Dejó Argentina sin un destino cierto y en plena pandemia lanzó en Barcelona el proyecto que siempre soñó

Julia, licenciada en Administración de Empresas, deseaba buscar un destino diferente. Con sus ahorros viajó por Asia y Latinoamérica para, finalmente, instalarse en España. Allí, en plena crisis por el COVID-19, creó una web que apoya la moda sustentable: 200 marcas de 13 países se unieron a ella para promocionar un universo muy lejos del fast fashion

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Su viaje a Tulúm la acercó al universo textil artesanal hasta el momento desconocido
Su viaje a Tulúm la acercó al universo textil artesanal hasta el momento desconocido

Julia Buigues (27) sabía que no quería seguir viviendo en la comodidad de Buenos Aires: “Había algo de salir al mundo que me atraía y me daba curiosidad. Quería conocer otros modos de vida, hablar con personas de otras culturas... Además estaba un poco cansada de la ciudad”, reconoce. Entonces, con algunos ahorros, ya recibida de la carrera de Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires, se dejó llevar por lo que sentía.

Con su prima emprendió un viaje no tan planeado por el Sudeste Asiático. La aventura por Tailandia, Malasia, Vietnam e islas duró casi seis meses. Voló a México con los pocos ahorros que aún le quedaban y finalmente llegó a las playas paradisíacas de Tulúm. “La idea era estar apenas tres meses, pero finalmente se extendió un año. Me enamoré del lugar”, le cuenta a Infobae desde Barcelona donde reside actualmente.

En su paso por la Riviera Maya, Julia -amante de la industria textil- descubrió otra manera de relacionarse con el universo fashion. “Conocí artesanos, creadores de prendas y diseños que diferían mucho del famoso fast fashion de las enormes marcas que se conocen en el mundo. Entendí que había mucho más que la pieza terminada. Son costumbres, orígenes, historia, lenguajes... Mi relación con cada prenda que compraba cambió para siempre”.

Tenía pendiente seguir estudiando y le surgió la oportunidad de hacerlo en Europa. “Mi recorrido por el mundo empezó en destinos exóticos, pero después quise experimentar estar unos meses en España y Francia. Me anoté en un curso de Visual Merchandasing que se relaciona con el universo de la moda. Eso me sirvió para darme cuenta que no quería estar del lado de las firmas que promovían solo vender”.

En Guatemela descubriendo telares
En Guatemela descubriendo telares

Sabía que muchas personas están comenzando a cuestionarse el fast fashion y quieren inclinarse hacia marcas responsables, tanto con el medio ambiente como con las personas que son parte de su cadena. “Durante años fui la típica consumista que corría detrás de las rebajas o sales de los shoppings sin pensar en todo el proceso que hay detrás, su impacto no solo laboral sino social”, reconoce.

Cada vez más sumergida en ese mundo, entendió que la oferta de una moda distinta era grande aunque difícil de encontrar. “En abril del año pasado hice un trabajo grande de investigación para dar con esos espacios”.

En Barcelona donde estudió Comercialización Visual para enriquecer su formación
En Barcelona donde estudió Comercialización Visual para enriquecer su formación

Entonces llegó la pandemia, para reafirmar aún más el camino de la sostenibilidad. Lejos de quedarse quieta, Julia vio la posibilidad de lanzar su proyecto que engloba las vivencias del mix de culturas de sus viajes. Hace dos meses, en plena crisis de coronavirus y con el mundo confinado, con la colaboración de conocidos lanzó un directorio de marcas alineadas con los valores de la trasparencia y respeto: Güeiv.

Suspiro taller en Ecuador, Hemlock en México, Chain en Argentina comparten una premisa que forma parte de la marcas de indumentaria que piensan en la moda desde un lado sostenible, ético y revalorizando los orígenes de cada lugar. Estas son apenas algunas de 200 firmas que conviven en su proyecto en el que participan 13 países “y pienso seguir sumando más, siempre seleccionándolas bajo criterios de sostenibilidad”, dice la joven emprendedora.

El espacio tuvo una repercusión muy positiva en el ámbito del diseño latinoamericano. Además, tiene como objetivo educar sobre los efectos devastadores de la industria textil e impulsar el cambio hacia un consumo más consciente, replanteando las reglas del juego.

Julia Buigues (27) es argentina, estudió en la Universidad de Buenos Aires, administración de empresas, en España también realizó un curso de Diseño de Vidrieras
Julia Buigues (27) es argentina, estudió en la Universidad de Buenos Aires, administración de empresas, en España también realizó un curso de Diseño de Vidrieras

Upycling, fibras naturales, impacto social, prendas veganas, alquiler de ropa, son todas categorías que se encuentran en el sitio y forman parte del mundo de la moda sostenible que abarca una gran abanico de posibilidades. No es una tendencia, sino un estilo de vida que implica un cambio de mentalidad entre el que compra y el que crea. “La población lentamente está despertando y se cuestionan qué y quiénes están detrás de su ropa, pero aún queda mucho camino por recorrer. Talleres de la miseria, trabajo infantil, toneladas de desechos, contaminación del agua y uso de miles de químicos tóxicos son algunos de los ejemplos de prácticas comunes en gran parte de la industria de la moda”, sostiene Julia.

El foco está puesto en Latinoamérica -de Argentina hasta México- por su diversidad, riqueza e historia. “Existe un gran número de personas que se esfuerzan por revalorizar el consumo local, trabajar de la mano de artesanos y comunidades -hoy en día marginadas pero con increíbles talentos-, y cuidar del ecosistema tan rico de este continente”, agrega.

Engloba a 13 países de América Latina
Engloba a 13 países de América Latina

En pleno crecimiento para el 2020 se proyecta la incorporación de nuevas marcas y así ampliar la poderosa red. “En un futuro cercano espero conectar a la gente con los artesanos y la experiencia real detrás de cada confección”.

Amante de lo textil, Julia pensó en estudiar de diseño. Su visión de la moda es antropológica y ahora siente que está logrando vivir de lo que siempre soñó: “Amo cada una de mis prendas, eso me llevó a consumir menos y conectarme de otras manera con cada pieza. Creo en el poder de la ropa, es un elemento de uso diario muy determinante que se asocia a la identidad personal, por ende genera impacto. Me fascina la idea de entender el valor que hay detrás de un objeto con el que interactuamos todos los días y que juega un rol tan importante en nuestra definición como personas y seres sociales”

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