Los beneficios cognitivos y emocionales de escuchar los sonidos de la naturaleza

Quienes viven en espacios urbanos pueden recurrir al sonido de las aves y las corrientes de agua para relajarse y disminuir el estrés. Dos especialistas explicaron a Infobae cómo las áreas verdes aumentan la sensación de tranquilidad

Compartir
Compartir articulo
Los sonidos de la naturaleza como el canto de las aves y las lluvias ayudan a reducir el estrés. (Imagen ilustrativa Infobae).
Los sonidos de la naturaleza como el canto de las aves y las lluvias ayudan a reducir el estrés. (Imagen ilustrativa Infobae).

Los entornos urbanos, donde millones de personas desarrollan diversos aspectos de sus vidas, también son áreas que afectan la salud física y mental. Algunos estímulos que llegan a través de los sentidos podrían comprometer el bienestar. Un ejemplo cotidiano es el ruido del tráfico, cuyo nivel debe mantenerse por debajo de los 53 decibeles para evitar diversos daños a las personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En América Latina, los países en los que empeora el problema son Brasil, Argentina y Colombia, según el World Hearing Index, un índice realizado por Mimi Hearing Technologies GmbH con datos de la OMS. “Es necesario cerrar los ojos y escuchar los sonidos del viento entre los árboles para aminorar la irritabilidad y el estrés de la contaminación acústica”, explicó en entrevista con Infobae, Elizabeth Sosa, psicóloga clínica con enfoque humanista y fundadora del centro de salud mental, Resurgir de Ciudad de México.

Existen acciones a nivel mundial para reducir los daños a la salud debido a la contaminación acústica. Más allá de evitar producir ruidos estridentes en las actividades cotidianas, se apuesta por la construcción de áreas verdes, patios y parques para cuidar del bienestar mental, como ha propuesto la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Las razones detrás de este plan de acción son los daños que causan los ruidos en la salud mental. “Las motos y las ambulancias alteran las ondas cerebrales, y podrían causar dolor de cabeza. Incluso el bullicio puede causar estrés e incomodidad”, mencionó el doctor, Marco Murueta, psicólogo, miembro fundador y presidente de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (AMAPSI).

Efectos cognitivos de los sonidos de la naturaleza

La exposición a los sonidos del agua y la naturaleza en general benefician la creatividad y la memoria, Sosa mencionó. Las partes del cerebro que se estimulan son el lóbulo frontal, cuyas repercusiones positivas mejoran la concentración y el pensamiento; el lóbulo temporal, que responde mejor a ritmos suaves; y el lóbulo parietal, que muestra un aumento en la capacidad de relajación luego de un episodio estresante.

Elizabeth Sosa, psicóloga, explicó que uno de los beneficios de estos estímulos auditivos es la actividad cerebral. La memoria y la creatividad son las dos capacidades cognitivas que experimentan más resultados positivos

Estos sonidos, como el agua, el canto de las aves y los mixtos, también mejoran la relajación física y mental, incluso en el desempeño de tareas que requieren atención. Así lo demostró un estudio en el que participaron 26 estudiantes universitarios. Los principales efectos registrados fueron un aumento de comodidad y relajación, así como un incremento en los estados de ánimo positivos y una disminución de las emociones negativas tras la exposición a los audios grabados en el bosque, según los hallazgos publicados en Urban Forestry & Urban Greening.

Para la evaluación fisiológica, se midieron aspectos como la concentración de oxihemoglobina, la variabilidad y la frecuencia cardíaca, lo que ayuda a mejorar el control del estrés. Los resultados de este análisis también sugieren que elementos audibles extraídos directamente de la naturaleza activan respuestas físicas y emocionales que favorecen el bienestar.

Murueta explicó que lo anterior se debe a siete principales características de los sonidos de la naturaleza: el timbre, cuya suavidad ayuda solo compensar el estrés sin ser una solución; el ritmo, encargado de crear ambientes armoniosos; la estructuración, que mejora la concentración al mejorar el flujo de las ondas cerebrales; hipnotismo, con el cual una persona enfoca su atención en las causas del estímulo auditivo mientras disminuyen los pensamientos alternos; Mindfulness, un efecto que se logra al hacer que las personas se concentren en su ahora; significado cultural, otorgado por las emociones que una sociedad atribuye a ellos; y la interpretación personal, la cual depende de las experiencias previas que un individuo tenga en entornos naturales.

Marco Murueta, miembro fundador de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (AMAPSI), explicó qué sucede en el cerebro cuando una persona se enfoca en sonidos rítmicos de entornos naturales

Uno de los beneficios de la naturaleza, además de los aportes al estado de ánimo, repercute de forma positiva en la precisión y la rapidez con la que se ejecutan las tareas cognitivas. Los participantes universitarios en un estudio publicado en Frontiers fueron divididos en dos grupos. Quienes tuvieron una exposición a estas grabaciones mostraron una mejora en su atención y sus habilidades para realizar trabajos en términos de exactitud y tiempo de reacción.

Respecto al bienestar emocional, el grupo que tuvo una mayor cercanía a los sonidos de la naturaleza experimentó una mejora significativa en el afecto positivo, mientras que el grupo de control mantuvo su nivel estable. Esto sugiere que la intervención influyó tanto en el rendimiento cognitivo como en el bienestar emocional.

En palabras de Sosa, los sonidos rítmicos de la naturaleza permite que las personas se concentren mejor en una actividad. Incluso, al escucharlos, se suele poner más atención para encontrar de dónde provienen. Además, fomentan un ambiente agradable y seguro en el cual resulta fácil entrar en un estado pacífico.

