Quedó un año postrado por una enfermedad, dejó su trabajo y se dedicó a cumplir su sueño de juventud: “Aprendí a escucharme”

Javier estudió abogacía, se recibió con honores y trabajó en un prestigioso estudio de Tribunales. Pero una grave enfermedad le demostró que en verdad había perseguido un mandato familiar y decidió cambiar su historia. “El cuerpo ya me había dado un mensaje, no podía seguir haciendo lo mismo que antes”, reflexionó

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A los 48 años quiso cumplir su sueño de adolescente, y hoy es todo un influencer en las redes
A los 48 años quiso cumplir su sueño de adolescente, y hoy es todo un influencer en las redes

Javier Berner García Daris dejó de ser abogado cuando una enfermedad le reseteó la vida. Dejó de ser el que era. Tenía menos de cuarenta años y un cáncer avanzaba por su cuerpo. Jugaba al rugby: ya no podía asimilar los dolores. “Un día me levanté y el cuerpo me dijo basta”, aseguró. Las molestias corporales eran frecuentes y definitivas. “Ya sea por los golpes, caídas o simplemente el esfuerzo físico del deporte”. La dolencia en la cintura le despertó la alarma. Se sometió a distintos estudios médicos.

Una ecografía exploratoria halló la respuesta. El diagnóstico acreditó cáncer retroperitoneal. El golpe fue demoledor. Todo lo que había sido importante para Javier hasta ese entonces perdió prioridad. Le indicaron un año de tratamiento: cinco sesiones de quimioterapia cada 21 días. “Fue lo más difícil de mi vida. No solo porque me sentía mal, sino porque tuve que dejar de trabajar, volver a la casa de mi madre. Estuve un año en la cama”.

Asumió su suerte y se predispuso a una única meta: curarse como sea. Lo logró. “Mi cuerpo respondía bien a cada quimio aunque me dejaba muy golpeado. Una vez que el cáncer desapareció vino la otra parte: volver a caminar. Otros tres cuatro meses de rehabilitación kinesiológica”. Se recuperó: volvió a caminar, volvió a ser. Ahora tenía que volver a trabajar. La enfermedad y su año postrado le permitieron repensar su desarrollo profesional. Las motivaciones habían cambiado. “El cuerpo ya me había dado un mensaje, no podía seguir haciendo lo mismo que antes. Aprendí a escucharme”, confesó a Infobae.

Trabajando como abogado tuvo una importante cartilla de clientes
Trabajando como abogado tuvo una importante cartilla de clientes

Ya sin ahorros, optó por juntar algo de dinero rápido. “Combiné mis conocimientos legales con la comunicación haciendo asesorías en productoras. También me puse a investigar el mundo incipiente de Internet desde el lado legislativo. El salto hacia lo nuevo fue paulatino”. El cambio de rumbo verdadero llegó en 2010. Se tomó unos días de vacaciones familiares por Valencia y Barcelona. Aún no existían las redes con la trascendencia que adquirieron hoy.

Javier buscó su revancha: “A los 20 años no me había podido quedar en Europa por mis estudios. Esta vez lo planifiqué y emigré a Madrid”. Allí ganó experiencia en el universo del marketing. Ya no era abogado. Lo había sido hasta que la intensidad de sus dolores lo obligaron a visitar al médico. Javier había nacido en la provincia de Buenos Aires. Hijo único de una familia tradicional de la Zona Norte. Quería ser abogado, como lo había sido su padre.. Se anotó en la carrera de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Entre materia y materia, ocupaba su tiempo recorriendo Tribunales.

La decisión no fue con el corazón, sino más bien por un mandato familiar. Si bien nunca tuve un padre presente -lo vi por última vez cuando tenía 9 años-, algo en el inconsciente me había quedado. Estudiar esa carrera me encantó porque es amplia y te brinda muchísimas herramientas. Pero ya en la práctica no fue lo mismo”, le relató a Infobae.

En el muro de Berlín, en 1989, estaba justo en la capital alemana. Presenciar ese hecho lo impulsó a trabajar de contar su experiencia de viaje
En el muro de Berlín, en 1989, estaba justo en la capital alemana. Presenciar ese hecho lo impulsó a trabajar de contar su experiencia de viaje

El viaje

Tenía solo 19 años cuando pasó unas vacaciones de verano por Europa. “Había ahorrado algo de dinero, y si bien no estaba formado, opté por viajar de mochilero para recorrer Portugal, España, Francia y Suiza. Era algo bastante común en esos tiempos. Para poder solventarlo iba trabajando en cada destino al que iba”, narró.

Conoció y ganó experiencia de vida. “Armé la ruta de destinos, planifiqué los gastos, con su presupuesto”, destacó. Era 1989. Se involucró en la cultura y presenció hechos históricos que le removieron su expectativa. “Vi por primera vez una tarjeta de crédito, algo que en Buenos Aires aún no se conocía. También estuve presente en la caída del muro de Berlín”. Esas vivencias lo marcaron: quería compartirlas con otros.

Inquieto, curioso y dispuesto, vivió un año probando distintos oficios: desde mozo y ayudante de cocina, hasta profesor de polo. “Todo lo nuevo me llamaba la atención”, agregó. Fascinado con el estilo de vida europeo, quiso mudarse a Madrid. Para eso necesitaba tramitar la homologación de sus estudios a una universidad local. “Hice todas las averiguaciones para lograrlo, pero completarlo llevaría casi un año. Ya lo había puesto en pausa durante 12 meses, no quería seguir extendiendo el plazo”. De esta manera, retornó a Buenos Aires para finalizar la carrera de Derecho y dar inicio a su vida profesional.

En 1996, con un excelente promedio, Javier obtuvo su título de abogado. Conseguir clientes le fue sencillo: “Descubrí en el camino que no sólo me ocupaba de la parte legal sino también de la estrategia de comunicación con cada persona y empresa. Ese vínculo me salía naturalmente, y era disfrutable para mí”. La otra parte del trabajo -embargos, demandas o sucesiones- le generaban un conflicto moral: “Era duro ir a sacarle la casa a alguien, no me sentía cómodo”.

El salto

Casi dos décadas después de recibirse como abogado, en una reunión de viaje en Chicago, en la terraza del conocido Cindy Rooftop, lo pusieron a prueba. “En un afteroffice unos colegas me dijeron que no podía crear un emprendimiento novedoso e instalarlo. Ese desafío me remontó a mi deuda pendiente”.

Al poco tiempo lanzó Like Chicago de manera tímida. Sin imaginarlo, fue un éxito en auge. Hoy ya tiene 72.000 seguidores con usuarios de todo el globo. Luego, en 2019 vino Like Buenos Aires y Zona Norte: “Tenía que compartir los secretos de mi barrio”. Se encarga de contar las ciudades: su gastronomía, su moda, su cultura, su historia, su lifestyle, sus planes de ocio, sus eventos, sus deportes.

Desde la pandemia, comenzó a monetizar su contenido. “Tengo mucha interacción con los vecinos que no conocen ni sus propias calles, ni hablar de la gente que quiere viajar a la Argentina, vivir en primera persona todo lo que cuento”. Allí también confluye su agencia de marketing, Like Creativity.

A los 48 años, ya sin el traje y la corbata, desde un barco navegando por el Delta o desde el interior del Obelisco, Javier cumplió su sueño de adolescente. “Los deseos no se apagan, aunque uno vaya en contra de ellos, en algún momento necesitan salir. Eso me pasó, y me siento tan satisfecho de vivir de lo que amo”.

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