La pregunta sobre si resulta más económico dejar el aire acondicionado encendido o apagarlo y volverlo a prender ha generado debate entre usuarios preocupados por el consumo energético durante los meses de verano.
El escenario cotidiano es familiar para muchos: al regresar a casa tras una jornada calurosa, se enciende el aire acondicionado a máxima potencia para lograr un alivio inmediato. Una vez que la temperatura desciende y el ambiente se vuelve confortable, el aparato se apaga.
No obstante, el calor exterior persiste y, al poco tiempo, la necesidad de volver a encender el electrodoméstico se repite. Este ciclo de encendido y apagado puede parecer una estrategia de ahorro, pero la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU) advierte que, en realidad, puede tener el efecto contrario.
Cuál es la mejor opción para ahorrar energía y dinero durante el mes
La OCU ha ofrecido una respuesta clara basada en estudios de eficiencia y medidas prácticas para el uso doméstico de estos electrodomésticos. La mejor acción consiste en regular la temperatura deseada en la habitación y permitir que el aparato funcione de manera continua.
La entidad explica que, al ajustar el termostato a un valor muy bajo al llegar a casa y luego apagar el dispositivo cuando se percibe frío, para luego volver a encenderlo a máxima potencia, se obliga al aire acondicionado a operar siempre al 100% de su capacidad.
Este esfuerzo constante incrementa el consumo eléctrico, porque el dispositivo debe trabajar intensamente cada vez que se reinicia el ciclo de enfriamiento.
Cómo configurar la temperatura del aire acondicionado para ahorrar energía
La OCU subraya que una temperatura de 24 ℃ resulta muy agradable en condiciones normales dentro del hogar. Un error común es configurar el termostato a 18 ℃ con la creencia de que el ambiente se enfriará más rápido.
Sin embargo, el tiempo necesario para alcanzar una temperatura fresca no varía, pero el consumo eléctrico sí aumenta, porque el aparato continuará funcionando hasta llegar a los 18 ℃.
Este comportamiento implica un gasto energético innecesario, pues el aparato no acelera el proceso de enfriamiento por estar programado a una temperatura más baja, sino que simplemente prolonga su funcionamiento.
Qué pasa si se disminuye un grado en la temperatura del aire acondicionado
Un dato relevante proporcionado por la OCU indica que por cada grado que se disminuye la temperatura, el costo de funcionamiento del aparato aumenta en un 10%. Esta cifra ilustra el impacto directo que tiene la configuración del termostato sobre la factura eléctrica.
Por ello, la organización sugiere que la temperatura interior no sea más de 8 ℃ inferior a la exterior. Solo en situaciones en las que la temperatura ambiente supere los 32 ℃ resultaría necesario ajustar el termostato por debajo de los 24 ℃.
Cómo elegir un aire acondicionado que ahorre energía en el hogar
El funcionamiento de los aires acondicionados se basa en la extracción de calor del interior de la vivienda y su expulsión al exterior, un proceso que requiere energía eléctrica. Para optimizar este consumo, la elección del electrodoméstico resulta primordial.
Los modelos con etiqueta A+++ ofrecen una mayor eficiencia energética, lo que se traduce en un menor gasto a largo plazo. Además, el uso de los modos Eco o Smart contribuye a reducir el consumo, porque estos programas ajustan automáticamente la potencia y el tiempo de funcionamiento según las condiciones del ambiente.
Asimismo, una innovación tecnológica que ha mejorado la eficiencia de los aires acondicionados es la tecnología inverter. Estos dispositivos permiten fijar una temperatura deseada y mantienen el aparato encendido, pero solo activan el compresor cuando detectan un aumento en la temperatura ambiente.
De este modo, el consumo energético se reduce, porque el electrodoméstico no necesita arrancar desde cero cada vez que se enciende. En estos casos, la OCU sugiere apagarlo únicamente cuando se abandona la estancia de manera definitiva, evitando así los picos de consumo asociados al encendido repetido.