Cuidar la salud de los ovarios representa un desafío imprescindible para la prevención de múltiples enfermedades ginecológicas que afectan a mujeres en todo el Perú. Entre las patologías que más preocupan, el cáncer de ovario se ha convertido en un problema de salud pública, según informes del Ministerio de Salud (Minsa) y el Seguro Social de Salud (EsSalud).
De acuerdo con el Minsa, cada año se diagnostican más de 800 casos nuevos de esta enfermedad en el país y la mayoría de los diagnósticos se producen en etapas avanzadas. EsSalud destaca que el cáncer de ovario se encuentra entre las cinco neoplasias más frecuentes en la población femenina peruana, lo que evidencia la necesidad de una mayor conciencia sobre su detección temprana. Por eso, conocer los principales síntomas permite una intervención oportuna y puede salvar vidas.
Estos son los 5 principales síntomas del cáncer de ovario
El cáncer de ovario suele avanzar de manera silenciosa, ya que en las primeras etapas no produce molestias claras. Sin embargo, existen 5 síntomas que merecen especial atención:
- Distensión abdominal persistente: la inflamación o aumento del perímetro abdominal, que no desaparece con el tiempo, es uno de los signos más frecuentes. Según EsSalud, este síntoma se debe al crecimiento del tumor o a la acumulación de líquido en el abdomen.
- Dolor pélvico o abdominal: la presencia de dolor en la parte baja del abdomen o la pelvis, sin causa aparente y de carácter constante o recurrente, puede estar asociada a esta enfermedad.
- Alteraciones urinarias: la necesidad urgente y frecuente de orinar, o la dificultad para controlar el flujo urinario, suelen aparecer cuando el tumor ejerce presión sobre la vejiga.
- Cambios en el patrón intestinal: el estreñimiento o la diarrea sin explicación, que se mantiene en el tiempo, puede indicar una alteración originada por el cáncer.
- Pérdida de peso inexplicable o falta de apetito: la reducción del apetito, sensación de saciedad rápida y la pérdida de peso sin dieta ni ejercicio son señales de alarma.
El Minsa subraya que estos síntomas pueden confundirse con molestias digestivas o urinarias comunes, por lo que recomienda consultar a un especialista si se presentan de forma persistente durante más de dos semanas. EsSalud también advierte que la detección tardía dificulta el tratamiento y reduce la supervivencia.
Factores de riesgo del cáncer de ovario
El cáncer de ovario está vinculado a diferentes factores que aumentan la probabilidad de desarrollarlo. La edad avanzada representa uno de los principales riesgos, ya que la mayoría de los diagnósticos se realiza en mujeres mayores de 50 años. Entre los factores de riesgo, se destacan además los antecedentes familiares de cáncer de ovario, de mama o de colon, así como la mutación en los genes BRCA1 y BRCA2.
El historial reproductivo también influye: mujeres que nunca han estado embarazadas o que iniciaron la menstruación precozmente y alcanzaron la menopausia tardíamente presentan mayor riesgo. El uso prolongado de tratamientos hormonales, la obesidad y el consumo de tabaco figuran entre los factores modificables. Por último, la exposición a ciertos productos químicos y la endometriosis pueden incrementar la vulnerabilidad, aunque en muchos casos el cáncer aparece sin factores de riesgo evidentes.
Cómo prevenir el cáncer de ovario
La prevención del cáncer de ovario se basa principalmente en el reconocimiento de los síntomas, el control médico regular y la adopción de hábitos saludables. Se recomienda realizar exámenes ginecológicos periódicos, incluyendo ecografía transvaginal y análisis de marcadores tumorales para mujeres con antecedentes familiares. La consulta anual con el ginecólogo permite detectar anomalías de manera oportuna.
Una dieta equilibrada, el control del peso corporal y la práctica de actividad física contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades oncológicas. También se aconseja evitar el consumo de tabaco y limitar la exposición a terapias hormonales sin supervisión médica. Para quienes presentan antecedentes familiares o genéticos, se sugiere el acompañamiento especializado y la evaluación de estrategias de reducción de riesgo, como la cirugía preventiva en casos seleccionados. Hay que tener en cuenta que el diagnóstico temprano es clave para mejorar las posibilidades de tratamiento y supervivencia.