Adolfo Rodríguez Saá y su presidencia de 7 días: “Hubo un golpe de Estado bajo formas modernas”

En un reportaje exclusivo con Infobae, el ex presidente -elegido por la Asamblea Legislativa por un período de 60 días en diciembre de 2001- explica las “cositas” que lo llevaron a su sorpresiva renuncia el domingo 30 y acusa de su caída a Duhalde y a los empresarios partidarios de la devaluación

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Adolfo Rodríguez Saá a 20 años de la crisis de 2001

Siete días y una noche duró la presidencia de Adolfo Rodríguez Saá, un abogado que saltó a la Casa Rosada desde la gobernación de San Luis, donde mandaba desde el retorno a la democracia, en 1983. Veinte años después, “el Adolfo”, como le dicen en su provincia, es senador nacional y atribuye su sorpresiva renuncia, el domingo 30 de diciembre a la noche, a “un golpe de Estado, no con el sentido anterior, que eran las Fuerzas Armadas, sino de esta forma moderna, en la que destituyen a un presidente”.

Dice que el responsable principal de su caída fue el ex gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, quien lo sucedió luego de una brevísima gestión, a caballo entre 2001 y 2002, de otro bonaerense, Eduardo Camaño, que era el presidente de la Cámara de Diputados y hombre de confianza de Duhalde.

En ese sentido, Rodríguez Saá niega con vehemencia que haya renunciado por un ataque de pánico, como afirma Duhalde. “Nunca en mi vida tuve un ataque de pánico. Y si algo me sobra es el coraje para enfrentar los problemas”, asegura el puntano, a los 74 años.

En la entrevista con Infoabe, el ex presidente cuenta las “cositas” que hicieron que tomara la decisión de acortar drásticamente su mandato, durante el encuentro con los pocos gobernadores peronistas que fueron a la residencia presidencial de Chapadmalal para reunirse con él.

“El Adolfo” sostiene que Duhalde y otros gobernadores estaban influenciados por los empresarios que querían salir de la Convertibilidad, devaluar el peso y pesificar la economía “para licuar sus deudas”, cuya propuesta que rechazó en una cena en la residencia de Olivos el miércoles 26 de diciembre a la noche.

“Yo les contesté que no, que esa no era la tarea mía, que era un presidente por un corto período de dos meses”, afirma con relación a su mandato de transición hacia nuevas elecciones presidenciales, acordado con el resto de los gobernadores peronistas.

Su corta gestión se caracterizó por un ritmo vertiginoso, que contrastaba con la quietud del gobierno de Fernando de la Rúa: recibió a las Madres de Plaza de Mayo, a los líderes piqueteros y a diplomáticos extranjeros, fue vivado en la CGT, cenó en Olivos con un grupo importante de empresarios, repartió decenas de miles de subsidios para las compras de fin de año, anunció la plantación de un millón de árboles y la creación de millones de empleos y, con su lápiz rojo, preparó un presupuesto que, según aseguró, terminaba con un déficit fiscal que se había hecho crónico, una de las exigencias del FMI para reanudar el envío de dinero fresco.

Rodríguez Saá fue elegido presidente por la Asamblea Parlamentaria y asumió el domingo 23 de aquel diciembre en el que la Argentina pareció tocar fondo. En su primer discurso, anunció la suspensión del pago de la deuda externa, que fue celebrado con aplausos por la gran mayoría de los diputados y senadores, no solo del peronismo.

Representaba a las provincias chicas gobernadas por el peronismo, que eran mayoría entre los catorce distritos que ocupaban el centro de la escena política debido al deterioro dramático de la autoridad presidencial.

Su reemplazo por Duhalde significó el triunfo de la provincia de Buenos Aires sobre el resto de los distritos gobernados por el peronismo, la salida del 1 a 1 y el comienzo de una nueva etapa política, económica y social en el país.

