“Un nosotros que nos incluya y hermane a todos”: el deseo de los obispos para el 2023 y el homenaje a Benedicto XVI

La Comisión Espiscopal Argentina celebró la “experiencia emocionante de una alegría común” en los festejos por el Mundial y anhela para el año que comienza que podamos dejar “de lado todo lo que acreciente las divisiones, ponga en riesgo la institucionalidad y postergue la discusión de los temas urgentes”

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Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal
Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal

La Comisión Episcopal Argentina, máximo órgano de la jerarquía eclesiástica, dio a conocer un saludo a todos con motivo del año nuevo. Comienza recordando que “en el Mensaje de la tradicional Jornada Mundial de la Paz que se celebra cada 1° de enero, el Papa Francisco nos propone este año ‘concebirnos a la luz del bien común, con un sentido comunitario, es decir, como un nosotros abierto a la fraternidad universal (…) es hora de que todos nos comprometamos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común’” (Papa Francisco, Mensaje, n.5).

“Este tiempo hemos podido celebrar juntos -siguen diciendo los obispos argentinos- el inolvidable triunfo deportivo de la Selección nacional de fútbol. Festejándolo supimos postergar diferencias y superar divisiones en la experiencia emocionante de una alegría común. Anhelamos para el año que comienza que podamos renovar las actitudes y las disposiciones para la convivencia democrática, dejando de lado todo lo que acreciente las divisiones, ponga en riesgo la institucionalidad y postergue la discusión de los temas urgentes en relación con la pobreza, la deuda social, la educación y el crecimiento del país.”

En otro párrafo señalan: “Es imprescindible superar la desmesura que nos lleva a agredir y descalificar a quienes no piensan como nosotros. La crisis que vivimos exige para este nuevo año 2023, no pensar solo en preservar los intereses personales, partidarios y electorales, sino buscar decididamente, en el máximo respeto a la Constitución Nacional, aquellos consensos básicos que aseguren el compromiso para superar los urgentes problemas del país.”

Y finalizan pidiendo “que el Niño Jesús, nacido en la humildad del pesebre, nos ayude a vivir el Espíritu de la Navidad que resuena en nuestro corazón y traiga la paz para este año nuevo que vamos a celebrar, porque Él mismo es nuestra Paz (Efesios 2, 14).” El texto lleva las firmas del presidente de la CEA, monseñor Oscar V. Ojea, del vicepresidente 1º, monseñor Marcelo Colombo, y de Carlos Azpiroz Costa y Alberto Bochatey, vicepresidente 2º y secretario general del organismo, respectivamente.

Nuestro homenaje al Papa Benedicto XVI que ayer “ha sido llamado” por el Señor y su “nosotros” como una ley de formas siempre nuevas

El papa Benedicto XVI durante un vía crucis en Roma, en abril de 2012 (Foto archivo EFE/EPA/MAURIZIO BRAMBATTI)
El papa Benedicto XVI durante un vía crucis en Roma, en abril de 2012 (Foto archivo EFE/EPA/MAURIZIO BRAMBATTI)

Mientras este cronista escribe el comentario al mensaje episcopal recibe la noticia de la muerte del Papa Benedicto XVI. En un rápido repaso del pensamiento magistral de Joseph Ratzinger, surgen concpetos vinculados con el título del saludo de los obispos argentinos. Siguiendo el pensamiento de su maestro Henri de Lubac, Ratzinger decía respecto del “nosotros” que éste ya “en 1936, tomando posición contra las tendencias individualistas y egoístas de su tiempo afirmaba que ‘el catolicismo es esencialmente social’; y esta verdad penetró e impulsó el gran cambio que significó para la Iglesia y el mundo el Concilio Vaticano II. Y agregaba que “…como tuve ocasión de señalar en un viejo comentario conocido recientemente (Zenith/Roma, 7.07.2022), a propósito de un discurso del gran teólogo francés y maestro de Lubac, (hay) “una ley fundamental que se remonta a las raíces más profundas del cristianismo, una ley que de formas siempre nuevas se manifiesta… en los diversos niveles de realización cristiana… el nosotros que con sus consiguientes estructuras pertenece en principio a la religión cristiana. El creyente como tal nunca está solo: empezar a creer significa salir del aislamiento y entrar en el nosotros de los hijos de Dios; el acto de adhesión al Dios revelado en Cristo es también siempre unión con los que ya han sido llamados…” (el destacado en letra latina nos pertenece).

