A Mica la conocen varias generaciones de jóvenes. Tenía 12 o 13 años cuando empezó a trabajar en televisión. Era fanática de “Chiquititas”, la tira de Cris Morena, cuando se enteró que había un casting para el programa y quiso presentarse. Después de “Chiquititas” siguieron “Rebelde Way” y “Floricienta”. Resulta que la invitada de hoy tiene una larga trayectoria, acaba de conducir “El gran premio de la cocina” por El trece y es una de las conductoras del exitoso programa de streaming “Antes que nadie” por Luzu tv.
– Le pedí por favor a mamá que me llevara a ese casting y me dijo: ni en pedo, andate a dormir. La llamé a mi abuela desesperada y mi abuela me acompañó. Era un casting multitudinario en Telefé y pasé por etapas, etapas, etapas. Quedamos poquitos, hicimos un taller de canto, baile y actuación. Hasta que un día Cris citó a mis papás y nos ahí comunicó que iba a ser una de las nuevas incorporaciones del “Chiquititas” en 2001. Me contó que iba a viajar, vas a hacer Gran Rex en invierno… Yo lloraba, le decía gracias, le decía te amo. Era muy chiquita, no entendía bien qué estaba pasando.
– De ahí en más estuviste en los otros programas de Cris Morena.
– Todo lo que tocaba Cris era oro. Me fue pasando de programa en programa y a eso sumale los años de giras. Cuando terminamos “Floricienta“ hicimos dos años más de gira. Después “Rebelde way”, era un continuado que nunca terminaba. Era como vivir en un sueño, todo era éxito porque Cris era todo. Era el teatro un éxito, la gira un éxito. Mi mamá me decía: ¿Cómo te bajo de esto? ¿Cómo te hago estudiar ahora? Fui muy responsable en el colegio porque fue un pacto que hice con mamá.

– Sos una de las conductoras de “Antes que nadie”, un programa muy exitoso de Luzu, hasta hace horas condujiste en la tele. Una carrera muy prolífica ya de 25 años de trabajo. Te podes jubilar…
– Más de 25, me puedo jubilar, es un montón. El año pasado se cumplieron 20 años de “Rebelde Way” y hay generaciones de chicas que todavía nos están viendo porque la están repitiendo, nenas de 12 años me dicen por el nombre del personaje, “Pilar, te amo”. El otro día una nena le preguntó a la mamá si yo era Pilar o la mamá de Pilar. Pensaban que yo era la mamá de la que hacía del personaje, o sea ‘sos parecida pero bastante más grande’. No puedo creer que pasaron 20 años, es un montón, la mitad de mi vida. Y dije, wow! Yo soy súper nostálgica.
– ¿Nostálgica, de esas que revisan el pasado para llorar un rato?
– Si, me encanta. Miro fotos de mi hijo de bebé y lloro. Miro fotos mías de esa época y digo: no disfruté lo suficiente. Siempre pienso que estaba mucho mejor en ese momento de lo que estaba. En todo sentido, emocionalmente, físicamente. Veo una foto y digo: ¡mirá lo feliz que estaba! Soy muy nostálgica de los momentos, todo lo recuerdo con una mezcla de felicidad y de tristeza, porque nunca más voy a volver ahí. Me regocijo un poco en la nostalgia.
– Debés extrañar entonces ser actriz ahora que sos conductora.
– El año pasado hice teatro seis meses, cada tanto vuelvo a actuar y me encanta, pero extraño mucho la tira. Extraño mucho. Yo hice mucha tira diaria, y ya no se hace.
– ¿Idealizaste esa época?
– Sí, la tengo súper idealizada y mi gran pasión es actuar. Amo actuar, yo actúo y se me eriza la piel. Me encanta la conducción, es otra veta que también disfruto un montón, pero no es mi pasión.
– ¿Si apareciera ahora una tira para trabajar largamos todo?