Adolfo Rodriguez Saá, es saludado por el presidente saliente, Ramón Puerta, durante la ceremonia de asunción realizada en el Salón Blanco de Casa de Gobierno (NA)
Adolfo Rodriguez Saá, es saludado por el presidente saliente, Ramón Puerta, durante la ceremonia de asunción realizada en el Salón Blanco de Casa de Gobierno (NA)

—Senador Adolfo Rodríguez Saá: jueves 20 de diciembre de 2001, San Luis. ¿Qué pasó aquella tarde/noche en Merlo?

—Habíamos invitado a los gobernadores y a las personalidades del país para la inauguración de un aeropuerto internacional en Merlo. Ese mismo día, el país estaba en una enorme crisis: tipo seis de la tarde el presidente De la Rúa anuncia su renuncia al cargo. Bueno, después de inaugurar el aeropuerto, (Ramón) Puerta se hizo cargo de la presidencia provisional del país y los gobernadores tratamos el tema. Teníamos la mayoría en la Asamblea Legislativa y nos pedían que asumiésemos el cargo. Y discutimos eso.

—Viernes 21 de diciembre. ¿Qué sucedió ya en el Congreso?

—Estábamos reunidos los gobernadores y la mesa directiva de diputados y de senadores, y luego de muchas deliberaciones me proponen que yo fuera designado presidente. En el medio yo salgo un minuto al baño, incluso para dejarlos deliberar tranquilos, y mi amigo, fallecido, Luis Lusquiños me dice: “Te pide una reunión Felipe González”. Entonces, le digo: “Felicitame Luis porque entonces soy presidente”. Felipe González me venía a preguntar qué íbamos a hacer con el país.

Adolfo Rodríguez Saá en Chapadmalal: "Hubo algunas cositas", le dijo a Infobae. Se refería a un sospechoso corte de luz
Adolfo Rodríguez Saá en Chapadmalal: "Hubo algunas cositas", le dijo a Infobae. Se refería a un sospechoso corte de luz

—¿Cuál fue el compromiso de los gobernadores peronistas con relación a integrar su gobierno?

—Cuando me proponen que yo me haga cargo, pregunto a los que estaban presentes. “¿Me van a acompañar?” Porque normalmente el presidente es elegido por el pueblo, pero en este caso yo iba a ser elegido por la Asamblea Legislativa en un momento dificilísimo, de crisis del país, donde prácticamente estábamos en una virtual anarquía. Y me dijeron que sí; entonces ahí le dije a Néstor (Kirchner): “¿Me vas a acompañar de jefe de Gabinete?”. Me dijo que sí. A Romero, al actual senador (Juan Carlos) Romero: “¿Me vas a acompañar como canciller?”. Sí. Bueno, y quedaba pendiente (el jujeño Eduardo) Fellner, que quería participar, pero en ese momento no estaba armando el gabinete, no podía improvisar tanto. Y se sorprendieron cuando yo renuncié a seguir siendo gobernador para ejercer la presidencia. Yo consideraba que era una misión patriótica, que, aunque fuera muy corta, era tan importante que debía dedicar toda mi diligencia y capacidad en el tema. Ellos criticaron que yo renunciara, sostenían que yo tenía que pedir licencia. Bueno, pero yo renuncié. Entonces Néstor Kirchner me avisó que él no iba a renunciar y Romero me dijo lo mismo (a la gobernación de Salta). A ambos les dije: “Bueno, no hay ningún problema, asuman y pedimos licencia, tramitamos la licencia”. Pero ellos me dijeron que no. Ese fue un momento difícil porque era un compromiso importante. Era el compromiso de los gobernadores de acompañar.

—¿Era por 60 días o usted interpretó que era para completar el mandato de De la Rúa?

—No, no, se discutió. Eso se discutió y se discutió mucho. Se discutieron dos cosas: eso y la convocatoria a elecciones con Ley de Lemas. Yo estaba de acuerdo en los 60 días para convocar a elecciones. Consideraba que había que convocar lo antes posible porque las medidas que había que tomar eran todas medidas difíciles, complicadas, que requerían de una gran legitimidad. Que 60 días eran suficientes para atender la emergencia, la urgencia, y que teníamos que elegir los argentinos un presidente que tuviese la legitimidad para realizar las transformaciones necesarias para corregir las fallas estructurales que tenía y tiene el país.

