Enseñó a amigos de grados superiores, fue pionero en convertir el examen de admisión en ‘fiesta’ y creó un sistema de tutoría: la historia de Pamer

En las aulas de esta academia preuniversitaria, muchos jóvenes encuentran su vocación y se preparan para rendir una prueba que, de aprobarla, cambiaría el rumbo de sus vidas.

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Jorge Martín Paz Rojas, gerente y uno de los fundadores de Pamer. (Composición Infobae: Academias Pamer/Andina)
Jorge Martín Paz Rojas, gerente y uno de los fundadores de Pamer. (Composición Infobae: Academias Pamer/Andina)

El Perú es cuna de emprendedores, pues dondequiera que vayamos nos toparemos con empresas que han forjado su camino en un mundo cada vez más competitivo. Los hombres y mujeres que triunfan ahora en el mundo de los negocios, no pisaron firmemente la base de sus cunas cuando eran bebés y daban sus primeros pasos ante la atenta mirada de sus padres que vislumbraban un futuro prometedor para ellos.

No se equivocaron, pues el tiempo ha permitido que estas personas pisen con más firmeza y dejen una huella que quizás no se borre en el espectro empresarial. La estabilidad que lograron no siempre estuvo presente en sus vidas, ya que en algunos momentos ―siguiendo con la metáfora― volvieron a pisar como aquellos bebés que estuvieron protegidos por barreras laterales.

Estas barreras que antaño los protegían de caídas se convirtieron en obstáculos que lograron superar con creces. Nada ha sido fácil para los empresarios; sin embargo, con constancia, disciplina y pasión por lo que hacen, han logrado acariciar el éxito e incluso abrazarlo como aquel bebé que no soltaba una parte de la estructura de su ‘corralito’.

Así como el Perú es cuna de emprendedores, en Lima existe una academia preuniversitaria que podría ser considerada como cuna de cachimbos. Esta no es una opinión arbitraria, pues en sus más de 35 años de experiencia han logrado que estudiantes ingresen a importantes universidades del país, incluso en primeros puestos.
Centros preuniversitarios en Lima. (Composición Infobae)
Centros preuniversitarios en Lima. (Composición Infobae)

Pero, ¿cómo se llama esta empresa, en cuyas sedes distribuidas en varios puntos estratégicos de la ciudad se encuentran miles de estudiantes con un sueño definido: ser profesionales y aportar a la sociedad? Se trata de Pamer, una empresa consolidada en el rubro de la educación y que se ha fortalecido con el transcurrir del tiempo.

Un vistazo a la historia de Pamer

La mayoría de los jóvenes que concluyeron la secundaria han estudiado en una academia preuniversitaria con el objetivo de obtener una vacante en una universidad del Perú. Afectados por una educación deficiente, se refugiaron en estos centros educativos donde el alto nivel educativo se ponía de manifiesto desde el primer día de clases. Las bajas calificaciones de los adolescentes en las primeras semanas evidenciaban que habían tenido una secundaria deficiente; sin embargo, con el pasar de las semanas, mejoraron su puntaje.

Muchas de las personas que pasaron por las aulas preuniversitarias, ahora son profesionales que pueden dar fe de que la disciplina, la constancia y, sobre todo, la perseverancia, han sido determinantes para ingresar a la universidad que tanto anhelaban. Otros que no pudieron ingresar a la casa de estudios de sus sueños, optaron por elegir otra institución educativa para formarse.

Tanto los que alcanzaron una vacante luego de prepararse como los que optaron por otra universidad tras no poder ingresar, conocen la academia Pamer, pero desconocen la historia de esta empresa y de sus fundadores. Así como los preuniversitarios sintieron temor en algunos momentos de su preparación, los fundadores de esta organización experimentaron lo mismo en los momentos previos a tomar una decisión relacionada con la publicidad.

