Cáncer y celebraciones de fin de año: claves para acompañar sin descuidar la salud

Con estrategias simples de prevención, adaptaciones en el entorno y el acompañamiento adecuado, es posible compartir estos momentos especiales sin poner en riesgo la salud ni perder el espíritu de celebración

(Freepik)

Las festividades de fin de año suelen reunir a familiares y amigos en torno a mesas abundantes y extensos encuentros. Para quienes transitan un tratamiento oncológico, estos escenarios requieren precauciones adicionales, ya que su sistema inmunitario puede estar más debilitado. El Dr. Yan Carlos Vargas, radio-oncólogo de Oncodrip, enfatiza que celebrar con responsabilidad se vuelve clave en este contexto.

Reforzar las medidas de prevención es uno de los pilares. El habitual lavado de manos debe transformarse en una práctica constante. A esto se suma la necesidad de asegurar buena ventilación de los ambientes, limitar la exposición a espacios cerrados, evitar aglomeraciones y restringir el contacto con personas que presenten síntomas respiratorios, incluso leves. Incorporar el uso de mascarillas en situaciones de riesgo o durante traslados y optar por reuniones breves ayuda a disminuir la posibilidad de exposición a agentes infecciosos.

El ritmo de las celebraciones también merece atención especial. Es recomendable planificar previamente las actividades para que no resulten extenuantes y permitir zonas de descanso dentro del hogar o espacio de reunión, asegurando que la persona pueda retirarse cuando sienta la necesidad de hacerlo, sin presiones sociales o familiares. Promover ambientes tranquilos y respetar los tiempos propios contribuye a evitar el agotamiento y mejora la experiencia.

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(Imagen Ilustrativa Infobae)

La alimentación debe recibir un abordaje cuidadoso. Aunque las mesas festivas lucen atractivas, conviene evitar los excesos alimentarios. No existe un único patrón de dieta para las personas con cáncer, dado que debe adaptarse al tipo de neoplasia, el momento del tratamiento y los posibles efectos secundarios, como pérdida del apetito, mucositis o náuseas. En términos generales, se recomienda escoger comidas ligeras y de valor nutricional adecuado, consumir porciones pequeñas a lo largo del día, asegurar una hidratación suficiente y suprimir el alcohol, que puede debilitar todavía más el sistema inmunológico. Además, es aconsejable evitar alimentos ultraprocesados y prestar especial atención a la inocuidad de los alimentos para reducir el riesgo de infecciones digestivas.

El manejo de los síntomas es otra prioridad. Dolores persistentes, fatiga, lesiones en las mucosas o náuseas requieren tratamiento bajo supervisión médica. La automedicación resulta peligrosa, ya que puede modificar la eficacia de los tratamientos y enmascarar señales de alerta. Las lesiones en la boca exigen una higiene oral ordenada y la exclusión de comidas irritantes, frías o demasiado calientes para evitar complicaciones adicionales.

Cumplir el tratamiento y respetar el descanso

Durante estas fechas, los cambios en los horarios familiares y sociales son habituales, aunque para la persona que vive con cáncer resulta fundamental sostener su rutina. No omitir ninguna dosis del tratamiento ni modificar las pautas sin consultar al equipo médico asegura la continuidad de los cuidados. Mantener un sueño reparador y controlar el entorno, prestando atención a factores como el ruido o la luz, minimiza el riesgo de insomnio y favorece la recuperación. La Asociación Española Contra el Cáncer subraya el rol esencial del descanso y la importancia de atender síntomas como el dolor, que también pueden perturbar el sueño.

Representación detallada de una célula cancerosa (en el centro, de color rojizo y púrpura) rodeada por células sanas. La imagen ilustra el proceso de invasión y proliferación característico del cáncer, destacando la agresividad y el crecimiento descontrolado de las células malignas. Este tipo de visualización es fundamental para la investigación biomédica y el desarrollo de nuevas terapias oncológicas. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las recomendaciones abarcan la continuidad de la actividad física, siempre adaptada a la situación clínica y bajo indicación médica. Ejercicios suaves, como caminar, posibilitan conservar masa muscular, promueven la energía y ayudan a reducir el impacto de ansiedad, fatiga o estreñimiento. Si el estado general lo permite, alternar el ejercicio con pausas y actividades relajantes contribuye al bienestar integral.

El apoyo de la familia se vuelve un factor determinante para la persona en tratamiento. Adaptar los ambientes del hogar, ofrecer colaboración en tareas de la vida diaria y, principalmente, respetar los límites y necesidades del paciente, constituyen un acompañamiento de calidad. El Dr. Vargas sugirió: “Si desea apoyar a un familiar con cáncer, propicie ayuda en la organización de las comidas, adapte recetas y reduzca la duración de los encuentros para que pueda disfrutar sin forzar su energía”.

Cuidar la salud durante las fiestas no implica renunciar a la celebración, sino encontrar formas seguras y empáticas de compartir. Con simples adecuaciones y el acompañamiento de los seres queridos, es posible cerrar el año con serenidad y afecto, priorizando siempre el bienestar y la protección de quienes más lo necesitan.

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