Estamos atravesando una variabilidad meteorológica poco usual, con un comportamiento atípico de los virus, pues en este mes de octubre se observan cuadros gripales, cuya incidencia está en aumento.
La gripe se presenta con cefalea, dolor de cuerpo, dolor en las articulaciones tos y fiebre, y con una duración más prolongada que la habitual. Según datos provenientes del Boletín de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación, aproximadamente 9 de cada 10 personas con síntomas compatibles con la gripe dan positivo para gripe A (causada por el virus influenza H1N1), conocida también con el nombre de gripe porcina. Es una virosis relativamente nueva, pues nuestro organismo la desconocía hasta su irrupción en 2009, y el sistema inmunitario no estaba naturalmente preparado.
La gripe A es una enfermedad viral, respiratoria, muy contagiosa y ocasiona cuadros más graves que la gripe estacional.
Puede afectar a niños pequeños, personas mayores de 65 años, embarazadas y personas con comorbilidades (con patología cardíaca, enfermedades autoinmunes, diabetes, obesidad y enfermedades renales). Quienes la padecen se recuperan en un máximo de 2 semanas.
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Los síntomas que se asocian con la gripe A
- Fiebre de más de 38 °C.
- Dolor de garganta.
- Dolor muscular.
- Dolor de articulaciones.
- Rinorrea.
- Tos seca.
En ocasiones, el cuadro se puede complicar con alteraciones respiratorias como neumonía, y ser causa de hospitalizaciones, secuelas e incluso la muerte.
La manera de evitar las complicaciones por la gripe es con la vacunación. Es muy probable que el aumento de la circulación del virus se deba a que, en comparación con el período prepandemia, mucha menos gente se vacunó contra la gripe. Por otro lado, durante los años 2020 y 2021, inmersos en la pandemia, también muchas menos personas recibieron la vacuna, en parte también por la superposición de las campañas de vacunación contra el COVID-19 y contra la gripe.
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En qué casos está indicada la vacuna antigripal
- Personas mayores de 65 años.
- Lactantes: la primera dosis entre los 6 y los 24 meses y la segunda, cuatro semanas después.
- Mujeres puérperas hasta 10 días posteriores al parto en caso de haberla recibido durante el embarazo.
- Embarazadas en cualquier trimestre de la gestación.
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Otras recomendaciones para evitar el contagio
- Lavarse las manos con frecuencia, con agua y jabón o con alcohol en gel.
- No compartir alimentos, vasos ni cubiertos.
- Estornudar y tose sobre el pliegue del codo.
- Limpiar las superficies, como picaportes y mesadas, con agua detergente, jabón o alcohol al 70%.
- Evitar permanecer en lugares muy concurridos.
- Asegurar una buena ventilación en los ambientes.
Hoy por hoy es difícil diferenciar el cuadro clínico de la gripe de aquel causado por el COVID-19. Por este motivo, es necesario realizar el hisopado en las personas con síntomas. Si el resultado es negativo para COVID-19 pero los síntomas persisten, está indicado realizar un hisopado para otros virus respiratorios (también con técnica PCR). De esta manera, es posible saber cuál es el virus gripal involucrado (el tipo A o el tipo B; el primero es el más frecuente).
El tratamiento consiste en el reposo según necesidad, antitérmicos, analgésicos y mantener una buena hidratación.
Los síntomas más frecuentemente asociados con el COVID-19
- Dolor de garganta.
- Astenia (cansancio) y dolor muscular.
Un tercer diagnóstico diferencial con estos cuadros respiratorios es la alergia estacional causada por la polinización de los árboles (la gran enemiga de las personas alérgicas). El árbol más alergénico es el plátano, cuyo fruto cae al suelo por acción del viento, estalla y se desparraman los pólenes.
El cambio climático juega un factor preponderante: este es el tercer año que se produce el fenómeno de La Niña, con sequías, y vientos inusuales. Estas condiciones atmosféricas modifican la alergenicidad y se suman a la vulnerabilidad y susceptibilidad de las personas, cuyo sistema inmunitario queda expuesto a la acción de estos factores.
La alergia estacional altera la calidad de vida de las personas, que presentan los siguientes síntomas:
• Rinorrea (secreción viscosa por la nariz).
• Estornudos en salva.
- Prurito de nariz, ojos y garganta.
- Obstrucción nasal.
- En ocasiones, pueden aparecer exacerbaciones de broncoespamos.
- Como consecuencia de todo lo anterior, las personas afectadas pueden sentir incordio e irascibilidad.
Como siempre, es importante recordar la importancia de realizar la consulta médica para recibir el tratamiento, y se recomienda hacerla antes de los primeros vientos para transitar la primavera de la mejor manera posible.
Dra. Stella Maris Cuevas / MN: 81701/ Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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