– Sí, cada vez que me dicen algo de actuación voy corriendo. No pregunto nada, ni tiempo, ni plata, voy. Es mi gran pasión y mi mirada nostálgica recuerda eso como algo increíble. Es tan difícil de que suceda esa tira diaria que sí, la extraño mucho y todos los días sueño con que va a volver algo de eso.

“A VECES ME CUESTA IMPONERME. SI YO CREO EN MÍ, ¿POR QUÉ USTEDES NO ESTÁN CREYENDO LO SUFICIENTE?"
– Viviste rodeada de mujeres, tenés hermanas mujeres y una madre muy fuerte. Hoy estás construyendo y peleando por tu lugar como conductora, ¿te gusta tener la batuta?
– Sí, me gusta. Me cuesta a veces imponerme. Me encantaría hacerlo mucho más. Yo creo en mí, confío en mí y a veces me cuesta demostrarlo. Me cuesta dar el paso firme, con seguridad y decir: sí yo creo en mí, ¿por qué ustedes no están creyendo lo suficiente? Me cuesta eso. Después muchas veces me dicen: ‘che, lo hiciste re bien sola’ y yo digo: si lo hago hace un montón de años, ¿cómo no va a estar bien? Si yo me preparé para esto? O no terminan de confiar en mí o no me muestro lo suficiente. Me encanta la conducción, es algo distinto. A mí siempre me gustó hacer un personaje, desde un personaje siento que vale todo: soy mala, soy malísima, soy buena, hago todo desde un lugar de impunidad total. La conductora sos vos, se ven los hilos, hay algo de ingenuidad y de realidad que está a disposición.
– Sos muy desinhibida como conductora y como streamer contás muchas anécdotas de tu vida, muchas veces íntimas. ¿Te arrepentiste de contar algo?
– Obvio, sí, me sigo arrepintiendo, es un aprendizaje constante, es muy diferente a actuar. Si yo estoy triste porque se murió mi perrito voy a actuar de Pilar y nadie se enteró. Pero Mica sí está triste y en el streaming digo: se murió mi perro y me largo a llorar. Lo lindo es poder mostrarse uno tal cual es. También pienso que a veces no está bueno ser tan autorreferencial, pero si no soy psicóloga y estoy opinando, si no soy periodista y estoy opinando, si no tengo ningún título y hablo como si supiera, estoy hablando desde mi experiencia. Entonces obviamente que todo el tiempo trato de no ser autorreferencial.
“A VECES EXPONGO A GENTE Y NO ESTÁ BIEN. CUENTO COSAS DE MI MARIDO, DE MI HIJO, DE MI MAMÁ, DE MIS HERMANAS…”
– ¿De qué te arrepentiste?
– A veces expongo a la gente y no está bien. Cuento cosas de mi marido, de mi hijo, de mi mamá, de mis hermanas… Con mi hermana que nos robábamos la ropa y por ahí mi hermana no quiere que cuente que me sacaba la ropa y nos peleábamos. Por ahí eso era algo que quedó entre nosotras y yo estoy contando una situación que habla directamente de otro. ‘Si a mi hermana la cagó el novio y ella sufrió’, ¿por qué estoy contando una intimidad de ella? A veces por querer poner ejemplos y por mostrar que a todos nos pasa, hablo de gente que no quiere que se cuente lo que vivió.
– ¿Te trajo algún problema?
– Sí, me trajo un problema con mi mamá, se enojó porque yo conté que cuando nos invitó a comer un locro, yo le había dicho que estuvo bárbaro. Dije que no me había gustado el locro, me quise hacer la graciosa. Soy de las que le echa sal y pimienta a las cosas para que queden divertidas o tengan una vueltita y ahí me paso. En esos momentos los chicos me dicen: menos, menos, menos, jaja. ‘Estás exponiendo a mamá’. ‘Estás contando algo que no’. Mis compañeros Diego, Yoyi y el Trinche me miran y me dicen. Yo soy muy corporal, por ahí empiezo a jugar con el cuerpo y me dicen: tranqui, menos, hasta ahí. A veces necesito el ojo del otro, que me digan.

