.exe”, un troyano disfrazado como componente legítimo. Luego, llegaron accesos no autorizados, malware escondido en carpetas temporales y la instalación de un servidor FTP que permitía el control remoto total del equipo.
El sistema también fue víctima de una manipulación del DNS, lo que redirigía el tráfico a sitios maliciosos, y de la creación de cuentas adicionales con privilegios de administrador, una técnica común para asegurar persistencia en el equipo infectado.
La vulnerabilidad que lo permitió todo: EternalBlue
La clave de la rápida infección fue la conocida vulnerabilidad EternalBlue, presente en versiones antiguas de Windows sin parches. Esta brecha permite que un atacante ejecute código malicioso de forma remota sin intervención del usuario. Fue utilizada por el famoso ransomware WannaCry en 2017 y sigue siendo una amenaza para sistemas obsoletos.
Herramientas como Nmap, que escanean redes en busca de dispositivos vulnerables, permitieron que, en cuestión de segundos, el equipo fuera detectado como blanco fácil. Desde ahí, todo fue cuestión de tiempo.
Windows 7 resistió más de 10 horas sin infección
Para comparar, Parker repitió el mismo experimento usando Windows 7, también con el firewall desactivado y sin red protegida. En este caso, el equipo permaneció conectado durante más de diez horas sin señales visibles de infección. Si bien no se descarta que algún malware haya intentado ingresar, el sistema demostró una resistencia mucho mayor gracias a mejoras clave en su arquitectura de seguridad.
Este dato refuerza la importancia de contar con sistemas más modernos y actualizados, incluso si no se utilizan las versiones más recientes como Windows 11.
¿Qué tan peligroso es usar sistemas operativos obsoletos?
Aunque muchos creen que mantener un viejo sistema operativo “funciona igual”, la realidad es muy distinta. Las computadoras con versiones antiguas de Windows (como XP o Vista) están fuera del radar de actualizaciones de seguridad, lo que las convierte en objetivos ideales para ataques automatizados.
Además, la mayoría de los navegadores, antivirus y programas actuales ya no ofrecen soporte para esos sistemas, lo que impide protegerse de amenazas emergentes. Como se vio en el experimento, una infección no solo compromete la máquina: puede servir como punto de entrada a toda una red.