El área situada frente a la costa de Lima presenta una acumulación de energía sísmica que, al liberarse, podría provocar un terremoto de magnitud 8.8, según advirtió el jefe del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera. De acuerdo con lo informado por América Televisión, la posibilidad de un evento de esta magnitud mantiene en alerta a las autoridades y a la población, especialmente por las condiciones de vulnerabilidad que existen en la capital peruana.
Tavera explicó la existencia de “zonas de acoplamiento” en la región costera, donde la energía se acumula a lo largo del tiempo debido al movimiento de las placas tectónicas. Según el jefe del IGP, en estos sectores “las probabilidades que ocurra un sismo es alta, lo que no sabemos es en qué fecha”. Esta incertidumbre sobre el momento exacto en que podría liberarse la energía acumulada genera preocupación, ya que la última vez que Lima experimentó un sismo de gran magnitud fue hace más de 270 años.
El reciente sismo registrado el domingo 15 de junio, con una magnitud de 6.1, sirvió como recordatorio de la actividad sísmica en la región. Este evento produjo tres réplicas, aunque solo una de ellas fue percibida por la población. Uno de los aspectos que más preocupa a las autoridades es la gran cantidad de viviendas autoconstruidas en la capital peruana. Estas edificaciones presentan un alto riesgo de colapso en caso de que ocurra un terremoto de magnitud 8.8. La falta de planificación y de normas técnicas en la construcción de muchas de estas viviendas incrementa la vulnerabilidad de miles de familias ante un posible desastre.
El Instituto Geofísico del Perú mantiene un monitoreo constante de la actividad sísmica en el país y realiza llamados a la población y a las autoridades para que refuercen las medidas de prevención. Según informó América Televisión, la acumulación de energía en las zonas de acoplamiento no permite predecir la fecha exacta de un gran sismo, pero sí confirma la necesidad de estar preparados ante un evento que, según los especialistas, es inevitable en algún momento.
La advertencia de Hernando Tavera se suma a los esfuerzos de concientización sobre la importancia de la construcción segura y la elaboración de planes de emergencia. “Hay zonas de acoplamiento y en ellas las probabilidades que ocurra un sismo es alta”, reiteró el jefe del IGP. La experiencia reciente del sismo de 6.1 y la historia sísmica del país refuerzan la urgencia de tomar medidas para reducir el riesgo y proteger a la población ante la posibilidad de un terremoto de gran magnitud.
Recomendaciones ante un temblor
Ante un sismo, la reacción inmediata marca la diferencia en la seguridad personal y familiar. Lo primero es mantener la calma y evitar el pánico, ya que actuar precipitada o impulsivamente aumenta el riesgo de accidentes. Si el sismo ocurre dentro de una vivienda, oficina o edificio, es importante buscar una zona segura ya identificada, como debajo de una mesa resistente, junto a columnas o paredes estructurales, y protegerse la cabeza y el cuello con los brazos. Alejarse de ventanas, espejos, muebles altos y objetos que puedan caer resulta fundamental. No se recomienda utilizar ascensores ni tratar de escapar durante el movimiento, ya que las escaleras y salidas pueden ser peligrosas.
Si el sismo sorprende en la calle, conviene alejarse de postes eléctricos, construcciones, muros, árboles y buscar espacios abiertos. Si se está conduciendo, lo adecuado es detener el vehículo en un lugar seguro, sin bloquear vías ni estacionar cerca de estructuras que puedan derrumbarse.
Una vez que el temblor ha pasado, hay que cortar la electricidad y el gas para evitar incendios o fugas. Se recomienda revisar la vivienda antes de volver a ingresar y estar atentos a las réplicas. Escuchar información oficial por radio o aplicaciones de emergencia ayuda a tomar decisiones. Contar con una mochila de emergencia y coordinar un plan familiar de evacuación proporciona mayor protección y facilita la respuesta organizada frente a desastres.