“EN EL STREAMING ESTÁS TODO EL TIEMPO AL LÍMITE DE METER LA PATA, DE QUE TE CANCELEN, PORQUE ESTÁS HABLANDO DESDE TU VERDAD”
– Qué bueno que te avisen, habla muy bien de ellos.
– Sí, ya hace tres años que estamos juntos, nos cuidamos. Eso también tiene el streaming, nos cuidamos mucho entre nosotros porque todo el tiempo estás al límite de todo.
– ¿De meter la pata?
– De meter la pata, de que te cancelen, de decir algo increíble y que te pongan ahí arriba que también da miedo. Todo el tiempo estás al límite de todo porque sos vos hablando desde tu verdad, queriendo ser gracioso.
– Hablás mucho de sexo.
– Sí, hablo mucho de sexo.
– Con mucha desinhibición.
– Sí, no lo practico pero hablo, jajajaja Sí, porque me parece algo natural el sexo, parte de la vida. Y está bueno que no sea un tabú. Quiero que con mi hijo no sea un tabú.
– De intimidades digo.
– Mías, sí, puede ser. No sé qué habré contado.
– Hace pocas horas te vi.
– Ah, sí, claro. Cuento mucho para ser graciosa también, me río de las cosas que a mí me pasan. Que por ahí en algún momento esas cosas me traumaron y hoy me río, o quiero naturalizarlas un poco y desmitificarlas. No idealizar ciertas situaciones. Con la maternidad, eso también me pasa.

– ¿Qué cosas cambiaron para bien desde que vos empezaste a trabajar hasta hoy? Antes no se hablaba de sexo con tanta desinhibición. Hice un programa sobre masturbación en los años 90 y fue un escándalo.
– Sí, hay cosas que se están hablando, poder poner en palabras cosas que nos hacen mal. Esto que todo el tiempo decimos de que no se habla del cuerpo ya es una imposición. Me parece que es positivo, que hay que irnos a ese extremo para que se resuelvan ciertas cosas. El bullying sigue sucediendo, pero se pone en palabras que existe y que hay que tratarlo. Está bueno que digamos todo el tiempo, ‘no hablemos de los cuerpos’, porque uno a veces se encuentra hablando de eso. Los cambios no son de un día para otro, a todos nos cuesta. En el streaming me da miedo, yo estoy en plena deconstrucción de un montón de cosas con las que me crié que hoy son de otra, gracias a Dios, pero todavía siguen pasando. Por ahí hay que ir de un extremo a otro hasta encontrar un punto medio. Me da miedo meter la pata con algún tema y yo también aprendo.
– ¿El lugar de las mujeres sigue siendo el mismo? ¿Cuesta cambiarlo?
– Sí, para mí cuesta. No sé si sigue siendo el mismo, espero que no. Pero sí, todavía vivimos en un país machista que está en un proceso de cambio. Sí se puede decir que están incluyendo a las mujeres o tratando de incluirlas, que a veces pasa y a veces no. Todavía te seguís encontrando con tipos que te dicen cosas que… No están escuchando ni están aprendiendo nada, no les importa nada de todo lo que decimos y por lo que luchamos. Y eso me genera mucha tristeza y mucha impotencia. Muchas cosas por las que estamos peleando siguen sucediendo. Vos ves los números estadísticas de femicidios, y decís ¿cómo puede ser que nada de esto cambie? Eso me angustia. Quiero creer porque confío y porque amo nuestro país, que esto va a empezar de a poquito a cambiar.
“LA TELEVISIÓN SIEMPRE FUE MUY MACHISTA”
– Empezaste a trabajar hace 25 años en programas que lideraba una mujer como Cris Morena, no es lo más común.
