"Los argentinos dormimos mal: hoy descansamos dos horas menos que hace 30 años"

El doctor Daniel Vigo, investigador del Conicet y de la UCA, revela en Infobae los resultados del estudio del sueño que realizó con el Observatorio de la Deuda Social. ¿Cómo afecta dormir mal? ¿Por qué en algunas empresas se habla de los "siestarios"? ¿Qué pasa con los trabajadores nocturnos? ¿Quiénes duermen más, los hombres o las mujeres?

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Dicen que soñar no cuesta nada, pero de acuerdo a los últimos estudios realizados por el Conicet y el Observatorio de la Deuda Social de UCA, a los argentinos nos cuesta mucho tener un descanso adecuado y provechoso. La necesidad de desconectar para recargar las baterías, no debería ser sólo un buen consejo para optimizar la energía de los múltiples dispositivos electrónicos que nos iluminan a toda hora con sus pantallas. Justamente el uso de redes sociales hasta altas horas de la noche y otros estímulos sensoriales, boicotean cualquier intento de sueño saludable.

El doctor Daniel Vigo es médico, doctor en ciencias fisiológicas e investigador de UCA y Conicet. Fue uno de los responsables de la investigación en la que se concluyó que el 14.8% de los argentinos duerme menos de 6 horas por día, en su mayoría son personas de entre 35 y 50 años que viven en grandes ciudades. En tanto el 14.22% reportó dormir mal y el 22 % padecer de somnolencia. Estos datos se incrementan en la población de bajo nivel socioeconómico y educativo.

En diálogo con Infobae, el especialista asegura que los argentinos deberíamos dormir una o dos horas más por día y que siempre es más sano dormir de noche.

-¿Cómo es la relación deuda social-sueño?

La idea fue investigar cómo afecta el mal dormir a la población. Así como hablamos de una deuda social, los argentinos tenemos una deuda con el sueño porque muchas personas dormimos menos de lo que necesitaríamos o quisiéramos.Comprobamos que un 15 por ciento duerme menos de 6 horas y un 20 % padece somnolencia diurna. También que las personas que viven en situación de vulnerabilidad tienden a dormir menos y peor. Pero justamente hay un dato en relación a la sensación de inseguridad y la calidad de sueño en los habitantes de villas y barrios de emergencia: impacta más el hábitat (que la casa tenga una buena construcción, sin chapas ni cartones, ni peligro de derrumbe), que la zona en la que ubicada esa vivienda.

Los varones duermen entre 30 y 60 minutos menos que las mujeres. La contrapartida de este dato es que las mujeres no descansan bien

-¿Qué otras curiosidades surgieron de los estudios?

-Los varones duermen entre 30 y 60 minutos menos que las mujeres. La contrapartida de este dato es que las mujeres no descansan bien y eso tiene que ver con cuestiones culturales y también fisiológicas y hormonales. Otros que no duermen lo suficiente son los adolescentes. Tendrían que descansar 9 horas, pero por el uso de la tecnología tienden a acostarse más tarde. Por otro lado, la escuela siempre los obliga a levantarse muy temprano. Esto redunda en que el descanso sea insuficiente para un ser humano en edad de crecimiento.

-¿Dormimos menos que hace 100 años?

-Algunos estudios internacionales demuestran que dormimos una o dos horas menos que hace 100 años. Otros estudios discuten un poco esta cifra. Desde el advenimiento de la luz eléctrica tenemos de alguna forma la falsa ilusión de que podemos invadir nuestras noches indefinidamente y sin ningún costo. La biología no nos preparó para extender nuestras actividades más allá de la puesta del sol. Nadie está diciendo que hay que apagar las luces de nuestro mundo porque traería un sinnúmero de cuestiones perjudiciales, pero tenemos que saber que no podemos estar despiertos toda la noche porque eso no es buena para la salud.

Se sabe que estar despierto 17 horas en forma continua, equivale a exceder el límite permitido de alcohol en sangre

-¿Qué pasa con las personas que tienen que trabajar de noche?

-El capítulo de los trabajadores nocturnos es muy interesante, impacta y atraviesa a todos los sectores. Hay operarios de fábrica y serenos que deben estar en sus puestos pero también hay intelectuales o gerentes de multinacionales que deciden quedarse en vela toda la noche. El hecho se conoce como jet lag social porque es parecido a lo que le pasa a una persona cuando viaja y pasa por muchos husos horarios.

-Entonces no es recomendable trabajar de noche y dormir de día…

-No sería lo más recomendable. Tiene el mismo impacto en la salud que otras condiciones de trabajo adversas. Recién ahora en algunas empresas se habla del tema y otras ya hay "siestarios" . Un siesta corta antes de las 5 de la tarde, es buena para estar alerta y recuperar energía.

-¿Cuál es el mínimo que debemos dormir?

-Depende de la edad. Un adulto joven estaría en el famoso promedio de las ocho horas pero hay gente que requiere un poco más. En cualquier caso menos de seis horas para cualquier persona se considera excesivamente poco. La pregunta para formularse es cómo está uno durante el día, si se siente descansado, despierto y alerta, posiblemente duerma la cantidad de horas necesarias.

El lugar donde uno duerme debería ser protegido y sin pantallas, no deberíamos llevar comida ni trabajo a la cama, y reservarla solo para dormir o tener relaciones sexuales

-¿Por qué es tan importante que nos ocupemos de dormir y descansar bien?

-Se sabe que estar despierto 17 horas en forma continua, equivale a exceder el límite permitido de alcohol en sangre. Es decir que una persona que estuvo 17 horas horas despierta tiene el mismo nivel de alerta que una persona ebria. Si maneja es el mismo efecto que manejar ebrio.

-¿Cuáles serían los consejos para poder descansar mejor en estos tiempos que corren?

-En primer lugar, tratar de percibir mejor cómo esta uno durante el día. Y si se detecta algún tipo de trastorno que puede estar vinculado al sueño acudir a una consulta médica porque podemos estar encubriendo algún episodio depresivo u otras patología orgánicas. También se recomienda tomar medidas de higiene: el lugar donde uno duerme debería ser protegido y sin pantallas, no deberíamos llevar comida ni trabajo a la cama, y reservarla solo para dormir o tener relaciones sexuales. En cuanto a la alimentación, lo recomendado es no comer en abundancia ni hacer actividad física antes de irnos a dormir.

-Si lo entrevisto de acá a diez años y le pregunto si los argentinos estamos durmiendo más o menos, ¿cómo se imagina que va a ser la respuesta?

-El sueño del futuro va a depender un poco de la concientización colectiva. Con la luz artificial creamos una mutación ambiental, en otras palabras, cambiamos nuestro mundo. Si uno iba al espacio hace 200 años, la Tierra de noche estaba completamente a oscuras. Ahora las imágenes de la NASA muestran que el planeta está, por lo menos en los lugares desarrollados, completamente iluminado. En diez años difícilmente revirtamos todas nuestros malos hábitos, pero poco a poco le vamos dando más importancia al acto de dormir. Y así como ahora somos conscientes de que debemos hacer ejercicio y tener una buena alimentación para mejorar nuestra calidad de vida, lo mismo puede pasar con el sueño.

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