La Cuenca del Salado atraviesa nuevamente un exceso hídrico, pero según Ricardo Orazi, dueño de la cabaña La Pastoriza, “lamentablemente no se trata de un fenómeno desconocido”. “La cuenca históricamente tiene inundaciones y sequías desde tiempos inmemoriales”, recordó. Sin embargo, destacó que aun dentro de esas oscilaciones climáticas la zona mantiene un promedio de entre ocho y diez millones de vacas, lo que la convierte en un pilar de la cría bovina nacional.
Durante su participación en el programa Chacra Agro Continental Orazi subrayó que, a diferencia de otras épocas, hoy existe un fuerte avance tecnológico que cambió el manejo. “Antes se decía que una vaca se murió de agosto, porque no había alternativa. Hoy hay muchísima tecnología”, señaló, mencionando innovaciones como la siembra directa, los alambres eléctricos y, especialmente, la producción de reservas.
En la zona de la Cuenca del Salado, más de 5,5 millones de hectáreas productivas se encuentran afectadas por inundaciones que, según la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), constituyen el episodio más grave en muchos años. El desastre hídrico provocaría pérdidas económicas estimadas en US$ 2.000 millones.
Orazi, resaltó-a pesar de la coyuntura- el rol de los cabañeros en la evolución del rodeo vacuno. "Trabajamos para hacer animales que se adapten a la zona, nacidos y criados en la cuenca”, afirmó. En ese sentido, destacó que la genética se refleja cada año en los remates: “Antes veías lotes desparejos; hoy ves lotes excelentes en toda la región”.
Cuenca del Salado: “la columna vertebral de la ganadería”
Consultado sobre cómo avanzar en los índices reproductivos, Orazi fue directo: “Lo que se necesita es un buen manejo y la incorporación de gente idónea: asesores, veterinarios, ingenieros”. Pero advirtió que la principal limitante aparece en la salida del invierno, cuando falta pasto. Por eso considera fundamental invertir en producción de pasto y en reservas.
Reconoció que persisten realidades distintas dentro de la cuenca, a la que calificó como “la columna vertebral de la ganadería argentina” . Los campos alquilados —dijo— suelen trabajar “más rudimentariamente”, pero los establecimientos propios muestran mejoras permanentes y una creciente demanda de genética e inseminación.
Pese a los problemas climáticos, Orazi se mostró optimista acerca del futuro inmediato. “La Cuenca del Salado va a mejorar fuertemente en los próximos meses”, anticipó, y agregó que cuando aparece el precio, la inversión acompaña. Desde su rol en la Asociación Argentina de Angus, aseguró que observa un crecimiento sostenido en las razas británicas.