– Cuando yo laburaba con ella era una de las muy poquitas. Me encantaría preguntarle cómo lo llevaba adelante, porque seguro sufrió un montón. Yo considero que manejo bien y me gritan ‘¡porque soy mina!’ … esas cosas siguen existiendo. Hay todavía mucho prejuicio, estamos en proceso de cambio porque también veo el esfuerzo que todos hacen por tratar de que seamos más iguales. La televisión siempre fue muy machista y veo conductoras mujeres en reuniones que de a poquito empiezan a participar. ¿Pero es igual de mujeres que de hombres? No, no es igual. Y en la política es lo mismo cuando ves la foto de una reunión, pero antes ni había. No sé si no terminan de confiar en nosotras o qué es lo que pasa.
– ¿A las minorías, a las diversidades, las ves cada vez más incluídas?
– Siento que sí, me gustaría que sean más rápidos los cambios. Por ahí la inclusión por la que hoy peleamos recién la viva mi hijo. A mí me encantaría que mi hijo, que tiene cuatro años, a la edad que quiera me diga todo lo que siente, lo que piensa, lo que le pasa, sin ningún tipo de problema. No sé si eso hoy sucede, pero siento que estamos mucho más avanzados que en los 80 o los 90, cuando yo nací. Estaba todo oculto, no se podía hablar de eso, era como mala palabra. Amigos míos durante años se han guardado lo que querían ser, decir, hacer y cuando lo hicieron sintieron una liberación. Recién a los 25 años están pudiendo decir ‘soy gay’ y muchas veces a los papás no se lo pueden contar. Yo viví eso con mis amigos que lloraban y me decían: por favor, no le digas a nadie, pero creo que me gustan los… Hay un poquito de avance en eso, en poder salir a la calle, decir lo que pasa, en cuanto afecta y duele y que no se sienten incluídos. Y eso me da esperanza.
– Todo gira alrededor de tu hijo Baltasar, ¿verdad?
– Sí, no sé si está bien o mal. Pasa que desde que Balta nació se me movió todo. Todo. Dejé de pensar tanto en mí. Mis tiempos no son ya mis tiempos, vivo un poco la vida de él. Me encanta. A veces digo, ¿estará mal? En la maternidad uno se cuestiona todo porque hay tantos consejos y tantos libros… Hice un montón de cursos cuando Baltu nació, de todo. De lactancia, de masajes, de crianza responsable, de no sé qué. Y después hacés lo que podés.
“A VECES SIENTO QUE ESTOY VIVIENDO LA VIDA DE MI HIJO Y YO TAMBIÉN QUIERO VIVIR LA MÍA”
– Más allá del deber hay un deseo, una quiere estar con su hijo chiquito.
– Sí, pero te digo algo, yo tengo ese deseo y es por lo que me muevo, sobre todo con él. A veces me gustaría moverme más con otras cosas de mi vida por mi deseo, pero soy muy del deber ser, entonces a veces no me muevo por el deseo. También a veces digo, hace mucho que estoy viviendo su vida y yo también quiero vivir la mía. He dicho que no a trabajos que me re interesaban por estar más tiempo con él y otras veces al revés, agarraba trabajos y sentía que me estaba perdiendo un montón de noches. En el teatro me pasaba. Me pasan las dos cosas.
– Con la maternidad conocemos un grado de culpa que nunca antes habíamos sentido, de mucha intensidad.
– Yo era culposa, pero ahora soy la culpa andante, mucho más. Todo me da culpa. Lo que hago bien, lo que hago mal, todo. Todo lo que tenga que ver con él. Sí, todo. Pero es maravillosa la maternidad, la disfruto. Mi trabajo, mis horarios, todo lo hago en base a sus tiempos para poder estar lo máximo posible con él. Porque además siento que nació ayer, y ya tiene cuatro años. Pasa muy rápido. Ay, qué nostalgia.

