Duro final para el Gobierno y desafío para Milei: la cifra de pobreza vuelve a mostrar la mayor deuda política

El tema parecía al margen de la agenda de la transición. Un informe de la UCA describe la nueva escalada de los niveles de pobreza. Unos días antes, Alberto Fernández había intentado descalificar las cifras oficiales. Pero la gravedad del cuadro supera el cálculo político

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Imagen de un comedor comunitario. La demanda de asistencia sigue en aumento
Imagen de un comedor comunitario. La demanda de asistencia sigue en aumento

Un contrapunto inesperado anotó de golpe en el temario de la transición la principal deuda política, expresada en las cifras dramáticas de pobres e indigentes. Alberto Fernández, que intenta desplegar un mensaje de despedida a contramano de la realidad en la mayoría de los rubros, buscó poner en duda las estadísticas difundidas por el INDEC y ratificadas por diferentes estudios. Sumó deterioro y rechazo incluso entre sus socios de gestión. Y más fuerte resultó el contraste frente al informe que acaba de distribuir la UCA: una nueva escalada en las cifras de pobreza. Postal de final del camino y desafío para Javier Milei.

El mensaje del presidente que dejará Olivos en unos pocos días tiene como implícito la prueba que se había impuesto, y no aprobó, Mauricio Macri al plantear que su gobierno fuera medido por la evolución de la pobreza. Quedó al menos como un buen criterio de evaluación. Macri dejó el cargo con números más graves que los de Cristina Fernández de Kirchner, que a su vez había empeorado el cuadro a pesar de las maniobras para disimular y estropear las estadísticas.

Seguramente, a la espera del traspaso del Gobierno y de lo que se supone será el primer mensaje de Milei -duro sobre la profundidad de la crisis y su proyección-, Alberto Fernández dejó unas declaraciones que, precisamente en este punto sensible, causaron desagrado hasta en el oficialismo que va camino a ser oposición. Pero sobre todo, generaron rechazo entre especialistas en la materia, que viene advirtiendo sobre dos puntos: el agravamiento en continuado del cuadro social y la afirmación del núcleo estructural de pobreza e indigencia.

“Si hubiera semejante cantidad de pobreza, la Argentina estaría estallada”, dijo Alberto Fernández y sostuvo que no puede conciliar cifras como esas con un crecimiento del trabajo registrado. Esto último es un dato discutido al menos en cuanto a la calidad del empleo. Menos dudas hay sobre un punto destacado y de esta etapa: trabajadores, incluso formales, quedan por debajo de la línea de pobreza por efecto del deterioro de los ingresos.

En cuanto a la Argentina “estallada”, incluso en medios políticos alineados con esta gestión, se señala que funciona en situación cada vez más exigida la red de contención que integran de hecho movimientos sociales oficialistas y otros de diferente signo, asociaciones barriales y la asistencia vinculada a la Iglesia Católica y a las iglesias Evangélicas.

Apenas unos días después de tales declaraciones, el trabajo del Observatorio de la Deuda Social de la UCA señaló que en el tercer trimestre de este año la pobreza escaló al 44,7%. Destacó, además de esa cifra y del panorama negativo para el año próximo, dos aspectos centrales de este proceso: es crónico y creciente, con mayor impacto en la franja de chicos y adolescentes. Eso se advierte en la sucesión de las últimas presidencias. Es la peor deuda y nadie podría colocarse al margen.

Alberto Fernández, en la previa a una de las últimas entrevistas. Descalificó las cifras oficiales
Alberto Fernández, en la previa a una de las últimas entrevistas. Descalificó las cifras oficiales

El informe viene a afirmar además la evaluación difundida en medios no oficiales, pero a partir de datos del INDEC. El último de los informes del organismo oficial corresponde al primer semestre de este año y marcó un 40,1% de pobreza. Ya en ese momento se advertía que era una foto que envejecía rápidamente, no por defecto del trabajo, sino por el agravamiento de la crisis y, sobre todo, por la velocidad con que “corre” la inflación.

Los datos sobre la Canasta Básica Total, tomada como línea de la pobreza -medida siempre por ingresos-, treparon por encima del Índice de Precios al Consumidor en el tercer trimestre del año, con picos del 17% y el 13% en agosto y septiembre. Es decir, en el mismo lapso medido por el observatorio de la UCA. Todo indica que el cuadro empeoró en noviembre, después de la cifra de octubre, bajo presión electoral. Diciembre no asoma mejor. Y algunos cálculos colocan la cifra que cierre el año alrededor de los 45 puntos porcentuales.

En esa perspectiva, quedaría expuesta la tendencia al alza, que quebró la caída registrada después del pico de la enorme cuarentena y hasta mediados del año pasado. También sumaría el nivel alarmante de aceleración. Este es un foco esencial, porque es notoria la rapidez con que impactan las crisis y la lentitud e incluso el nulo efecto positivo de los períodos de recuperación.

Las estadísticas indican que después del número de la pandemia/cuarentena, en los 42 puntos, se registró cierto alivio en los semestres siguientes: 40,5% y 37.3% en el 2021, y 36,2% en la primera mitad del 2022. Ese año, al final, encendió otra vez la luz de alarma: cerró con 39,2%. Y el primer semestre 2023, se ha dicho, registró 40,1%, con la indigencia rozando los 10 puntos.

Esta realidad está a la vista a pesar de la fuerte transferencia de ingresos que expresan los programas sociales, cuyo uso político tiñe las evaluaciones sobre el tema. El trabajo del observatorio de la UCA indica que sin planes sociales y la AUH, la estimación sobre pobreza pasaría del 44% al 49%. Más grave sería en el caso de la indigencia: la proyección es que escalaría del 9,6% al 20,8%.

Esos son los números para el tramo final de este Gobierno. Y constituyen a la vez la prueba más compleja para la gestión que viene. A mediados de la semana próxima, con Milei recién instalado como presidente, se conocerá el IPC de noviembre. Las estimaciones de consultoras privadas lo ubican otra vez por encima del 10%. Al igual que en la aceleración de los primeros días de diciembre, el rubro más afectado es el de alimentos y bebidas.

Son cifras que hacen a un proceso. Los gráficos exponen que los registros de pobreza se aceleran en períodos de crisis profundas y declinan más lentamente en momentos de rebote o crecimiento económico. Más grave resulta que los pisos van quedando en niveles cada vez más altos. De eso se trata la realidad, no de números acomodados según el discurso.