—Vamos al domingo 23 de diciembre en el Congreso. En el discurso de asunción, usted anunció la suspensión del pago de la deuda hasta que fuera investigada. ¿Qué significado tenía eso en concreto?

Yo denuncié que la deuda era el más grande negociado que se había realizado en Argentina. Sigo sosteniendo lo mismo. Con otros procedimientos y con otros criterios, Néstor Kirchner encaró luego una negociación que fue exitosa. Dicha negociación nos permitió bajar los montos de la deuda y hacer que la economía argentina fuera sostenible. Nuevamente, ahora vuelven a endeudar al país. Vuelven a comprometerlo con el Fondo Monetario Internacional; estamos ahora en diciembre del 2021, 20 años después, con los mismos y difíciles problemas que fijan la deuda externa y su conflictiva y discutida incorporación como una carga para los argentinos.

—Lunes 24 de diciembre de 2001, su primer día hábil como presidente. En la Casa Rosada, recibió entre otros visitantes a las Madres de Plaza de Mayo encabezadas por Hebe de Bonafini. Un hecho inédito. ¿Nos puede recordar cómo fue esa entrevista, cómo se gestó esa entrevista?

—Fue muy simple: cuando yo iba entrando a la Casa de Gobierno, el jefe de la Casa Militar me informa que vienen las Madres de Plaza de Mayo, y me pregunta qué hacer. Y yo le pregunté: “Señor jefe de la Casa Militar, ¿las Madres de Plaza de Mayo son ciudadanas argentinas?”. “Sí”, me contestó. “Bueno, todos los ciudadanos argentinos pueden entrar libremente la Casa de Gobierno. Déjelas pasar, y cuando lleguen, me lo anuncian que yo voy a tomar la decisión sobre qué hacer”. Y efectivamente llegaron, pasaron a la antesala de mi despacho; les hice preguntar qué necesitaban, dicen que querían hablar conmigo, y las hice pasar y tuvimos una reunión absolutamente respetuosa donde traían un petitorio que pedían por los derechos humanos, pero todo muy respetuoso.

Adolfo Rodríguez Saá en el momento que anunció su renuncia a la presidencia luego de siete días y una noche como primer mandatario de la Argentina, el 30 de diciembre de 2001 (Getty Images)
Adolfo Rodríguez Saá en el momento que anunció su renuncia a la presidencia luego de siete días y una noche como primer mandatario de la Argentina, el 30 de diciembre de 2001 (Getty Images)

—Toda esa semana mantuvo usted reuniones muy importantes, pero el miércoles 26 recibe en Olivos a un grupo de empresarios. ¿Es cierto que le pidieron que saliera de la convertibilidad, que devaluará y pesificara la economía? ¿Cuál fue su respuesta?

—Primero: sí es cierto, esa reunión existió. Me pidieron exactamente lo que dice la pregunta, me pidieron devaluar, me pidieron la pesificación asimétrica. Y yo les contesté que no, que esa no era la tarea mía, que era un presidente por un corto período de dos meses. Que eso lo tenía que decidir el presidente legítimo que eligiera el pueblo argentino en la próxima elección. Que mientras que yo fuera presidente se iba a mantener la convertibilidad.

—El viernes por la noche volvieron las manifestaciones en la Casa Rosada, en el Congreso. ¿Usted considera que fueron legítimas, que había razones, o que formaron parte de un intento de desestabilización de su gobierno?

—Coincidió que les dije que no a los empresarios y el viernes a la noche empiezan actos que no estaban proporcionados a la situación del país; esa toma del Congreso, donde les abrieron las puertas centrales del Palacio y entraron y rompieron unas cortinas, y quemaron unos muebles. Hay una declaración que hizo la diputada (Victoria) Donda cuando fue electa diputada nacional, creo que fue en el diario La Capital el 30 de noviembre, y ahí confiesa que ella participó, que le abrió la puerta Camaño.

—¿Eduardo Camaño?

—Eduardo Camaño, que era el presidente de la Cámara de Diputados, y que tenía por finalidad desestabilizar mi gobierno.