Sede de Santa Beatriz de Academias Pamer. (Difusión)
Sede de Santa Beatriz de Academias Pamer. (Difusión)
“En ese entonces, la publicidad era cara; nosotros teníamos nuestros ahorros y los primeros avisos que sacamos fueron con este dinero, ya después de sacar el tercer aviso nos empezaron a llamar por teléfono, se empezaron a matricular y con esa plata sacábamos los otros avisos, pero era un riesgo el que corríamos porque era la plata que me ingresaba de algunos alumnos y yo lo invertía todo en el siguiente aviso sabiendo que después se iba a necesitar esa plata para pagar a los profesores y lo hacia porque tenía la esperanza de que vinieran más alumnos. Lo hacíamos con mucho temor, pero hay que vencer los miedos”, dijo Jorge Martín Paz Rojas, gerente y uno de los fundadores de Pamer, a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

Esta declaración, que apareció en una revista de la PUCP, quizá sea desconocida para miles de estudiantes que pasaron por sus aulas, conocieron su metodología de enseñanza, el sistema de tutoría y que, incluso, fueron partícipes de una ‘fiesta’ en los alrededores de la universidad a la que postularon. Así como Paz Rojas venció los miedos, las personas que pasaron por sus sedes hicieron lo propio. El resultado: se convirtieron en cachimbo.

Pero antes de continuar con lo que pasó después de arriesgarse a poner avisos publicitarios en un medio de comunicación importante del país, es pertinente dar a conocer los inicios de la empresa Pamer y cómo se gestó la idea que abrazaron Jorge Martín y Jorge Enrique Paz Rojas, gemelos que encontraron su verdadera vocación mientras estudiaban ingeniería en la PUCP.

En el libro “El camino hacia el progreso: Microsoluciones a la pobreza”, de Guillermo Quintana, se da cuenta de algunos pasajes de la historia de Pamer que son dignos de contar. “(...) Crearon un grupo de estudio, alquilando al dueño de una academia un aula para empezar a formar a veinte chicos por las tardes. Se trataba de un estudio de educación preuniversitaria especializado en preparar a jóvenes postulantes a la Pontificia Universidad Católica del Perú, creando un sistema propio de preparación; tomando lo mejor de otras academias preuniversitarias y plasmando sus propias experiencias”, se lee en el libro.

Jorge Martín Paz Rojas, gerente y uno de los fundadores de Pamer. (Andina)
Jorge Martín Paz Rojas, gerente y uno de los fundadores de Pamer. (Andina)

Cuando comenzó el grupo de estudios en 1987, no contrataron profesores; ellos mismos enseñaban a su todavía reducido grupo de alumnos. Ellos estudiaban en la PUCP, por lo que sabían cómo era el examen de admisión y dominaban los temas que se presentaban en él. Por si fuera poco, uno de ellos ya tenía ese don de enseñar desde la secundaria. Se trata de Jorge Martín, quien en la secundaria enseñaba a sus amigos de grados superiores un curso complicado para muchos. Al principio no cobraba.

“Básicamente, porque a mi hermano y a mí nos gustaba enseñar. Desde cuarto y quinto de secundaria, tenía amigos que me decían: ‘¿Puedes enseñarme?’. Recuerdo que una vez un amigo que estaba más adelantado que yo me pidió que lo ayudara con Geometría, yo estaba en tercero y no se veían esos temas. Entonces, empecé a leer su libro, y conforme leía entendía el tema, y eso era lo que le enseñaba. Como era mi amigo, no le cobraba nada, pero eso nos llevó a que algunas personas nos propongan: ‘Enséñame y te pago’”, reza la página de la revista de la PUCP.

Mientras estudiaba ingeniería, Jorge Martín dictaba clases en distintos grupos de estudio, situación que hizo que descuidara su carrera. Pese a ello, continuó con esta ardua labor y en el camino se dio cuenta de que la ingeniería no colmaba sus expectativas. Es por eso que se cambió a la carrera de Administración, un campo del conocimiento afín al negocio que tenía en mente: una academia preuniversitaria que superaría a TRENER, una destacada institución educativa del siglo pasado que preparaba a jóvenes para postular a la universidad.