– Uno nunca imaginó que iba a sentir tanta culpa y tampoco imaginó nunca que iba a estar alerta todo el tiempo. O sea, hay algo que no se relaja, que está siempre conectado con con ellos.
– Sí, ayer se fue a dormir a la casa de mi suegra, le encanta, y yo lo extraño. Y todo el tiempo quiero tener control. ¿Y cómo está? ¿Comió? Necesito todo el tiempo conectar ahí con él. Hoy a la mañana estaba en Luzu y me hizo una videollamada y dije, ¿algo pasó? No mamá, te quería saludar y decir que estoy re bien acá con la abuela. A veces me cuesta soltar el control cuando no está conmigo o yo desconectar cuando estoy haciendo otra cosa, siempre estoy pensando en él. Siempre estoy alerta. Ahora estoy pensando en él.
– ¿Qué estás pensando?
– Estoy pensando que lo tengo que ir a buscar, hacer tal actividad. La noche que hago de comer todo el tiempo, pero lo vivo bien, me encanta. Desde que él nació cambió mi cabeza y cambió mi tiempo.
– Te quiero felicitar porque un día decidiste en el programa desmitificar la maternidad y la lactancia enumerando todo lo difícil que hay que atravesar y nadie te cuenta.
– Dije todo lo que a mí me hubiese gustado que me dijeran.
– Repasemos lo más traumático. A mí nadie me explicó cómo es una sala de partos, en un momento de extrema sensibilidad llegás a un lugar frío, lleno de azulejos.
“LA MADRE QUE TIENE PARTO NATURAL ES MÁS MADRE, COMO LA QUE DA LA TETA”
– El quirófano es horrible. Ni hablar de la cesárea. La madre que tiene parto natural es más madre, como la que da la teta. Y la que tiene por cesárea…
– ¿La que tiene a su hijo por cesárea no es tan madre como la de parto natural?
– ¿Viste que el parto natural es la mujer guerrera? Hay gente que elige cesárea o que no puede, como me pasó a mí. Yo no llegué a dilatar lo necesario para un parto natural y a Balta le bajaron las pulsaciones. Hubo que ir a cesárea de urgencia después de ocho horas de trabajo de parto. ¿Qué fue lo primero que le dije a Gero? “Perdón, no pude”, yo sentí eso. Hoy con el diario del lunes viví una cesárea increíble, súper hermosa, respetada y gracias a Dios existe la cesárea para poder traer a nuestros hijos al mundo de otra manera si naturalmente no podemos. Pero yo sentía el deseo de mi parto natural y así iba a ser. ¿Qué te creés, flaca? ¿Qué te pensás?
– Y si puedo ¡sin anestesia y con dolor!
– ¡Y en el agua! ¡Y con la teta! Esa cosa de ‘cuatro años le voy a dar teta!’ Hacemos lo que podemos. Es muy difícil todo lo que tiene que ver con el proceso de la lactancia, con el proceso del parto y del postparto.
“LO SUFRÍ, ME DOLÍAN, ME CHORREABAN LAS TETAS, ME QUERÍA MORIR!
– Lo que duele dar la teta, no lo dice nadie. ¿Viste? Duele.
– Duele. También es un momento hermoso. Y si vos decís: duele dar la teta… Yo una vez dije: no hay que romantizarlo y me dijeron ‘vos porque no tuviste una buena lactancia’. Tuve una lactancia hermosa y lo re disfruté. Me decían: ‘no conectaste con tu hijo’. Re conecté con mi hijo porque hice tantos cursos… me iba a un lugar, ponía música, lo miraba a los ojos. Así todo lo sufrí, me dolía, me chorreaban las tetas, me quería morir. Eso me seguía pasando. Estaba en el casamiento de mi hermana saltando y tenía dos aureolas y decía: ¡qué vergüenza! Nadie te prepara para eso, para que puedas tener mastitis, porque podés no tener una buena lactancia, tu hijo no se puede prender a la teta, o puede bajar de peso y tenés que darle suplementos. Si vos sabés de antemano todo eso, entendés que bueno te puede pasar.