—El domingo 30 de diciembre es la reunión en la residencia presidencial de Chapadmalal. ¿A qué atribuye el faltazo de un grupo de gobernadores, entre ellos los de Córdoba y Santa Fe?

—Yo me había reunido con los gobernadores el día miércoles 26 en la Casa de Formosa en Buenos Aires para tener una reunión privada con ellos, donde les llevé un borrador de la convocatoria a elecciones. Porque se ponía en duda si íbamos a convocar o no a elecciones. Había sectores interesados en que no hubiese elecciones para tener un gobierno débil y poderlo manipular. Entonces les pedí a los gobernadores que me avalaran el texto de la convocatoria. Podía ser impugnado y no quería cometer ningún error que permitiera la impugnación. Quedamos en leer ese borrador y estudiarlo para la reunión de Chapadmalal, que nació como una reunión de gobernadores en Buenos Aires. Después me llama Néstor Kirchner y me dice: “Mira, yo no quiero ir a Olivos, ¿por qué no la haces en Chapadmalal?”. “Sí, con mucho gusto, la hacemos en Chapadmalal”. Cambiamos y fuimos a Chapadmalal. En Chapadmalal ocurrieron cositas.

Eduardo Camaño (presidente de la Cámara de Diputados) le coloca la banda a Eduardo Duhalde el 2 de enero de 2002. Rodríguez Saá dice que Camaño operó para desestabilizarlo
Eduardo Camaño (presidente de la Cámara de Diputados) le coloca la banda a Eduardo Duhalde el 2 de enero de 2002. Rodríguez Saá dice que Camaño operó para desestabilizarlo

-¿Cositas?

-Sí. Llegué, por ejemplo, y estaban todas las luces cortadas. En la casa no había nada, ni agua. Bueno, mandé a comprar agua mineral, mandé a comprar pan, mandé a comprar comida, en fin. Estaba con un grupo de colaboradores entre los cuales estaba (Daniel) Scioli. Volvió, se normalizó lo de la luz. A la mañana siguiente había una pequeña manifestación porque pedían que se abrieran los hoteles del complejo. Scioli se ofreció —era el secretario de Turismo y Deportes— y bajó a conversar. Se comprometió a que los hoteles se iban a abrir. Algunos gobernadores, seguramente hubo influencia de la reunión que se realizó en la casa de (Eduardo) Duhalde la noche después que yo le dijera que no a los empresarios, pusieron pretextos para no llegar. Y algunos gobernadores no llegaron a Chapadmalal. Uno de los pretextos era que justamente por qué iban a ir a Chapadmalal y no a Olivos. Bueno, una historia de enredos que, cuando sabemos el final, nos damos cuenta de qué se trata.

—¿Por qué convocó al encuentro?

—La reunión era para tratar tres temas importantísimos para la Argentina. Primero, mandar al Congreso una ley de coparticipación federal. Nosotros los gobernadores habíamos elaborado un borrador de ley de coparticipación federal. Entonces, a los gobernadores presentes les dije: “Muchachos, esta ley yo participé en su elaboración de aquel lado del mostrador, ahora estoy de este lado del mostrador. Entonces tenemos la oportunidad de sancionarla. Entonces les pido que me den el aval y me acompañen para cumplir con uno de los requisitos que no afectaban a la soberanía del Fondo Monetario Internacional para acompañar a la Argentina”. Me dijeron que no, que no era oportuno, que no se podía. El segundo tema era mostrarles las modificaciones que iba a hacer al presupuesto para lograr que fuera un presupuesto equilibrado sin déficit. ¿Sabes lo que era en el 2001 hacer un presupuesto sin déficit? Había tomado un lápiz rojo, el presupuesto yo lo sabía manejar muy bien en San Luis, el presupuesto nacional es un poquito más complicado, pero fuimos suprimiendo todas las partidas que considerábamos superfluas o innecesarias. Subsidios a instituciones exagerados, abultados. Gastos de protocolo y ceremonial exagerados. Gastos reservados exagerados. Bueno, fuimos tachando, corrigiendo, y armamos un presupuesto que, sin ajustar ninguna de las partidas que significaban derechos para los trabajadores o para los jubilados, suprimíamos privilegios para los poderosos que ante semejante crisis lo iban a aceptar sin ningún problema. Lo del presupuesto me escucharon los argumentos, no me dijeron ni sí ni no. Y el tercer punto era la convocatoria a elecciones. Y empezaron ahí a discutir la convocatoria a elecciones. Porque yo sostenía que debíamos sacar el proyecto de ley, enviarlo al Congreso el lunes y pedir el tratamiento inmediato. Todo esto porque el Fondo Monetario mandaba una misión a la Argentina en la segunda semana de enero, y nosotros sabíamos que para aflojar todo lo que nosotros necesitábamos el Fondo quería dos cosas: que bajáramos el déficit fiscal y que tuviésemos una relación nación-provincias clara y sencilla. Los dos temas se resolvían en esa reunión, más la convocatoria a elecciones con lo que la institucionalidad del país iba a quedar absolutamente normalizada en 60 días.

