Entre junio y septiembre de 2024, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), trabajaron de manera conjunta con la Comisión de Constitución del Congreso para dar forma a una iniciativa que apunta a cambiar por completo el proceso de verificación de firmas de afiliación política en el Perú.
La razón: el actual sistema de validación, basado en la revisión manual de planillones, ha revelado grietas profundas. Según cifras oficiales, Reniec identificó 238,335 firmas no válidas en el Registro Único de Personas Naturales (RUIPN), correspondientes a solicitudes de inscripción de organizaciones políticas. Esta cifra representa el 10.4 % del total de firmas presentadas -2,293,220 en total-, y fue reportada al JNE mediante informes técnicos.
Las observaciones al proceso de inscripción no son nuevas, pero la magnitud de los hallazgos motivó que Reniec plantee una alternativa tecnológica: el uso del reconocimiento facial para validar la identidad de los ciudadanos en tiempo real. La propuesta, contenida en el proyecto de Ley 8189, ya fue aprobada en primera votación por el Pleno del Congreso y se espera que se incluya en agenda para su segunda y definitiva aprobación.
Biometría facial como filtro de autenticidad
La propuesta se sostiene en una nueva herramienta denominada ID Perú, una plataforma digital que utiliza biometría facial para autenticar la identidad de los ciudadanos mediante el escaneo de su rostro. Este sistema funcionaría en conjunto con el DNI electrónico y permitiría que el proceso de afiliación a partidos políticos se realice de manera remota, segura y verificable.
ID Perú apunta a dejar atrás el modelo basado en la recolección física de firmas, donde las posibilidades de suplantación de identidad o falsificación son altas. Con esta herramienta, se busca que el rostro del ciudadano se convierta en su propia firma digital, reduciendo así los márgenes de error y el tiempo de revisión.
En ese sentido, Reniec plantea que esta modernización no solo responde a la necesidad de transparencia, sino también al objetivo de consolidar tecnologías ya disponibles en el país para fortalecer los procedimientos de participación democrática. La propuesta incluye, además, el uso de la plataforma en todo el ciclo de inscripción partidaria, desde la afiliación inicial hasta la validación del padrón de militantes.
“El proceso manual tiene limitaciones técnicas y operativas. La biometría facial ofrece una solución inmediata para evitar que terceros firmen por otros”, señalaron fuentes técnicas del organismo, sin emitir mayores comentarios.
Modernización electoral
Hasta la fecha, Reniec ha remitido al JNE un total de 130 informes técnicos donde se reportan indicios de irregularidades en los procesos de inscripción de partidos políticos, centradas principalmente en la validez de las firmas recolectadas. Estas observaciones forman parte de un protocolo ya establecido, donde el JNE tiene la competencia de evaluar cada caso y derivarlo a la instancia correspondiente, si se detectan elementos que podrían configurar una infracción o delito.
Con la implementación de ID Perú, el sistema electoral peruano se encaminaría hacia un modelo digital de verificación de identidad, sumándose a otras iniciativas que buscan optimizar los servicios públicos mediante tecnologías biométricas. Esta medida no solo tendría impacto en los procesos de afiliación partidaria, sino también en otros procedimientos vinculados al ejercicio de derechos ciudadanos.
Aunque el proyecto de ley 8189 aún debe pasar por una segunda votación en el Pleno del Congreso, su aprobación en primera instancia ha sido vista como un paso relevante en la discusión sobre cómo garantizar procesos electorales más seguros, especialmente en un contexto donde la legitimidad de las inscripciones partidarias viene siendo cuestionada.
La validación biométrica no es nueva en el país. Desde hace algunos años, el DNI electrónico incluye funciones de verificación digital que permiten al usuario autenticarse en plataformas del Estado. Sin embargo, su uso en el terreno político-electoral marca una nueva etapa en la adopción de estas herramientas.
Así como una huella dactilar es única, el reconocimiento facial aplicado al padrón partidario podría convertirse en un nuevo estándar de autenticidad.