– Lactancia que ocupa las 24 horas: si te baja la leche, si tarda en bajar, si después es demasiada leche o es poca, si no le alcanza…
– Vos estás pasando un momento de angustia por lo que sea y entonces no te sale la suficiente leche. ¿Y si tu hijo no se prende bien? No es todo tan sencillo, cuestan las cosas.

– Además uno llora por todo después del parto, eso no se cuenta tanto. Hay mujeres que atraviesan una depresión. Las que no pasamos por un puerperio difícil, igual por momentos estuvimos llorando todos esos días sin saber por qué.
– Mirá, yo no pasé por una depresión, tengo amigas que sí. Pero me acuerdo que a los diez días que nació Balta cuando llegó mi marido de trabajar y me dijo si necesitaba algo, yo estaba con las dos tetas y con el bebé diciendo ‘no sé qué hacer’ totalmente fuera de mí. ¿Por qué de repente llora? ‘Vos que tenés intuición de madre, ¿no sabés qué le pasa? ¿Por qué llora sin parar?’ Balta tenía diez días y mi marido me preguntó si necesitaba algo y le dije si quería hacer unos mates. Hizo mate, me lo trajo, lo dejó, se fue y siguió trabajando. Y yo: ¡pero tómalo conmigo! Él me dijo: ‘¿vos estás angustiada porque no estoy tomando mate con vos?’ ¡Sí! ¡No sé! Lloraba por cualquier cosa, porque quería que me trajeras el mate, que te sentaras un rato, que me miraras, que me dijeras: lo estás haciendo re bien. Es algo que está fuera de vos, porque yo en ningún caso lloraría para que se tome un mate conmigo. Pero lo necesito.
– ¿Cómo no nos explican que se están yendo un montón de hormonas y por eso es el bajón y por eso todo nos angustia?
– Sí, y también porque estás sobrepasada. Estás sin dormir, con toda la lactancia atravesada y con un bebé que llora y no sabés realmente a veces qué le pasa.
“LO AMO CON LOCURA PERO HAY MOMENTOS EN QUE LO MIRO Y DIGO, ¿QUÉ HAGO CON VOS? NO PUEDO CON ESTO”
– Y andás en tetas por la casa.
– Porque cuando te muerden y las tetas se lastiman, tienen que estar al aire libre para que se sequen. O sea, ya está, estoy totalmente entregada a la vida. Ni hablar de la cesárea, te abren siete capas, estás con mucho dolor y te tenés que ocupar de tu hijo. Pero yo estoy partida al medio, me río y me muero del dolor. Estoy con las hormonas revolucionadas, toda abierta al medio con puntos que me tienen que sacar. No está mal poder hablar de esto, porque también es realidad. Yo soy la persona más feliz desde que Balta nació, es mi vida, lo amo con locura. Pero también tengo momentos en los que lo miro y digo, ¿qué hago con vos? O momentos en los que estaba sobrepasada y decía, ¿qué hago? No sé qué hacer, no puedo, no puedo con esto. También eso pasa y es parte del proceso.
– Además uno no sabe por qué al estar tan cansada una pierde la paciencia. Decís: qué mala que soy, qué mala madre, no estoy teniendo paciencia.
– Sí. Yo que hice muchos cursos de crianza respetuosa porque me encantan, así y todo me cuesta llevar adelante un montón de cosas. A veces es cuando tiene un berrinche y está sacado y te dicen: vos agachate, ponete a su altura, explicale. ¿Y a mí quién me explica todo eso cuando yo tengo un berrinche ? Uno entiende la teoría, pero después en la práctica hacemos lo que podemos.

– Al primer hijo, que está creciendo con nosotros, quizás habría que indemnizarlo. Dije primero porque imagino que con tu compromiso y disfrute de la maternidad alguna vez vas a tener otro.
