Enrique VIII, el rey que decapitó obispos para crear la Iglesia de Inglaterra y cuya sangre fue bebida para perros
En 1535, el rey Enrique VIII ejecutó a San Juan Fisher y a Santo Tomás Moro por rebelarse ante su decisión de proclamarse como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. La preocupación del monarca era no tener un hijo varón como heredero y la negativa de la iglesia Católica de anular su matrimonio con Catalina de Aragón. El horrible fin del soberano y el legado de los dos santos británicos