Los sonidos de las aves y el agua benefician el bienestar

El acercamiento a la naturaleza aporta diversas mejoras en las capacidades cognitivas y en el control del estrés. Aunque se ha observado que los sonidos de los bosques son los que favorecen la salud mental de las personas, existen sonidos específicos que han sido identificados por los expertos debido a su aporte al bienestar y a la salud.

El psicólogo comentó que los ritmos suaves y rítmicos ayudan a que una persona pueda tranquilizarse; también hace que el flujo de la actividad cerebral sea más apacible y logre conciliar el sueño

En palabras de Murueta, el sonido del bosque relaja la actividad cerebral y el sistema nervioso autónomo porque los estímulos son rítmicos. Cuando se escucha el canto de un ave que se asemeja a una melodía, es más fácil que se logre la serenidad. También se llega a una homogeneidad en el flujo de las ondas cerebrales, donde estímulos como el agua de una cascada tienen un efecto positivo.

El sonido del agua tiene efectos positivos en las personas. Estar expuesto a él se asocia con mejoras en la salud y el afecto positivo. Por otro lado, los sonidos de las aves tuvieron una puntuación alta en la efectividad para reducir el malestar ligado al estrés y la ansiedad. Esto sugiere que escuchar el canto de los pájaros puede tener beneficios significativos en la gestión de emociones negativas, según los resultados de un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

Además, el estudio comparó la presencia de sonidos naturales en contraste con el ruido. Los resultados registraron mejoras en la salud y el bienestar emocional con las ambientaciones de zonas boscosas. Aunque las conclusiones también señalaron que se necesitan más investigaciones sobre los efectos de los audios de los pájaros frente a otras grabaciones.

Murueta aclaró que estos estímulos solo mitigan el estrés, sin convertirse en una solución al problema. También recomendó que visitar bosques con familiares y amigos es más beneficioso para el bienestar que hacerlo en solitario.

Aunque la efectividad del canto de las aves en la reducción del estrés aún está en discusión, hay otras vías en la naturaleza que podrían ayudar a cumplir el mismo objetivo. Sin embargo, Murueta enfatizó en que estos estímulos solo mitigan el problema, sin resolverlo. Recomendó visitar bosques en compañía de seres queridos, pues la convivencia con los demás en estos lugares también favorece la salud mental.

Sin embargo, en otro estudio de laboratorio publicado en Sage Journals, se investigaron los efectos de estos sonidos en un grupo de 59 participantes jóvenes. Ellos fueron sometidos a tensión de estrés social; luego, estuvieron expuestos durante 8 minutos a una de tres bandas sonoras: aves, agua o viento como control. Tanto los sonidos de los pájaros como los de corrientes acuáticas mostraron una mejora en la recuperación del cortisol, una hormona relacionada con el estrés, comparado con el grupo de viento. Lo anterior significa que acudir a estos sonidos después de situaciones estresantes puede ser beneficioso.

La experta en psicología con enfoque humanista comentó que el sonido del agua, en particular, ayuda a las personas a concentrarse y mejora la ejecución de las tareas cognitivas, ya que se sienten en un ambiente favorable

Sosa identificó que los sonidos del agua, viento y aves tienen un mejor efecto antiestrés en las personas. Sin embargo, ”cada uno necesita distintas intensidades. Por ejemplo, hay quien se siente más cómodo al escuchar un arroyo que una tormenta”. También explicó que con ayuda de estos elementos, se logran fomentar las pausas activas, compuestas por pequeñas rutinas de estiramiento y actividad física, de 10 minutos, acompañadas con ejercicios mentales para reducir el estrés en las jornadas laborales.

Las áreas verdes podrían ser una solución ante el estrés

Las personas que viven en las grandes urbes enfrentan un sinfín de fuentes de estrés. “Los sonidos urbanos no tienen beneficios. Para solucionar el problema, en Estados Unidos se construyen casas en lugares aislados, pero debe evitarse”, explicó Murueta. En su valoración profesional, consideró adecuada una convivencia en áreas verdes, con animales. También comentó que una ciudad con más de 2 millones de habitantes genera muchos problemas psicológicos para las personas.

En las ciudades parecen inexistentes los bosques con sonidos reconfortantes para el bienestar. Una alternativa para resolver este problema son las áreas verdes. Los elementos que ayudan a mantener un buen ánimo en las personas son parques con visibilidad a capas paisajísticas, un carácter de paz y silencio predominante, según un artículo publicado en Scientific Reports.

El diseño de espacios verdes urbanos (UGS), como son llamados en el estudio, puede impactar positivamente en la salud mental y el bienestar. Las principales recomendaciones de la investigación incluyen abrir vistas a paisajes lejanos y enfatizar la perspectiva aérea para provocar una sensación de paz. En la investigación también se concluyó que crear barreras visuales y acústicas, junto con asientos cómodos para el descanso, fomenta la privacidad y el bienestar individual.

Sosa agregó que hacer pequeñas pausas para interactuar con estos estímulos puede ayudar a las personas a alejarse del estrés de las grandes ciudades y cuidar su bienestar con ejercicios terapéuticos

Acudir a un parque o un área verde cercana se perfila como una solución para reducir los niveles de estrés y fomentar una sensación de bienestar en la cotidianidad. Otra alternativa para alcanzar el mismo objetivo, es construir fuentes en espacios urbanos e instalar bebederos para las aves en las fachadas de las casas. “Con estos estímulos las personas logran explorar sus sentidos y sus capacidades”, concluyó.