Para lograrlo, tuvieron que dar sus primeros pasos en el sector de la educación, a pesar de que contaban con pocos recursos económicos: uno de ellos fue la creación del grupo de estudios. Su inicio fue auspicioso, pues sus alumnos lograron ingresar a la PUCP. Tres años después, su pequeña empresa se transformó en una academia, una institución que en sus inicios preparaba a estudiantes que postulaban a distintas universidades del país. Esta modalidad se mantuvo por unos años hasta que tomaron una decisión trascendental: especializarse en una casa de estudios.

La empresa Pamer se especializó en línea Católica antes de la llegada del nuevo milenio. (PUCP)
La empresa Pamer se especializó en línea Católica antes de la llegada del nuevo milenio. (PUCP)

“Cancelamos todo y segmentamos, y nos fue muy bien porque eso nos permitió especializarnos, y al especializarte creas una ventaja competitiva que te hace más fuerte que tu competencia, y tarde o temprano tu competencia tiene que caer, a menos que haya alguien que también se especialice”, señaló el empresario.

Luego de especializarse en la preparación para la Pontificia Universidad Católica del Perú, otras academias siguieron su misma línea. Su competencia, que utilizaba conceptos de publicidad a su favor e invertía dinero en pautas publicitarias, le sacó ventaja a Pamer. Sin embargo, los fundadores idearon una estrategia para volver a tener acogida por parte de los jóvenes.

“(...) Conseguir alumnos con buen nivel intelectual y darles becas, eso nos ayudó a incrementar nuestro número de ingresante y, al ver que había varios cachimbos, se pasaban la voz. Lo que nos faltaba era gente que aprovechara un sistema que sí servía y para eso se necesitaba gente que tuviera cierto nivel intelectual, que lo aproveche. Y eso, efectivamente, dio resultado: empezó a ingresar un buen número de personas y eran personas inteligentes que decían: ‘Oye, prepárate ahí’, porque sabían que debido a la preparación que se les había dado habían ingresado”, señaló el profesional.

Las innovaciones de Pamer

Si una organización quiere destacarse dentro de un grupo de empresas del mismo rubro, debe plantear un valor agregado al producto o servicio que ofrece. Pamer fue consciente de ello, por eso implementaron la práctica de publicar la cantidad de ingresantes que tuvieron en un examen de admisión. La empresa los anunciaba en carteles y folletos.

Esta práctica fue copiada por otras academias. En la actualidad es común ver en las redes sociales piezas gráficas de distintas academias en las que se pueden ver las fotos de los ingresantes y la cantidad de alumnos que lograron una vacante. En las calles, trabajadores reparten volantes de las academias con el fin de que el público se entere de que tuvieron 333 cachimbos, por dar una cifra.

Sede de San Miguel de Academias Pamer. (pamer.edu.pe)
Sede de San Miguel de Academias Pamer. (pamer.edu.pe)

Otro acontecimiento asociado a los exámenes de admisión son los cánticos que se realizan al ritmo de una batucada. Esto se lleva a cabo en los alrededores de la universidad que recibe a los postulantes. Los adolescentes y jóvenes liberan tensiones cantando en plena calle y rodeados de personas con quienes compiten. Pero esta competencia se desvanece cuando se abrazan al ritmo de la canción y vociferan las letras motivadoras creadas por Pamer.

Esta organización no solo creó la letra de sus canciones, sino que también fue la pionera en organizar una ‘fiesta’ antes y después del examen de admisión. Sobre este tema en cuestión, su fundador dijo lo siguiente: “El dia del examen de admisión normalmente asistían los postulantes a hacer su cola y daban su examen, pero nosotros acompañábamos a nuestros alumnos y les hacíamos barra, hacíamos toda una fiesta, algo que nunca nadie había hecho y la competencia no tardó en copiar lo que nosotros hacíamos. eso sigue hasta hoy día, tan es así que antes tenía mucho sentido, porque los acompañábamos a dar su examen y también a recibir los resultados, y después que recibían sus resultados celebrábamos con ellos ahí porque antes los resultados se publicaban en la misma universidad”.