– Sí, me encantaría, me encantaría que Baltu tuviera un hermanito porque él lo desea. No sé cómo será la segunda experiencia, pero que aprendí con él, aprendí. No sé cuánto podré llevar a cabo, porque también dicen que cada hijo llega en un momento de tu vida distinto y hay cosas que creés que tenés reclaras y después te olvidás. Yo con Balta ya con cuatro años hay cosas que me olvidé. Yo amo a Balta con locura y lo que más amo en el mundo es ser mamá. Así y todo, a veces me pasa sacarme y decir no sé, no sé qué hacer.
“DIJE: ME SIENTO UNA MALA MADRE, YO NO NACÍ PARA SER MAMÁ”
– Si no trabajás te sentís mal con vos porque no estás cumpliendo con tus propios deseos, tus ganas de realizarse. Y si trabajás, sentís culpa porque lo estás descuidando. Y si trabajás mucho, tenés doble culpa. Y después tenés poca paciencia porque estuviste trabajando mucho.
– Si, en ese orden, todo así. A mí me pasaba que estaba trabajando un montón y llegaba a casa, solo quería estar con él y no tenía paciencia. Una vez lo conté en Luzu que llegué desbordada, llorando. Me levanté angustiadísima porque lo había dormido con una orden: ¡te dormís! Desde el enojo. Después cuando él se durmió dije, ¿cómo hice esto? ¿Cómo, cómo me puse así de mal? La culpa, porque yo todo el día quise verlo. Llegás tan cansado, tan pasado y a veces las cosas no suceden según tus planes. Llegué, lo bañé, comimos y no se dormía. Tardó una hora y media en dormirse y yo no podía más, me quedaba dormida. Cuando lo conté dije: me siento una mala madre, yo no nací para ser mamá. Me acuerdo que ese día llamaron un montón de madres a decir: tranquila, estás recién atravesando estas cosas. Pero esto sucede y es parte y está bueno que alguien te lo diga, porque si no vos sentís que estás haciendo todo mal. Y repito, hacemos lo que podemos, cada una con nuestro lugar y nuestras herramientas.
– Además nos cargamos de mucha responsabilidad. Fijate que todo este rato no hablamos del papá de Baltasar y su responsabilidad.
– ¿Por qué será? Eso que hoy en día está mucho más repartido. De hecho, se habla de mapaternidad. Gero es un padrazo. Yo muchas veces le digo que no tiene la carga mental que tengo yo. Yo estoy con la bolsa de la colonia, lo que hay que llevar si nos vamos de vacaciones, antibiótico, esto, lo otro. Y el otro te dice ‘che, hace frío, trajiste un buzo?’ No sé si es porque creemos que nadie lo puede hacer como nosotras, yo lo hago porque sé que lo voy a hacer mejor. Y muchas veces, digo: si algún día estoy separada de Gero y él tiene que tomar decisiones solo, yo no voy a estar sobre eso. ¿Por qué hoy quiero tomar todas las decisiones?
“SI ESTOY TRISTE A LA PRIMERA PERSONA QUE LLAMO ES A MI MAMÁ Y SI ESTOY ENFERMA ME QUIERO METER EN LA CAMA CON MI MAMÁ”
– Sentimos que somos las que tenemos la responsabilidad, es un mensaje tan atávico.
– Vos tenés hijas más grandes, no sé si hoy te sigue pasando, pero cuando Balta se enferma solo quiere con mamá, al margen de que tiene un padrazo. No sé si tienen que ver con que son más chiquitos. Pero hoy si estoy triste a la primera persona que llamo a mi mamá. Si hoy estoy enferma me quiero meter en la cama con mi mamá. Si estoy con mi mamá la abrazo y le digo que me siento mal. Ya no vivo con ella, pero sí me ha pasado de intoxicarme, estar volando de fiebre y llamarla y decirle: mami, por favor vení, te necesito a vos.
–Nadie como la madre de una cuidarnos o para ayudarnos.