—¿Cuál fue la reacción de los gobernadores?

—Nos retacearon el apoyo, se fueron; otros no habían venido. Me quedé sin apoyo. Entonces resolví renunciar porque con la recepción a mi propuesta, las señales que había tenido en los incidentes de Plaza de Mayo del viernes y en ese pequeño incidente a la mañana en Chapadmalal y la ausencia de los gobernadores, era evidente que había una maniobra desestabilizante. Y resolví presentar la renuncia.

—Hay quienes señalan, como Duhalde, que usted tuvo un ataque de pánico en Chapadmalal.

Nunca en mi vida tuve un ataque de pánico. Y si algo me sobra es el coraje para enfrentar los problemas.

"Había sectores interesados en que no hubiese elecciones para tener un gobierno débil y poderlo manipular", dijo Rodríguez Saá frente a Infobae
"Había sectores interesados en que no hubiese elecciones para tener un gobierno débil y poderlo manipular", dijo Rodríguez Saá frente a Infobae

—Usted habló en su discurso final de “lobos y lobbies que andan sueltos”.

— Sí, porque fíjese usted que inmediatamente que yo suspendí el pago cambiaron (en los medios de comunicación) la suspensión, la palabra suspensión por la palabra no pago. Y quienes lo cambiaron fueron los grupos poderosos de la Argentina pagos por los que luego conocimos como “fondos buitres”. Entonces todo ese tipo de presiones concentradas en las cuatro manzanas alrededor de la Casa Rosada pesan en las decisiones de los funcionarios. Bueno, yo considere que no tenía apoyo, que probablemente el lunes iban a haber fuertes manifestaciones que iba a haber que reprimir, y yo no estaba dispuesto, bajo ningún concepto, a reprimir.

—¿Considera usted que hubo un golpe de Estado no convencional por parte de quienes querían salir de la convertibilidad?

—Sí, por supuesto lo hubo. Hubo un golpe de Estado no con el sentido anterior que eran las Fuerzas Armadas sino de esta forma moderna, en la que destituyen a un presidente. Formas modernas.

—¿A 20 años de aquella crisis considera que hoy estamos mejor, que estamos peor, que hemos aprendido algo, que no hemos aprendido nada?

—Creo que, lamentablemente, hemos mejorado poco. Porque estamos nuevamente endeudados. Quiere decir que toda aquella dura experiencia se la olvidaron. Estamos nuevamente endeudados. Nuevamente con problemas con el Fondo. Con más pobres que en aquella época o índices parecidos de pobreza. En un país rico. Y tenemos una inflación que carcome el bolsillo de los argentinos. Y de nuevo los jubilados están en la pobreza, y de nuevo la desocupación. Me parece que también existen los sentimientos de la anti política, el desprestigio de la clase política, el no cumplimiento de la palabra empeñada. Todas estas cosas son perjudiciales. Deberíamos estar mucho mejor y deberíamos haber aprendido la lección. Pero, siempre tenemos que tener esperanza de que se pueden hacer las cosas mejor.

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