Hubo un momento en el que la Pontificia Universidad Católica del Perú dejó de publicar los resultados en su campus. Sin embargo, esto no desmotivó a los empresarios, quienes continuaron realizando actividades llenas de algarabía en el frontis de la casa de estudios. Es importante mencionar que no solo Pamer llevaba a cabo estas actividades frente a la PUCP; otras instituciones como la Universidad Nacional de San Marcos (UNMSM) y la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) fueron testigos de la batucada y los cánticos de los trabajadores y alumnos de esta organización.

La típica 'fiesta' que organiza Pamer desde hace decadas. (Facebook Pamer Academias)
La típica 'fiesta' que organiza Pamer desde hace decadas. (Facebook Pamer Academias)

Otra de las virtudes de esta academia es el sistema de tutoría, el cual complementa la formación de los estudiantes. La labor de los tutores no se limitaba únicamente a revisar las tareas o enviar informes a los padres de familia; también implicaba brindar apoyo emocional a los alumnos y motivarlos diariamente mediante charlas en las que se mostraba su compromiso con la formación de los adolescentes.

Los cánticos y las barras dentro de las aulas, dirigidas por el tutor, así como las pizarras creativas llenas de mensajes útiles y positivos, y los exámenes orales que realizaban los profesores bajo la atenta mirada del tutor, entre otras dinámicas, fueron algunas de las características que diferenciaron a esta institución de otras academias.

Respecto al sistema de tutoría, es importantes señalar lo que escribió Guillermo Quintana en su libro “El camino hacia el progreso: Microsoluciones a la pobreza”: “Se ha mantenido un sistema tutorial de seguimiento personalizado que ha probado, con miles de historias de éxito, el cumplimiento de un objetivo; ayudar a nuestros alumnos a alcanzar sus metas”.

La típica 'fiesta' que organiza Pamer desde hace decadas. (Facebook Pamer Academias)
La típica 'fiesta' que organiza Pamer desde hace decadas. (Facebook Pamer Academias)

Pamer no solo es reconocida como un centro preuniversitario. Desde el 2001, esta empresa ha ampliado su oferta educativa a colegios, los cuales se encuentran tanto en Lima como en regiones del país. En 2008, incursionaron en el modelo de franquicia, lo que les permitió a otros empresarios utilizar su marca para crear academias con su mismo modelo educativo, cultura organizacional y otros aspectos exigidos por los fundadores.

Así como las personas guardan gratos recuerdos del colegio, lo mismo sucede con las academias preuniversitarias, lugares donde miles de estudiantes descubrieron su verdadera vocación y se prepararon para enfrentar un examen que, de aprobarlo, cambiaría el rumbo de sus vidas. ¿Quién no recuerda a aquel profesor de la academia, las clases llenas de dinamismo, los compañeros que destacaban y aquellos que luchaban con las matemáticas? Aunque muchos no se han vuelto a encontrar luego de un ciclo anual, semestral o de repaso, el recuerdo de aquellas mañanas o tardes donde se esforzaban por asimilar la gran cantidad de conceptos persiste en sus mentes como un susurro melódico que evoca tiempos pasados.

¿Cuánto cuesta una franquicia de Pamer?

En vista al éxito que tuvo Pamer, empresarios de distintas partes del Perú se interesaron en usar la marca de Jorge Martín y Jorge Enrique Paz Rojas. Para lograrlo, tenían que pagar una cierta cantidad de dinero y respetar el modelo educativo, cultura organizacional y otros aspectos exigidos por los fundadores.

Sobre el monto que un hombre y mujer de negocios debe pagar, es preciso citar a Guillermo Quintana, quien en su libro “El camino hacia el progreso: Microsoluciones a la pobreza” señaló a cuánto asciende el precio. “El costo por uso de la marca Pamer fue establecido en 30.000 dólares”, señaló el investigador. Cabe señalar que esta cantidad fue dada a conocer en el 2014, año en el que se publicó el libro.

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