– No, nadie. Con mi papá que sabe que lo amo, no me pasa, son roles. No es que uno sea mejor o peor para eso.
– Si alguna de mis hijas, que son grandes, se queda dormida en la cama cuando estamos viendo algo o porque quiere estar cerca de su mamá soy muy feliz, casi como cuando tenían cuatro años.
– A mí cuando se pasa a la cama me encanta, le digo que se pase más y por ahí no está bien porque el chico necesita su cuarto y su independencia. Yo le digo que se pase. ¿Cuánto más me durará esto de que quiera tanto con mamá?
– Me encanta porque no disimulás nada. Y tu marido ya sabe que está en un segundo plano.
– ¿Igual no tanto, eh? No tanto. Sí, bueno, todos están después de Balta. Hasta yo.
“A VECES ME GUSTARÍA SER DISTINTA, PERO NO ME SALE. NO ME SALE HABLAR MÁS BAJO, NO GRITAR, O CONTAR MENOS COSAS DE MÍ”
– Tu característica, tu singularidad es ser muy espontánea y eso es lo que más gusta.
– No me sale ser de otra manera. A veces me gustaría porque después veo esta nota y digo: ‘ay, por qué hablé tanto, por qué conté tanto, no la dejé ni meter bocado y ella me tenía que entrevistar a mí’. No me sale de otra manera. Antes del reportaje hablábamos de cuando te escriben cosas feas, y que a mí eso me duele. Cuando ponen esos comentarios y los veo me encantaría ser distinta, pero no me sale. No me sale hablar más bajo, no me sale no gritar, o contar menos cosas, o ser menos espontánea, menos genuina. Soy así y el que me quiere me va a querer así y el que no, no, porque no puedo ser de otra manera.
– Pero no gritás.
– Por ahí te estoy diciendo que te quiero con todo mi corazón. Y lo digo fuerte. El que te ve de afuera dice, ¿por qué ese énfasis para decirlo? Me crié en una casa con 18 hermanos. Imaginate que era sálvese quien pueda, todo era grito para que me escuchen. Pero muchas veces me veo y digo: hoy me gustaría un poquito menos todo, jajaja.
– Cuando empezamos la nota recordamos que trabajás desde los 12,13 ańs. Me pregunto si te perdiste algo en ese momento o todo fue felicidad.
– Obviamente que no todo es felicidad y me perdí un montón de cosas porque siempre elegí actuar y eso hizo que me pierda cosas. Y porque cuando uno elige siempre pierde algo, eso lo tuve claro desde siempre. Soy muy de dudar, pero cuando elijo me convenzo y no me arrepiento. Hay cosas que me da tristeza no haberlas vivido, un viaje, un campamento en mi colegio. Yo no tengo tantos amigos del secundario porque no llegué a ser parte de un grupo. Yo me iba todos los días a trabajar a “Chiquititas”, “Rebelde way”, “Floricienta”' fue todo mi secundario. Y a veces me encantaría tener eso. Mis amigas se juntaban y yo no iba, no sé inglés porque a la tarde era inglés y yo no iba. Y digo ay, sería bilingüe.
– No resignaste trabajar en ningún momento, te gusta mucho trabajar.
– Mucho, me encanta, lo disfruto porque trabajo de lo que amo, entonces soy muy agradecida. Casi nadie puede trabajar de lo que ama. Entonces, ¿cómo voy a decir que no? ¿O por qué voy a decir que no si yo amo esto? Amo estar en este lugar. Un estudio de televisión es mi casa, es mi lugar de seguridad. ¿Entonces cómo no voy a resignar otras cosas que por ahí amo menos o me gustan menos o disfruto menos? Si tengo la suerte de trabajar de lo que amo.
– No quiero que bajes un cambio, se que te lo piden. Sos muy divertida y muy graciosa.
– Lo tomo. Pero a veces me cuesta. Me cuesta porque también agota. Pero me sale así.