“Dios mismo es un nosotros” (Ratzinger)

“Un poco más adelante, -sigue diciendo el Papa Benedicto XVI -al extraer algunas consecuencias del mismo e idéntico discurso, afirmé que ‘la base más profunda de este nosotros cristiano es que Dios mismo es un nosotros. El Dios que profesa el Credo cristiano no es un pensamiento solitario de sí mismo, no es un Yo absoluto e impartente cerrado en sí mismo, sino que es unidad en la relación trinitaria del yo-tú-nosotros, así como el ser-nosotros como estructura divina del ser nos anticipa en el mundo actual, y una semejanza con Dios se encuentra en principio siempre en referencia a este nosotros divino”.

Cabe decir que a comienzos del siglo pasado algunos filósofos plantearon el tema de la “relación comunitaria”, una metafísica y la teoría del “nosotros” como superadora del “yoísmo”. Y ese es el espíritu del saludo del Papa Francisco y de la Comisión Episcopal Argentina en ocasión del año nuevo.

El “nosotros” del equipo de la selección y el “nosotros” del pueblo argentino

El “nosotros” de la CEA alude al deseo de construir una auténtica comunidad nacional. No hay comunidad si no se persigue el bien del nos-otros y esto es lo que llamamos bien común.

El equipo de fútbol de la selección nacional -citado en el mensaje -es un buen ejemplo. Tuvieron conciencia de que todos se necesitaban, que unidos podían multiplicar sus cualidades y su entusiasmo. Fueron generosos en el juego de conjunto, respetuosos de las directivas. De tal modo que el equipo antes de ser campeón mundial supo construir “un nosotros vital y efectivo”.

Claro que la experiencia del seleccionado albiceleste, aún en su reducción esencial, no puede ser fácilmente extendida al campo de otras categorías de la amistad social como política para lo que se necesita recorrer un muy largo camino y superar muchos más obstáculos.

¿En el ámbito de la política argentina es posible un “nosotros que nos incluya y nos hermane a todos”?

El mensaje de los prelados nos deja flotando este interrogante y una esperanza. Partamos de la realidad actual. Es obvio que la relación entre los dirigentes y los ciudadanos carece de la intimidad del matrimonio, la familia, los amigos de un club o los jugadores de un equipo deportivo. La dirigencia, los partidos políticos y los grupos de poder en el mundo actual son un fenómeno penetrado por la secularización donde se desprecia la creencia en Dios y se sacraliza el dinero. Donde la actividad política pasó de ser un servicio a ser una lucha a muerte por el botín. Política de mercado en el mercado de la política. Lucha de intereses materiales y odios, que se manifiesta de diversos modos y por distintos medios: financieros, de los poderes legales del estado penetrados por la corrupción, alianzas con las mafias y un uso pago y desmedido de los medios masivos de comunicación que machacan en una u otra dirección. Por eso -con generosa piedad -los obispos piden superar “la desmesura que nos lleva a agredir y descalificar a quienes no piensan como nosotros”.

¿Cómo superamos este nosotros-objeto impersonal y pasivo, reductor del otro a mero instrumento o en casos extremos a basura? ¿Es posible pensar en una relación comunitaria entre dirigentes y ciudadanos? ¿Cuáles son en tal caso los requisitos necesarios para que podamos hablar de “comunidad” (koinonía) y de una posible relación interpersonal?

Además de una verdadera y profunda “conversión” enseña el filósofo Pedro Laín Entralgo siguiendo la doctrina aristotélica que “tres parecen ser los elementos esenciales para una correcta solución del problema: servidumbre a un destino comunal, bien máximo de todos y coejecución de lo imperado.”

“Sólo así podrá convertirse en un nosotros-sujeto activo, cuasipersonal e integrador del imperante, el nosotros-objeto impersonal y pasivo que entre los súbditos necesariamente se constituye” (Teoría y Realidad del Otro y remisión al Estagirita en Eth. Nic., 1161 b 5-10, Ed. Alianza Universidad, Madrid, 1983 pags. 595/596).

Es necesario fertilizar el suelo

Para que construyamos un edificio seguro es necesario -como afirma el Papa Francisco -aumentar al máximo el contenido de fraternidad de la tierra -(Francisco, Enc. Fratelli Tutti) por eso los obispos piden un “nosotros que nos incluya y que nos hermane”.