Un enigmáticos hallazgo arqueológico tuvo lugar en el extenso valle de Virú, ubicado en la región norteña de La Libertad, gracias a una investigación que comenzó en octubre del 2023 en una zona acaparada por campos de cultivo de arándanos, paltas, espárragos, alcachofa, entre otros productos agrícolas.
Fue gracias a la utilización de un dron que lograron descubrir una extraña figura de varios metros de largo en el suelo del lugar. Según Feren Castillo Luján, director del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI), el gadget tuvo que ser volado a baja altura para peinar todo el perímetro.
“Teníamos dudas que sea un geoglifo, pero, al compararlo con el geoglifo de Chupacigarro, en el Complejo Arqueológico de Caral, región Lima, ambos tienen la misma técnica de construcción para formar una figura”, argumentó el investigador de la Université de Rennes, en Francia, a la Agencia Andina.
¿Qué se halló en el valle de Virú?
Tras revisar a detenimiento las imágenes captadas por el drone, el grupo de investigadores se percató que en un área cerca de una quebrada se había registrado un geoglifo, pero no como los elaborados en Nazca, Ica, —en donde sacaron la tierra para formar la silueta— sino que se utilizó una técnica completamente distinta.
Castillo Luján graficó que el geoglifo mide 40 x 30 metros y su verdadera magnitud se aprecia desde el aire; además, tiene la forma de un ave falcónida y está orientado hacia la montaña. Cabe destacar que muy cerca del área, que estuvo a cargo de la tesista de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), Zenaida Villa, se descubrió el entierro de un adulto sin ninguna ofrenda.
Se presume que el dibujo ancestral podría haber sido realizado por la cultura Mochica debido a la gran cantidad de restos de cerámica que se encontraron en los espacios donde se ha dibujado este geoglifo.
El también profesor de la UNT resaltó otro detalle importante: en varios sectores de este sitio se han hallado muchos pozos de captación de agua, por lo que no se descarta que estén asociados.
“No se descarta que los mochica hayan usado una quebrada en el valle de Virú para hacer geoglifos asociados a pozos de captación de agua, posiblemente en época de escasez o de abundancia de lluvia”, explicó.
Del mismo modo, el investigador expresó que, aunque los geoglifos generalmente se asocian a épocas muy tempranas, la gran cantidad de cerámica mochica encontrada le hace cuestionar su antigüedad. Además, no se descarta la posibilidad de que aún existan muchos otros geoglifos por descubrir.
“Creemos que los geoglifos podrían tener entre 1000 y 1500 años de antigüedad y, al parecer, todo indicaría que en la misma época en que los Nazca hacían las líneas, los mochica estaban haciendo petroglifos y geoglifos. Habría que rediscutir la idea de que todo esto es mucho más temprano de lo que se cree”, subrayó.
“Cuando uno revisa los antecedentes te das cuenta que estamos encontrando cosas que antes mis colegas no lo notaron. Quizás no tengamos una huaca de la Luna o un Chan Chan, pero hay mucho potencial en el valle de Virú y nos da pena que la gente al notar la ausencia del Ministerio de Cultura ha ido destruyendo los sitios. Por eso, parte de nuestra responsabilidad es sensibilizar a la población, hacerle entender que hay que proteger el patrimonio. Es difícil, pero poco a poco van entendiendo”, aseveró.
Potencial del valle de Virú
Feren Castillo destacó que el Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI) celebra este 2024 un año de intenso y valioso trabajo en investigación arqueológica, al cual también se han sumado estudiantes de la Universidad Nacional de Trujillo en diversas modalidades: voluntarios, practicantes y tesistas.
En esa línea, señaló que el año pasado, gracias a la participación de los voluntarios, llegaron a tener 50 personas trabajando en el campo, lo que calificó como una completa “locura” para un proyecto universitario privado con un presupuesto muy limitado.
“Cuando uno revisa los antecedentes te das cuenta que estamos encontrando cosas que antes mis colegas no lo notaron. Quizás no tengamos una huaca de la Luna o un Chan Chan, pero hay mucho potencial en el valle de Virú y nos da pena que la gente al notar la ausencia del Ministerio de Cultura ha ido destruyendo los sitios. Por eso, parte de nuestra responsabilidad es sensibilizar a la población, hacerle entender que hay que proteger el patrimonio. Es difícil, pero poco a poco van entendiendo”, afirmó.
Feren Castillo indicó que este año estudiarán los petroglifos del sitio arqueológico Queneto, conocidos gracias al trabajo realizado por Rafael Larco en 1934, ya que muy cerca de esa área hay un petroglifo con un personaje que sostiene una porra similar a los guerreros mochicas.
Como parte de las celebraciones por el primer aniversario de PAVI, se llevará a cabo un conversatorio sobre el documental Perú, sacrificios en el reino chimú. La cita es este sábado 18 de mayo a las 19:00 horas en las instalaciones del centro cultural Cine Chimú, ubicado en la avenida González Prada, a espaldas de la Zona Franca, en Trujillo.
La Líneas de Nazca
Las Líneas de Nazca, ubicadas en la costa sur de Perú, son una serie de antiguas geoglifos que datan aproximadamente entre el 500 a.C. y el 500 d.C. Desarrolladas por la cultura Nazca, estas enigmáticas figuras comprenden desde simples líneas y formas geométricas hasta complejas representaciones de animales, plantas y figuras antropomorfas. A pesar de diversas teorías, su propósito sigue siendo objeto de estudio y debate. Algunos investigadores sugieren que las líneas tenían una función ritual relacionada con la astronomía y la agricultura, mientras que otros creen que formaban parte de caminos ceremoniales. Las Líneas de Nazca son Patrimonio de la Humanidad desde 1994.